Transantiago no está descontaminando

Estudio de la U. de Chile destapa la realidad y recomienda instalación de filtros en todas las máquinas. No basta con la tecnología Euro III. Una investigación encargada por el Sectra al Departamento de Ingeniería Mecánica de la U. arrojó que sólo 120 buses de los cerca de cinco mil que integran el sistema -incluidos los nuevos- están de verdad contribuyendo a bajar el esmog. La Nación 20 de julio de 2007.

By Comunicaciones Terram

Transantiago no está descontaminando

Antonio Valencia

El resto no. ¿La razón? No poseen los filtros que reducen en 90% las tóxicas emisiones. Sumando la utilización de tecnología Euro III y la estabilización de una flota menos numerosa, con adecuada frecuencia y prolija mantención, el nuevo plan de transportes pretendía bajar en un 75% la emisión de material particulado y en un 40% el peligroso óxido de nitrógeno (Nox).

Pero nada de eso ha ocurrido y tras cinco meses de implementación del plan es posible afirmar -con base técnica- que Transantiago no está descontaminando como debiera. Así, de hecho, lo concluyeron en el Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile.

“Hoy, sólo 120 buses de toda la flota de Transantiago están descontaminando, pues son los que cuentan con los filtros que reducen en un 90% las emisiones. El resto no tiene esos filtros y por eso recomendamos que el Gobierno genere incentivos para que las empresas los instalen”, afirma Mauricio Osses, académico que dirigió el estudio -llamado “Actualización de factores de emisión para vehículos livianos y medianos”-, encargado por la Secretaría Interministerial de Planificación de Transporte (Sectra), que depende del Ministerio de Planificación, y que servirá de base para el nuevo inventario de emisiones de gases y material particulado.

En otras palabras, casi la totalidad de los buses nuevos y antiguos, articulados o de un cuerpo, con o sin estándar Transantiago, no están cumpliendo uno de los objetivos primarios del plan, esto es, reducir el esmog que ya provocó una nueva preemergencia ambiental, pues sólo una porción marginal de máquinas -todas pertenecientes a la empresa de troncales SuBus, más un mínimo plan piloto en ex micros amarillas- posee el filtro de particulado con catalítico de oxidación necesario para desintoxicar la ciudad.

Osses, en todo caso, descarta que los operadores estén incumpliendo alguna norma o les sea exigible instalar la mejor tecnología, sencillamente porque las bases de licitación sólo establecieron el estándar Euro III para todas las nuevas máquinas, pero no el bendito filtro, pues se teorizaba con que, combinando tecnología y variables operacionales de la flota, el filtro adicional no se hacía necesario. Hoy, una micro amarilla con Euro III y un articulado con Euro III contaminan lo mismo. Es más, por tener un mayor tamaño, el articulado puede lanzar más tóxicos al aire.

Incentivos

“Si el número de buses era menor al anterior, si se optimizaba la frecuencia y si se establecía la norma de Euro III, era posible reducir en 75% el material particulado y en un 40% el Nox. Pero ahora se aumentó, pues hay buses clones y la frecuencia no está controlada. Estas metas se pueden lograr cuando se estabilice el sistema, pero es recomendable que se instalen los filtros. El gran tema acá son los filtros. Si éstos son instalados, no dependeremos de las variables operacionales de Transantiago”, enfatiza Osses.

Como los beneficios “ecológicos” de Transantiago “todavía no se ven”, reitera Osses, lo ideal es que el Gobierno genere incentivos para que los operadores no sólo compren los filtros, sino además para que el diésel más limpio de la región -de ENAP- sea bien aprovechado, pues sin filtros esas bondades en buena parte se pierden.

Un camino al incentivo es permitir que los operadores vendan bonos de reducción de emisiones, dice Osses. Otro, aumentar el periodo de la concesión si adquieren buses nuevos con filtro. El valor de un dispositivo bordea los diez mil dólares.

MIL PARTES POR NO RESPETAR LA PREEMERGENCIA

Según la Intendencia, a la hora de respetar las prohibiciones que impone una preemergencia ambiental, las industrias se comportan mejor que los automovilistas, pues el balance de fiscalización terminó con cinco sumarios a fuentes fijas de contaminación, versus los 999 partes cursados a automovilistas (más del 80% corresponde a vehículos catalíticos), más diez buses infraccionados por no cumplir con las normas de emisión.

La intendenta metropolitana, Adriana Delpiano, realizó una ronda inspectiva acompañada por los seremis de Salud y Transportes, Mauricio Osorio y Pablo Rodríguez, respectivamente, y el director metropolitano de Conama, Alejandro Smythe. Delpiano reiteró que el aumento de los episodios críticos se debe a que muchas empresas, dada la crisis del gas, están recurriendo al uso de petróleo.
 
 

 

 

 

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  • 19/07/2007