Salmonicultura: Crecimiento con responsabilidad

Columna de opinión de Francisco Pinto, Coordinador Programa de Recursos Naturales Fundación Terram, en El Mostrador, 31 de octubre de 2007.

By Comunicaciones Terram

Salmonicultura: Crecimiento con responsabilidad

Los trabajadores de la salmonicultura viven por estos días un nuevo luto a raíz de la muerte del buzo salmonero Víctor Lemus, de 25 años, en la isla Quenac (Chiloé). Lemus se suma así a la larga lista de accidentes fatales de esta industria.

En efecto, el sector salmonero exhibe el triste record de ser la segunda industria con mayor tasa de accidentes en el país -10,6%-, superada sólo y por estrecho margen por la construcción. Basta señalar que en los últimos años ha muerto en promedio un trabajador cada mes en esta industria, muchos de ellos buzos. Y si bien, la tasa de accidentabilidad ha disminuido en los últimos años (el año 2000 era de 13,9% en los centros de cultivo y de 16,2 en plantas de proceso), se debe considerar que la cantidad de puestos de trabajo en el sector ha aumentado explosivamente, hasta casi duplicarse, con lo que el número de accidentes en el sector también ha crecido sustancialmente.

Los empresarios del sector intentan atribuir estos indicadores a las características intrínsecas de este tipo de labores, que conllevarían un riesgo inherente: en los centros de cultivo el trabajo se realiza en lugares distantes y aislados, en el mar, con condiciones climáticas adversas; en las plantas de proceso la faena se caracteriza por labores altamente repetitivas, a bajas temperaturas y en líneas de procesamiento bajo un ‘modelo fordista’, que favorecen la emergencia de diversas enfermedades.

Sin embargo, olvidan mencionar una serie de factores que, bien manejados, mejorarían notablemente las condiciones de trabajo en la salmonicultura. Olvidan mencionar, por ejemplo, la precaria infraestructura en las balsas jaulas, la falta de resguardos adecuados para los buzos, así como los deficientes planes de emergencia para casos de accidentes y la ausencia de una red adecuada de asistencia médica.

Las precarias condiciones de higiene y seguridad de la industria evidencian una gran irresponsabilidad y despreocupación de parte de los empleadores. Esto queda de manifiesto cuando se analiza la alta tasa de infraccionalidad en la salmonicultura, que alcanza a un 80,4% de acuerdo a cifras oficiales; de esta tasa, el apartado relativo a las condiciones de higiene y seguridad es la materia más sancionada con un 32%. A esto se suma que existe consenso respecto a la escasa capacidad fiscalizadora de las autoridades competentes, en este caso la Directemar y la Dirección del Trabajo.

Un factor especialmente preocupante es el desincentivo que existe para las empresas para derivar a sus trabajadores a las mutuales en caso de accidentes o enfermedad, por el riesgo de aumentar el costo de las pólizas en el futuro.

La salmonicultura, fuertemente vinculada a la exportación, ha crecido a tasas espectaculares en la última década; este fortalecimiento debiera, sin duda, estar asociado a un crecimiento similar en materia de responsabilidad del empresario frente a sus trabajadores y a la comunidad en general, mejorando sustancialmente los actuales estándares de seguridad e higiene, de manera de erradicar –o al menos minimizar- los accidentes como el que le quitó la vida al buzo Víctor Lemus.

Este lado oscuro de la salmonicultura del que poco sabemos los chilenos, será expuesto en la “global week of action”, instancia que convoca a diversas organizaciones de la sociedad civil de los principales países productores y consumidores de salmón -incluyendo Chile- entre el 29 -31 de octubre. La finalidad de esto es informar a la opinión pública sobre los impactos ambientales, laborales y de salud asociados a la industria del salmón cultivado.

 

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  • 30/10/2007