Participación y redes comunitarias son vitales para la reconstrucción social
By Comunicaciones Terram

Participación y redes comunitarias son vitales para la reconstrucción social

Nuevas ciudades y pueblos. De catástrofes tan dramáticas como la del 27 de febrero se pueden derivar oportunidades únicas. Como la de que los propios afectados definan la ciudad donde quieren vivir.;El Mercurio, 21 de marzo 2010.

Si la reconstrucción material de Chile costará 30 mil millones de dólares (el presupuesto nacional es de US$ 40 mil millones), ¿cuánto supondrá la restauración social de sus habitantes? Porque ese 27 de febrero el terremoto no sólo destruyó casas, puentes y carreteras, sino también sueños personales, proyectos familiares y sociales.

Un proceso sin cuantificación monetaria, pero que ofrece la oportunidad de "construir un país más fuerte en sus vínculos éticos de reconocimiento y solidaridad", propone Maximiliano Figueroa, filósofo y director del Bachillerato en Humanidades de la Universidad Alberto Hurtado.

No es el único. Profesionales que han recorrido y trabajado en la zona también lo afirman, y añaden la necesidad de recomponer las redes sociales, como juntas de vecinos, los clubes deportivos o de adultos mayores, y de poner en la práctica el viejo discurso de escuchar a la gente.

Caso a caso

"Los puentes, las casas, los puertos, los caminos, los barrios a construir, deberían reflejar una perspectiva que les dé preeminencia al bienestar y la dignidad de las personas", agrega Maximiliano Figueroa.

Por eso, antes de ponerse a construir de manera definitiva "hay que preguntarles a las personas qué necesitan, si construir en madera, sólo en un piso. Nadie mejor que ellas conocen su realidad", dice Martín Andrade, arquitecto y director de la Fundación Mi Parque.

En la misma línea, Manuel Tironi, sociólogo de la Universidad Católica y doctor en Urbanismo, agrega otro punto: "La reconstrucción debe ser caso a caso, súper sensible a cada población, a cada colectivo o pueblo". Por ejemplo, voluntarios que han ido a trabajar a la zona se han encontrado con comunidades envejecidas donde "no puedes construir una escuela enorme, porque no habrá niños que la ocupen", dice Tironi.

Volver a edificar también significa identificar y reconstruir aquello que era la "columna vertebral" o "roca angular" de la comunidad: "Puede ser una actividad económica -por ejemplo, la feria de artesanía o la iglesia-, o un hito patrimonial -como una fiesta-. El plan que se diseñe debe identificarlo, y desde ahí reconstruir el pueblo o ciudad", dice el académico de la UC.

No preguntar ni incluir las observaciones de quienes habitarán esas casas, advierten Andrade y Tironi, expone el serio riesgo de que ellos no las ocupen y transformen todo eso en pueblos fantasma.

Hacer comunidad

La emergencia activó la solidaridad de muchos que partieron a trabajar a la zona devastada. Y allá se encontraron con que era fundamental activar las organizaciones sociales; en algunos casos, bastante alicaídas y, en otros, casi inexistentes.

La experiencia de la Casa de la Paz, que antes del terremoto ya trabajaba en Coronel, es que fortalecer las organizaciones comunitarias permite generar nuevos liderazgos que ayudan a salir adelante. "La emergencia genera códigos colaborativos que es importante que no se pierdan para el resto de la vida. En estas sociedades donde nos sentimos o vivimos solos, que un vecino se preocupe de avisarte que tu familia está bien es impagable", dice Yesvena Pollicardo, directora de Convivencia Sustentable de esta ONG.

Marcelo Arnold, antropólogo y decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, coincide con lo anterior. La semana pasada estuvo recorriendo la Región del Maule, y observó la necesidad de potenciar a esos grupos representativos. "Son un capital social disponible para hacer saber a la autoridad cuáles son las necesidades de su comunidad y para explicar a la comunidad qué ayudas y atenciones tienen a su disposición".

Al final, Patricio Polizzi, psicólogo y director de Visión Humana, lo resume así: "Es ingenuo pensar que el renacer de una ciudad dependerá sólo de unos cuántos. Hay que instalar un nuevo proyecto de ciudad de futuro en el imaginario de quienes participan en ella".

 

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  • 22/03/2010