Alerces con blindaje y escolta

Después de la explosión del "Caso Alerce" en 2003 y 2004, que puso de manifiesto la negligencia y los vacíos existentes en términos de fiscalización de la especie, el foco de la protección cambió. Hoy la labor se hace a todo terreno, lo que ha permitido bajar de un promedio anual de 30 a sólo 2 denuncias por tala ilegal en lo que va del año.;Revista del Campo/El Mercurio, 13 de diciembre 2010.


"Ver cementerios de alerces hasta donde termina el horizonte, duele. Duele porque es una especie en extinción, duele porque es un árbol nativo y duele porque un árbol de cientos y a veces miles de años, con historia y lleno de vida, es rematado por unos pocos pesos", reflexiona con pesar un funcionario de la Corporación Nacional Forestal, Conaf.

Con hacha en mano, motosierra, con técnicas como el estrangulamiento o el quemado vivo, productores y leñadores se han dedicado durante años, por desconocimiento o necesidad, a matar alerces. Lo hacen sin consideraciones. Ni siquiera dimensionando que eliminan árboles con hasta cuatro mil años de edad; que la especie está en peligro de extinción; o que se da sólo en Chile y Argentina.

Esa era la lógica hasta hace poco. Pero hoy el alerce tiene blindaje y escolta.

Todo explotó con el bullado "Caso Alerce", que entre los años 2003 y 2004 no dejó títere con cabeza.

Pequeños productores, grandes empresarios, autoridades de la Conaf y el mismísimo alcalde de la ciudad de Fresia en ese entonces, Nelson Schwerter, fueron cayendo como piezas de dominó por su supuesto vínculo con el tráfico de la especie protegida.

A siete años de lo acontecido, las aguas se han calmado. Instituciones como la Conaf demostraron su inocencia y autoridades como Schwerter se encuentran condenadas en primera instancia (a la espera de que la causa se vea en la Corte de Apelaciones de Puerto Montt), por comprobarse su vínculo con el comercio de alerces talados de forma ilegal.

Una de las consecuencias del revuelo fue que los controles se volvieron mucho más estrictos y la fiscalización se multiplicó por mil. El cambio de switch ha permitido mejorar las cifras de talas ilegales. Si entre el 2002 y 2004 se registraron en promedio 30 denuncias anuales por corta de alerce verde, éstas bajaron a 5 el año pasado y en lo que va de 2010 sólo se han denunciado 2 casos, "los que tenían no más de 6 o 7 árboles involucrados", puntualiza Germán Pando, fiscalizador de la Conaf en Puerto Montt.

Es decir al parecer el abrumador escenario tiene verde esperanza.

¿En qué quedó el Caso Alerce?

La Conaf es la encargada del cuidado de la superficie verde del país. Por ello, cuando en el 2004 sus funcionarios Lizandro Barriga, Carlos Ritter y Carlos Poblete, fueron nombrados como posibles responsables, la institución quedó en el ojo del huracán.

"Las autoridades nos seguían, tratando de pillar negligencias que finalmente no existían", recuerda Juan Gamín, jefe del departamento forestal de la Conaf en la Región de Los Lagos.

Los involucrados fueron investigados, se demostró que no habían tenido participación y nadie fue acusado o procesado.

Pero pese a que no se descubrió nada fuera de la ley, lo cierto es que tampoco se estaba haciendo el trabajo como tenía que ser; al menos no con el foco de fiscalización in situ que se necesitaba.

"No se comprobó nada irregular. Eso sí, uno de nuestros grandes pecados fue confiar en la gente y autorizar guías sin hacer una revisión en terreno", puntualiza Jorge Aichele, director de la Conaf en la Región de Los Lagos.

Pero no sólo el rol de la Conaf fue puesto en tela de juicio. Empresarios como José Comandary, de la Forestal Sarao, y Ángel Lagomarsino, propietario de un predio en Fresia, fueron formalizados por la supuesta tala ilegal de alerces. Este último, condenado en primera instancia, incluso fue emplazado a pagar una multa por 33 millones de pesos.

Más estrictos que nunca

El caso sirvió para fortalecer todo el sistema de protección. Programas de fiscalización más intensivos, un control más estrecho en el tráfico de vehículos, mayor fomento del turismo en el bosque nativo y una lógica más orientada a capacitar en vez de dar susto han permitido cambiar la dinámica del cuidado a la especie.

Y a los fiscalizadores tradicionales como la Conaf se han sumado nuevos actores como Carabineros de Chile, la Policía de Investigaciones, el Servicio de Impuestos Internos (SII) y Aduanas, entre otras unidades.

"Vemos que se cumpla con la documentación y medidas de seguridad", explica Jorge Duhart, comisario de la Prefectura de Llanquihue.

Algo similar hace Impuestos Internos.

"Chequeamos la documentación tributaria para la venta de madera", indica Juan Almonacid, jefe del SII de Puerto Montt.

Las penas también aumentaron. Hoy la multa tiene dos veces el valor comercial del producto requisado.

Pero aún hay mucho por hacer, y la misma Conaf reconoce los vacíos.

"Los productores que no pagan deben cumplir reclusión nocturna, pero mandan a sus capataces o entregan certificados médicos para evadirla. Pero también hay quienes han pagado las multas y se han vuelto más conscientes. Es un trabajo paso a paso en el que estamos avanzando", confiesa Pando.

La supervivencia de los pequeños

La madera es la forma de subsistir para muchos pequeños productores, siendo la leña uno de los principales productos que venden, la que fabrican a partir de especies como el espino (VI Región); roble, raulí, coigüe, y lingue (VII-IX Región); ulmo, tepú y luma (X Región); lenga y ñirre (XI Región).

Lo que muchos desconocen son los buenos retornos que se logran en el comercio formal.

Una de las formas más comunes de vender leña en Puerto Montt es a través de la vara, una medida de volumen de 83 x 83 cm y 30 cm de ancho, y que incluye trozos de distintos tamaños de una sola especie o un mix. Los precios de la vara en el comercio informal en Puerto Montt oscilan entre $4.000 y $5.000. Para quienes están certificados, los retornos por vara bordean los $7.000.

"Tienes mayor ventaja porque entregas un producto legal y con mejor poder calorífico, lo que conlleva dividendos positivos para el productor", indica Gamín.

Así quienes se certifican tienen beneficios por partida doble. Obtienen mejores precios y se quedan con la conciencia tranquila.

"Prefiero estar con todas las de la ley", explica Lucila Rosas, dueña de algunas hectáreas de bosque de alerce en un sector de Los Muermos, en Puerto Montt.

Así, la fiscalización y las sanciones han fortalecido la conciencia sobre el cuidado de especies como el alerce.
Igual hay deudas pendientes como socializar a los usuarios, y trabajar más arduamente con los pequeños.

"Antes había cierto temor a los fiscalizadores, pero hoy nos reciben de forma diferente. Queremos capacitar sobre la ley del bosque nativo, enseñar cómo manejar el alerce, e incluso informar sobre cómo obtener bonificaciones si lo hacen bien", remata el director nacional de la Conaf, Eduardo Vial Ruiz-Tagle.  
 
 
Alerces en Chile

Las propiedades de la madera del alerce o Fitzroya cupressoides, su nombre científico, hacen que sea apetecida en productos como la tejuela o basas (pilares) en construcciones; eso sin hablar del contrabando para la fabricación de decorados o muebles finos.

Muchos pequeños productores que viven de especies como el alerce no necesariamente hacen un uso indebido por maldad o pillería y sí porque no saben. "Hablamos de gente de campo que a veces no tiene acceso a información", explica Aída Baldini, gerenta de desarrollo y fomento forestal de la Conaf.

Según cifras extraoficiales, a los pequeños que venden alerce de forma ilegal les pagan entre US$ 6 y US$ 12 por pulgada, la que puede llegar a valer US$ 500 en mercados como EE.UU. y Europa.

En Chile hay 261 mil ha de alerce y poco más de 100 mil ha están en áreas silvestres protegidas del Estado y de privados. Del total de alerces del país, el 94% de la superficie se concentra en la X Región de Los Lagos. Por tanto es ahí donde la fiscalización se ha intensificado.

– Leyes para amparar el alerceDecreto de Ley 701 del año 1974. Fue el primer resguardo al bosque nacional.

El alerce fue declarado monumento natural por el decreto supremo 490.

Desde 1998 se prohibió el uso de alerces incendiados. Antes, los "pillos" productores quemaban sus hectáreas para poder usar la madera.

El 2005 se implementó un Consejo Consultivo del Alerce para avanzar en los problemas que aquejaban a la especie.

La Ley 20.283 de bosque nativo aprobada el 2008 ha delimitado muchos parámetros que estaban poco claros, como las especies que se pueden cortar, dónde están, qué se puede hacer y las sanciones asociadas, entre otros indicadores.

Las fiscalizaciones in situ de instituciones como la Conaf se han intensificado tanto en carreteras como en bosques, donde los operadores van terreno adentro, para verificar si se está cumpliendo el plan de manejo y para poner el sello de la Conaf.

– Autorización, paso a paso

Los pasos básicos para presentar un plan de extracción son:

Se ingresa a la Conaf un plan de extracción. A la par, se debe solicitar un plan de manejo a un técnico privado. El costo parte de los $200.000, dependiendo de la superficie, accesibilidad y ubicación.

El proyecto es evaluado por una unidad jurídica y otra técnica. Además se hace la visita a terreno. Si se aprueba, se autoriza un plan de manejo que tiene vigencia de un año. Después hay que renovarlo.

Cuando el productor tenga sus productos debe solicitar su marcaje, el que se graba por fiscalizadores de la Conaf.

Se deben solicitar guías de libre tránsito para que se pueda trasladar la madera de un punto a otro.

Todos los procedimientos gestionados por la Conaf tienen costo cero para el productor.


 


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