Avistamiento de ballenas en costa de la Región de Atacama impulsa nuevo destino turístico
By Comunicaciones Terram

Avistamiento de ballenas en costa de la Región de Atacama impulsa nuevo destino turístico

Chañaral de Aceituno. En verano, los pescadores de la caleta Chañaral dejan sus redes y toman sus botes para trasladar a los visitantes que, atraídos por el espectáculo acuático, aumentan en cada temporada.;El Mercurio, 09 de enero 2011.

Cada verano, la pequeña caleta de pescadores de Chañaral de Aceituno, justo al frente de la pequeña isla del mismo nombre, se revoluciona con la presencia de ilustres visitas estivales: ballenas azules, australes y francas, que retozan en las tibias aguas nortinas tras escapar de las frías corrientes del Pacífico Sur. Al pequeño pueblo, en el que viven unas 200 personas, también llegan decenas de turistas buscando acceder al maravilloso espectáculo acuático.

"Las ballenas también veranean", bromea Patricio Ortiz, pescador de esa caleta, que como varios de sus colegas en el estío, cuelga sus redes, se pone un salvavidas y lleva en su bote a un grupo de 10 turistas, que se deleitan avistando los mamíferos, los que dejan ver sus enormes colas y lomos. El valor del viaje de tres horas es $40 mil por bote.

Nueva ruta costera

El aumento de turistas se nota cada temporada en ese litoral.

Si antes no había más que las pequeñas casas de los trabajadores del mar y sus familias, ahora proliferan los restaurantes, como el de la señora Marta Valencia, que tiene platos de ricos pescados y mariscos desde los $2.500, o cabañas, como las que ofrece Gabriela Álvarez por $25.000 la noche, con capacidad para una familia de 6 integrantes. Todo para atender la creciente demanda de visitantes que llegan tras las ballenas.

"No sabía que se podían ver ballenas aquí en el norte. Estábamos en Punta de Choros y cuando supimos vinimos a hacer un tour para ver estos espectaculares animales", cuenta la santiaguina María Fernández. Por una ruta costera recién construida, de 30 km, entre Punta de Choros y la caleta atacameña, se puede acceder fácilmente.

En la isla de Chañaral de Aceituno hay además otros mamíferos marinos. Se trata de unos 70 delfines de nariz de botella, que a diferencia de sus enormes primos sureños, habitan todo el año en esas aguas y se los puede ver en cualquier temporada. Sin embargo, no se dejan avistar tanto como las ballenas. También se puede encontrar una colonia de unos 15 mil pingüinos de Humboldt, que le dan nombre al archipiélago que está conformado por la isla Chañaral de Aceituno, y las islas Dama y Choros en la vecina Región de Coquimbo.

Esas aves que no vuelan son las únicas en su especie que anidan en cactus, muy característicos de esa zona semidesértica.

Eso sí, sólo se pueden observar y fotografiar a prudente distancia, porque, a diferencia de las otras islas en la zona, en Chañaral de Aceituno no se permite desembarcar para evitar cualquier interferencia humana en ese delicado ecosistema.

Pese a que el turismo y las instalaciones necesarias para atender a los visitantes crece cada verano, esta parte de la región todavía conserva cierta tranquilidad y paz. Por esto, es la zona que han elegido empresarios y profesionales de otras regiones para construir sus casas de veraneo. No sólo las ballenas del sur quieren pasar los meses de verano en la hermosa costa de Atacama.

VIAJE: Un bote para 10 personas cuesta $40 mil y el recorrido dura tres horas.

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  • 09/01/2011