¿Ofensiva comunicacional o política energética?

Recientemente La Tercera señala que el Ministro Golborne le habría pedido al presidente Sebastián Piñera que iniciara una ofensiva comunicacional para enfrentar el rechazo social a la instalación de las termoeléctricas y al desarrollo de la energía nuclear en el país, argumentando que en los próximos 10 años Chile necesita duplicar la capacidad de la matriz eléctrica, y que en este objetivo la termoelectricidad seguirá siendo base fundamental del sistema.

Lo que no entiende el sr. Golborne es que este rechazo no es producto de una mera percepción negativa de la ciudadanía, sobre estas formas de generar energía eléctrica, sobre todo en el caso de las térmicas, sino que  responde a la incapacidad que han tenido los gobiernos de generar una política energética de largo plazo y a la falta de una planificación territorial, lo que ha derivado en una proliferación de proyectos termoeléctricos en determinados lugares del país sin regulación ambiental alguna, lo que ha significado que comunidades y economías locales como la pesca artesanal, agricultura y turismo, hayan asumido los costos ambientales, económicos y en salud externalizados por las empresas. Evidencia sobre lo anterior hay mucha, basta mirar casos como los de Tocopilla y Puchuncaví, entre otros.

Más que una ofensiva para disminuir el rechazo hacia la termoelectricidad y la energía nuclear, lo que debería hacer el Gobierno es transparentar y ciudadanizar la discusión energética en el país, pues hoy es el sector privado el que decide cómo, cuándo y dónde se instalan los proyectos eléctricos y donde lamentablemente el Estado se ha comportado como mero espectador.