Se acumula en los depredadores. Algunos expertos señalan que la presencia de cesio es una amenaza para la pesca mundial a largo plazo. Aqua.cl, 06 de abril 2011.
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By Comunicaciones Terram

Radiactividad amenazaría la pesca mundial por acumulación en especies de mayor tamaño

El agua utilizada para refrigerar desde el exterior los reactores dañados por el accidente se ha convertido en un residuo nuclear más en Fukushima. Hasta ahora, la compañía que opera la central (Tepco) la ha estado almacenando en un tanque del circuito de condensación para evitar que fuese a parar al mar de forma incontrolada. Eso en el mejor de los casos, porque la planta atómica aún tiene grietas por las que el agua contaminada está llegando al mar sin control. Los técnicos de la central llevan días tratando de encontrar las vías de agua por donde se filtra, pero aún no han dado con ellas.

En las últimas jornadas, la filtración de agua altamente contaminada hasta los edificios de turbinas de la planta ha obligado a verter 11.500 toneladas de agua radiactiva al océano. Se trata de un agua de radiación baja que Tepco llevará al mar para dejar espacio en el tanque de condensación y poder albergar el agua presente en los edificios de turbinas, que contiene 1.000 veces más radiactividad de la que debe recibir una persona en un año. Los técnicos aún no saben de dónde procede el líquido que ha ido a parar a las turbinas.

Sin embargo, aunque sea un agua de radiactividad baja puede tener un efecto grave sobre los ecosistemas marinos y sobre los productos pesqueros. Los cálculos de Tepco indican que el impacto sobre un adulto que comiera pescado procedente del agua contaminada sería de 0,6 milisieverts al año, el 25% de la dosis anual de radiación a la que la población está expuesta en la naturaleza. Quizá no suponga un problema a corto plazo, pero puede convertirse en una amenaza en los próximos años, según los expertos.

Se acumula en los depredadores marinos

"El mayor problema es que las corrientes oceánicas transportan las partículas radiactivas por todo el mundo. Ya se han detectado en la costa este de Estados Unidos niveles de radiactividad que no son tan mínimos", asegura Eduardo Rodríguez-Farré, profesor de investigación del CSIC España y miembro del Comité Científico de la UE sobre riesgos para la salud. "Estas partículas entran en la cadena trófica y se van acumulando en los organismos".

Pero el problema está en la acumulación de las partículas de vidas largas. Y no sólo para los consumidores del pescado japonés. Algunos expertos señalan que la presencia de cesio es una amenaza para la pesca mundial a largo plazo. La mayor parte de las partículas radiactivas vertidas al mar son de yodo-131 y no preocupan mucho a las autoridades debido a que se vuelven inocuas en 40 días. Sin embargo, también se ha detectado la presencia de cesio-137, cuya vida media es de 30 años y tarda 150 en volverse inofensivo.

La radiactividad es acumulativa, o que supone un problema grave en las partes altas de la cadena alimenticia. Los depredadores -como el atún o el pez espada- retienen las partículas radiactivas que contienen las presas que se comen durante toda su vida. La radiactividad va aumentando en ellos de forma constante. "Habría que hacer controles rutinarios en el pescado, no de todos los productos, pero sí de una muestra de ellos, por precaución", asegura Rodríguez-Farré.

Control de radiactividad en productos del mar

El ministro japonés de Agricultura y Pesca, Michihiko Kano, ha asegurado que se estrecharán los controles sobre los productos marinos de la zona de Fukushima y las provincias colindantes ante la continua filtración de agua radiactiva al mar.

Las inspecciones se reforzarán en la región de Ibaraki y también en la costa cercana a la ciudad de Choshi, en la provincia de Chiba y al este de Tokio, dijo el ministro, citado por Kyodo.

En su afán por tranquilizar a la ciudadanía, el Gobierno japonés ha decidido este martes, además, fijar un límite de radiactividad en los productos procedentes del mar. "Aplicaremos provisionalmente las tasas establecidas a las hortalizas, peces y marisco", ha señalado el portavoz del Ejecutivo nipón, Yukio Edano.

El límite ha quedado establecido en 2.000 becquerelios/kg para el yodo-131, que puede provocar cáncer, y en 500 becquerelios/kg para el cesio-137. Los peces han sido considerados no aptos para el consumo.

La decisión ha sido adoptada tras el descubrimiento, en los últimos días, de niveles anormalmente altos de radiactividad en las anguilas de arena pequeñas capturadas frente a la prefectura de Ibaraki, al sur de Fukushima y al norte de Tokio. El resto de pescado analizado no ha mostrado niveles elevados de radiactividad, han especificado las autoridades.

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  • 05/04/2011