Danielle Mitterrand, militante de izquierda y voz de los pueblos oprimidos

Danielle Mitterrand, viuda del desaparecido presidente francés François Mitterrand (1916-1996) y fallecida este martes a los 87 años, fue siempre una militante de izquierda, voz de los pueblos oprimidos y orgullosa de sus luchas, testaruda hasta el punto de parecer a veces ingenua. Agencia AFP 22 de noviembre 2011.

By Comunicaciones Terram

Danielle Mitterrand, militante de izquierda y voz de los pueblos oprimidos

Siempre fiel a sus ideales de izquierda a través de la fundación France-Libertés, que creó en 1986, participó activamente en foros altermundialistas y apoyó activamente, entre otras, las luchas de los pueblos kurdo y tibetano; las causas de Cuba y del presidente boliviano, Evo Morales; o la de los mapuches del sur de Chile.

"Mi condición de esposa del presidente me ha colocado en una coyuntura en que se oyen llamamientos innumerables de hombres y mujeres oprimidos", explicaba. "El objetivo está claro: un mundo más justo", reafirmó en octubre pasado, cuando su fundación France Libertés cumpió sus 25 años.

En el marco de su lucha en favor de los desheredados, tomó partido en La Paz junto a Evo Morales en 2007 durante el debate por una nueva Constitución frente a los líderes secesionistas del país suramericano. "¿Vamos a esperar a que Evo Morales corra la misma suerte que Salvador Allende para llorar después sobre la tumba de la democracia boliviana?", cuestionó en ese momento la ex primera dama en un documento público.

Danielle Mitterrand viajó en numerosas ocasiones a Cuba para impulsar proyectos de cooperación, poniendo énfasis sobre todo en temas medioambientales y en especial el derecho al acceso al agua en tanto patrimonio de la humanidad. Tampoco vaciló en manifestar en numerosas ocasiones su apoyo al régimen cubano y a Fidel Castro, hasta el punto de provocar una airada polémica cuando le abrazó a la entrada del palacio presidencial del Elíseo, durante la visita del líder cubano a Francia en 1995.

Iniciativas como éstas colocaron a veces en posición difícil a la diplomacia francesa y provocaron reacciones críticas de gobiernos extranjeros para los cuales no estaba claro la diferencia entre la "primera dama" y la militante.

En 1989, provocó el malestar de Pekín cuando recibió, en la sede de la fundación en París, al Dalai Lama, jefe espiritual de los tibetanos. En 1990 renuncia en el último momento a viajar a los campos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia, después de que el Gobierno de Marruecos protestara formalmente.

Danielle Mitterrand había nacido el 29 de octubre de 1924 en Verdún, al este de Francia, hija de un director de escuela (destituido por el Gobierno de Vichy, colaboracionista de los nazis, por no haber denunciado a sus alumnos judíos) y de una maestra, ambos militantes socialistas.

A los 17 años, se integra como enfermera en la guerrilla contra los nazis que ocupan Francia durante la Segunda Guerra Mundial y será una de las más jóvenes condecoradas por su acción dentro de la Resistencia. En la casa donde vive su padre después de ser apartado de su cargo, conoce al ‘capitán Morland’, alias de François Mitterrand, que llega hasta allí para esconderse, buscado por la Gestapo. Se casan el 27 de octubre de 1944.

Danielle Mitterrand se había alejado del Partido Socialista francés en los últimos años, considerando en 2007 que sus dirigentes "no tienen la fibra socialista". Madre de dos hijos, Gilbert y Jean-Christophe, abuela y bisabuela, no escatimaba su tiempo ni sus esfuerzos para honrar la memoria de su esposo, fallecido en 1996. De los funerales de este último, quedó como una imagen fuerte la de Danielle cuando abrazó tiernamente a Mazarine, la hija de otra mujer que François Mitterrand ocultó durante largo tiempo.

También fue autora de varios libros, entre ellos el éxito de ventas ‘En toutes libertés’ (En total libertad, de 1996) y ‘Le livre de ma mémoire’ (El libro de mi memoria, de 2007). En los últimos años, y a pesar de su salud precaria, no escatimaba su tiempo para militar: "Esto me mantiene despierta. A partir de cierta edad, uno se duerme, y yo no tengo ganas de morirme de a poco".

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  • 21/11/2011