El Santuario Marino que busca conservar un bosque de algas

Con un nuevo modelo de gestión, que incorpora al municipio, pescadores y científicos, Navidad podría tener en el corto plazo un área costera protegida. ¿El objetivo? Conservar un bosque de algas (calabacillo) y su fauna asociada para asegurar su uso sostenible. La Tercera, Tendencias, 22 de septiembre de 2012.


MAS DE una vez Leonardo Peralta, biólogo marino de la UC del Norte y director de la oficina de planificación comunal de Navidad, se ha enfrentado a las mismas preguntas cuando comenta sobre el proyecto para crear un Santuario Marino en la costa de esa comuna de la VI Región: “¿Proteger un bosque de algas? ¿Existen los bosques de algas?”. Y Peralta empieza, otra vez, a contar de qué se trata.
El relato (científico, por cierto) dice que enla localidad de Las Brisas -entre La Boca y Matanzas- existe un bosque de calabacillo, una macroalga de nombre científico Macrocystis pyrifera. “Se le llama calabacillo porque tiene unos aerocistos (vesículas de aire), que son como unos globitos que permiten que las frondas (hojas) de esas algas floten y lleguen a la superficie del mar para que se produzca un mejor proceso de fotosíntesis”, explica Peralta. De ese bosque dependen varias especies de invertebrados y peces que se protegen de la predación de ejemplares más grandes y que desovan en el lugar.
Se trata del único bosque de esta especie en la región, tiene aproximadamente 15 hectáreas y como es un tipo de alga escasa que está ubicada en un lugar de libre acceso, las probabilidades de que sea extraída sin resguardos aumentan. Porque esta especie es utilizada como alimento de herbívoros y hoy está fuertemente demandada para la alimentación de moluscos cultivados, como los abalones (una especie similar al loco). De esa manera, corre peligro toda la diversidad biológica que se ha asociado al hábitat de este bosque.
Pero el objetivo de este proyecto no es solo la conservación, sino también el uso sustentable de esta alga que trae beneficios económicos a los pescadores de la zona. Y por eso, tuvo un rol protagónico en la propuesta.
“Estamos frente a un nuevo modelo de conservación en el que existe participación activa de los actores locales, tanto en el diseño como en la generación de los planes de administración y manejo diario de la iniciativa”, comenta Stefan Gelcich, profesor del Departamento de Ecología de la UC y asesor científico del proyecto. Esta participación ha generado cambios importantes en las actitudes ambientales de los pescadores involucrados, hasta el punto que hoy el santuario se protege aunque falte el decreto de nombramiento oficial, dice Gelcich.
Existe consenso en la necesidad de establecer áreas marinas y costeras bajo protección. Según el Programa Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, de las Naciones Unidas, las áreas marinas protegidas (AMP) alcanzan casi el 1% de los ecosistemas representativos del mundo y las autoridades chilenas comprometieron para 2012 proteger al menos el 10%. Sin embargo, al echar un vistazo a algunas ya declaradas en el país, quedan dudas sobre su funcionamiento.
“Esta iniciativa contrasta con muchos otros proyectos de conservación marina a nivel global en que existen los decretos, pero las áreas protegidas están solo en papel, ya que nadie las cuida o administra”, agrega Gelcich. De hecho, el modelo propuesto es tan novedoso, que quedó entre los 10 finalistas en un concurso internacional de innovación y conservación marina organizado por la ONG RARE y la National Geographic, donde postularon alrededor de 150 iniciativas de todo el mundo.
PROYECTO PIONERO
El valor social de este santuario está en la activa participación de la comunidad. Por ejemplo, la selección de sitios y el desarrollo de los estudios de línea de base (inventario) tomó unos cuatro años y fue un trabajo colaborativo entre pescadores, académicos y funcionarios municipales (el proyecto es prioridad para el alcalde Horacio Maldonado). Y una vez que se declare santuario, se implementará un programa para reconocer las posibles amenazas sobre el ecosistema protegido y se realizará un monitoreo constante sobre el área para evitar la explotación del alga. Este monitoreo será desarrollado principalmente por actores locales (como sindicatos y la federación de pescadores artesanales de Navidad, que dirige Cecilia Masferrer), e incluso por alumnos del liceo de Navidad, que serán capacitados como parte de un programa de educación ambiental.
“En el trabajo con los pescadores difundimos los beneficios del santuario. Ellos ya entendieron que este es un lugar de mucha abundancia, mientras cuidemos los recursos. Además, les comentamos que los organismos que habitan el lugar que queremos proteger van a enriquecer los sectores contiguos con mayor diversidad de especies”, dice Peralta.
El santuario de Navidad podría representar una nueva forma de hacer conservación en las costas chilenas, donde los múltiples usos y las presiones de distintos sectores hacen prácticamente imposible el establecimiento de grandes zonas no extractivas o no take, comenta Gelcich. “Un sueño de los que hemos participado en la iniciativa es que el santuario de Navidad se transforme en un ejemplo, el que pudiese servir de inspiración a otros municipios costeros, que en colaboración estrecha conlos sindicatos del rubro encuentren medidas innovadoras para conservar y administrar su borde costero, en especial la primera milla”.
El resultado de ese trabajo podría ver la luz pronto. En sesión del 22 de marzo de este año, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad acordó aprobar la solicitud de creación del santuario y elevó la solicitud al Presidente Piñera. El documento tiene las firmas de la ministra del MMA, María Ignacia Benítez, y del jefe jurídico del ministerio y ya está en el despacho del Presidente. Solo falta su firma.

Publicado en: Reportajes

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