Santiago pierde alrededor de 20% de vegetación en dos décadas, por crecimiento urbano y sequía

Expertos advierten que fenómeno podría profundizarse en los próximos años, por efecto del cambio climático, que genera más episodios de calor y precipitaciones menos regulares. Fuente: El Mercurio 10 de marzo 2015.


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Algunos retazos del Santiago agrícola aún permanecen en medio de la vertiginosa expansión inmobiliaria de la ciudad. La Viña Concha y Toro es un ejemplo. También lo son grandes plantaciones de hortalizas en La Pintana o en el sector surponiente de Maipú, que se interrumpen con viviendas sociales, terminales de buses del Transantiago o industrias varias.

Hace poco más de dos décadas, en 1992, Santiago tenía 50.191 hectáreas de superficie. Según un análisis realizado por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la UC, las 20 mil hectáreas adicionales que sumó hasta 2012 se generaron a costa de suelos agrícolas ubicados en el sector sur y a partir de terrenos del área norte. Según un informe realizado por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) del Ministerio de Agricultura en el gobierno anterior, la mayoría de estas hectáreas eran agrícolas.

Lo anterior tiene una directa correlación con las conclusiones de un estudio realizado por el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus). A partir de fotografías satelitales, el análisis arroja que entre 1987 y 2011, Santiago perdió alrededor de 20% de cobertura vegetal. Es decir, las fotografías satelitales muestran casi un cuarto de espacios menos verdes en 24 años.

De acuerdo con el investigador y biólogo de la U. de Chile Francisco de la Barrera, esta reducción se produce principalmente por efecto del crecimiento urbano y de la sequía. «Dentro de la ciudad, la disminución más fuerte se produjo en núcleos urbanos consolidados antes de los 80. Por ejemplo, en áreas verdes mal mantenidas o deterioradas, o en el caso de casas que tenían jardín y donde construyeron edificios sin áreas verdes. En la periferia, el crecimiento de la ciudad consumió terrenos agrícolas», explica.

Aclara que, de todas formas, la expansión urbana también genera el efecto opuesto. «Hay edificios que reemplazan a casas y disponen de jardines o, por ejemplo, en Chicureo -donde había solo espinos- hay condominios con áreas verdes que tienen el riego y la mantención asegurados».

La jefa de la división de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente, Alejandra Figueroa, concuerda con las conclusiones del análisis: «La reducción de la cubierta vegetal, en particular de especies nativas, tiene directa relación con el cambio de uso de suelo. La expansión urbana es un fenómeno no solo nacional, sino también mundial, y esto genera impactos sobre los ecosistemas en su conjunto».

Añade que hay una baja valoración de los servicios ambientales que presta la vegetación en las ciudades. «Los proyectos urbanos tienden a sustituir la vegetación en espacios públicos y privados. Esto tiene consecuencias en la disponibilidad hídrica, dado que el cambio de vegetación -en las zonas urbanizadas- por otras especies exóticas ampliamente utilizada para diseños paisajísticos, exige mayores cuidados y requerimientos hídricos», advierte.

Dice que una herramienta clave en ese proceso será la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, ya que «definirá criterios de sustentabilidad para que las actividades humanas minimicen los impactos sobre el medio ambiente y la biodiversidad».

FUTURO

La Odepa advierte que Santiago podría perder otras 2.469 hectáreas de uso frutícola y viñedos, por las 9.444 hectáreas de terrenos que sumó el nuevo Plan Regulador Metropolitano (PRMS 100).
La Serena y Concepción son hasta 30% menos verdes

El estudio también analizó los efectos del crecimiento urbano y de la sequía en La Serena y Concepción.

En la capital de Coquimbo, el auge inmobiliario en torno a la Avenida del Mar generó la desaparición de una serie de humedales ubicados entre la Ruta 5 y el borde costero. En esta zona también ha tenido efectos la sequía, que genera menos disponibilidad de agua para mantener áreas verdes dentro de la ciudad y en la zona periférica de la urbe.

Según Francisco de la Barrera, en la capital del Biobío sucedió algo similar, «con construcciones alrededor de humedales. Algunas conservaron el agua, pero las edificaciones que se construyen en su entorno acaban con las áreas verdes que rodean el humedal».
Plan de parques

Para contrarrestar la pérdida de áreas verdes, el Gobierno está ejecutando un plan de construcción de 34 parques urbanos que totalizan más de tres millones de m² de áreas verdes. De ellos, cuatro se instalarán en la Región Metropolitana y uno en La Serena (Lambert). Lo más cerca de Concepción es uno en San Pedro de la Paz.

Además, Martín Andrade, coordinador nacional de parques urbanos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, señala que se trabaja en la reforestación del cerro San Cristóbal, que ha añadido 145 hectáreas de áreas verdes en cuatro años. «Representa una intervención en el 19% de la superficie total del parque», especifica. Con la medida se añadirán 100 mil nuevos ejemplares de especies arbóreas autóctonas en el sector norponiente.


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