La «economía circular» se abre paso en Chile

El modelo apuesta a que se puede seguir creciendo, pero sin tener que consumir más o sobreexplotar las materias primas. Fuente: El Mercurio, 7 de agosto de 2016.


TriCiclos apunta a educar a la población y fomentar el reciclaje de productos que vienen con envase y embalaje

En TriCiclos se definen como una empresa que se dedica a educar a la población, le proporciona herramientas que facilitan el reciclaje de sus desechos y finalmente, los reduce al máximo posible. Todo esto les permite financiarse económicamente y generar un beneficio social y ambiental.

Verónica de la Cerda, gerente general de Triciclos Chile, comenta que ellos buscan fomentar una economía circular, ojalá en todos los productos que se consumen, pero principalmente en aquellos que vienen con envase y embalaje. Para eso, trabajan con distintas fórmulas: proporcionan «puntos limpios» a la ciudadanía, que son depósitos públicos para distintos materiales; realizan programas de colecta selectiva en casas y en plantas de producción, y además, llevan a cabo programas educativos en colegios y empresas.

«Hemos puesto dentro de nuestro propósito conseguir una solución a problemas sociales y ambientales de Chile», indica la ejecutiva. Además dice que, como empresa, están conscientes de la actual situación del planeta: «Lamentablemente al día de hoy, tenemos la idea de que tenemos recursos y espacios infinitos, pero eso no es así».

Como parte de una iniciativa que fomenta la economía circular, Verónica cuenta que están haciendo pruebas para convertir ciertos plásticos en algo que pueda tener uso, y así «cerrar el círculo con un producto que ojalá tenga el mismo nivel que uno nuevo».

Al año, TriCiclos recicla más de 3 mil toneladas de materiales, entre los que se encuentran vidrios, plásticos, derivados de la celulosa y aluminios. Tiene presencia a nivel nacional -de Arica a Castro- con 68 Puntos Limpios que están en espacios municipales, comerciales y universidades. Fuera de Chile, en tanto, también funcionan en Brasil con 20 de estos depósitos.

Neptuno Pumps fabrica equipos con componentes reutilizados, pero con las mismas garantías de uno nuevo

La compañía chilena Neptuno Pumps -que desde 1972 opera desde Iquique- se dedica a manufacturar sistemas de bombeo para la minería y otras industrias, y hace dos años ajustó su negocio al modelo de economía circular, haciéndose cargo de todo el ciclo de vida de sus equipos. A partir de materiales en desuso, catalogados como «chatarra», esta empresa fabrica el 60% de sus productos. Según indica el CEO de Neptuno Pumps, Petar Ostojic, la industria minera genera muchos residuos sólidos -400 toneladas por faena al mes-, que antes estaban siendo desechados. En eso, ellos vieron una oportunidad. Empezaron a diseñar equipos que fueran fáciles de reparar y remanufacturar, con materiales 100% reciclables. Otra medida fue fomentar que la industria minera no botara los residuos que generaba, y que a cambio, los reciclara con ellos.

Con este nuevo modelo económico, si antes solo le proveían bombas centrífugas a sus clientes, ahora los benefician en varias áreas. «Lo que hacemos es repararles la bomba, ofrecerles menor precio y disminuirles el consumo energético», explica Ostojic.

Neptuno Pumps fabrica equipos remanufacturados -es decir, con componentes reutilizados, pero con las mismas garantías de uno nuevo-, y según Ostojic, más baratos que la competencia, lo que sería una alternativa más atractiva para el cliente. «Este nuevo modelo de negocio nos ha permitido atraer casi 30% más de clientes al año», afirma el CEO de Neptuno Pumps. A su vez, comenta que para las compañías mineras, el destino de los residuos sólidos es un asunto millonario y que ellos les están resolviendo ese problema: «Ahora nos mandan los residuos para acá, hacemos productos nuevos y reciben bombas de alta eficiencia energética».

Hoy, la compañía trabaja con mineras como Collahuasi, Pelambres y Escondida, a nivel nacional. En el extranjero, en tanto, mantiene relaciones con empresas en países como Perú, Bolivia y Argentina.

OLIO: con tecnología móvil se les da un nuevo destino a los excedentes de comida

Cuando Tessa Cook, una de las fundadoras de Olio, se estaba cambiando de casa se dio cuenta de que tenía mucha comida en buen estado y no se atrevió a botarla. Así fue como empezó a pensar en lo que hoy es Olio, una aplicación para celulares que funciona desde hace un año. La plataforma busca sacarles mayor provecho a los excedentes de comida que se generan en el hogar o en locales de comida para evitar que terminen en la basura.

Y aunque no es la única ni la primera plataforma que apunta al uso colaborativo de los alimentos, Olio ha logrado expandirse en toda Gran Bretaña, donde nació. Además, desde enero de 2016, ya está habilitado en toda la Unión Europea y en otros países como Canadá, Australia y Sudáfrica, alcanzando presencia en un total de 38 países.

Desde Olio están conscientes de que el desperdicio de alimentos es perjudicial para el medio ambiente, por ser la tercera mayor fuente de emisiones de gases que producen efecto invernadero, después de Estados Unidos y China. Además, han detectado que muchas personas no son indiferentes al desperdicio de la comida, pero que aún así lo hacen a diario. «Olio trata de abordar estos problemas mediante la combinación de tecnología móvil, el poder de la economía del compartir y de una comunidad local comprometida con el aprovechamiento de un alimento que, de otro modo, habría sido desperdiciado», comenta Tessa Cook.

La aplicación funciona subiendo fotos de la comida que se ofrece, lo que genera alertas en los usuarios. En caso de estar interesados, las partes se ponen en contacto y organizan el retiro del alimento, que además involucra un pago. Entonces, mientras el oferente evita botar comida, también recibe un beneficio económico. Entre quienes usan esta plataforma, hay personas comunes y corrientes y también locales independientes que se han sumado a esta práctica.

Marcos Kulka, de la Fundación Chile, rescata que la economía circular ofrece nuevas oportunidades y beneficios a las personas: «Para los emprendedores es espectacular, porque surge una cantidad de posibilidades de nuevos servicios que no nos imaginamos», señala. En cuanto al aporte que Tessa Cook rescata de la aplicación, indica que hasta la fecha Olio ha permitido aprovechar más de 100.000 ítems de comida.

Uber: la optimización del espacio y un mejor aprovechamiento de los bienes

Dentro de los actuales servicios de transporte, Uber es un caso que ha podido funcionar gracias a las tecnologías que hoy en día conectan a usuarios con aplicaciones a través de internet. Y aunque este servicio no se dedica precisamente a reutilizar un producto, sí aprovecha de mejor manera un recurso que de otro modo solo serviría a su dueño, y responde a la necesidad de varias personas. En este caso, ese recurso es el auto, y la necesidad es movilizarse.

Uber opera bajo el modelo de economía colaborativa, que también forma parte del modelo circular. La aplicación móvil permite que varias personas puedan beneficiarse de un mismo recurso, por medio de una práctica que -según ellos mismos- también busca reducir la contaminación ambiental. «Apuntamos a que la gente dependa cada vez menos de su vehículo propio para movilizarse, colaborando así a descongestionar las calles», dice Soledad Lago, gerenta de Comunicaciones de Uber Cono Sur. Para incentivar que las personas pasen menos tiempo en tacos o buscando estacionamiento, Lago indica que la aplicación optimiza el uso de un vehículo. Si antes se tenía para uso personal, ahora Uber permite trasladar a varias personas durante un día. Según cifras de la compañía, a junio de este año contabilizaron 260.000 usuarios activos, que en los últimos tres meses realizaron al menos un viaje utilizando esta plataforma.

Red de Alimentos busca que la comida en buen estado no termine en la basura y llegue a personas que la necesitan

Pronta a cumplir 6 años en el país, la Red de Alimentos opera como un organismo sin fines de lucro que recibe aquella comida que productores, comercializadores y distribuidores ya no pueden vender. Estar próximos a vencerse o tener problemas en la rotulación, son algunos de los motivos que explican que el alimento no se pueda comercializar. Es ahí cuando esta Red entra en juego. Ellos reciben, administran y distribuyen los productos que mandan las empresas, o en ocasiones, son ellos mismos quienes van a buscarlos.

Desde que funciona, y según cifras de la misma institución, han podido rescatar cerca de 14 millones de kilos de comida.

Lo que antes iba directo a la basura, ahora ha podido ayudar a más de 100.000 personas vulnerables de cinco regiones de Chile, a través de 166 organizaciones sociales que están vinculadas con la Red.

Por medio de este sistema han podido darles un nuevo destino a miles de productos que, aunque pudiendo servir como comida, terminaban en la basura.

«Nos parece un crimen destruir alimentos que están en perfectas condiciones para ser consumidos cuando hay gente que los necesita», dice María Eugenia Torres, gerenta general de Red de Alimentos. La pérdida de valor comercial no quita el valor del alimento que aún tiene vida útil, y eso ha motivado su trabajo. Además, Torres indica que «los bancos de alimentos son, en esencia, un modelo sustentable de acción social».

Luego que en 2009 la Red promoviera la acreditación de aquellos alimentos que no se podían vender pero sí consumir, las empresas que entregan sus alimentos empezaron a obtener un beneficio fiscal. Antes solo lo tenían si esos mismos productos eran destruidos.

En Chile, la institución tiene dos sucursales: una en la Región Metropolitana y otra en la del Biobío. A nivel internacional, actualmente hay más de 200 bancos de alimentos en el mundo.

H&M y Paris: Reciclaje de ropa que se convierte en artículos de aseo

Cuatro años lleva la campaña de reciclaje textil «Ropa por ropa» que promueve Paris. Esta busca generar un consumo responsable a cambio de un descuento de 30% para compras en vestuario. El cliente debe llevar ropa que ya no usa, y posteriormente la tienda la recicla. Paris vende lo que recibe a la empresa suiza I:CO -la recicladora de ropa más grande del mundo, con sede en Alemania-, y los fondos que genera los destina a la Fundación Debuenafe, que entrega microcréditos a mujeres de regiones.

«Desde hace ya varios años venimos trabajando en la transformación de nuestra empresa para adecuarla a los valores propios del desarrollo sostenible», señala Juan Diego Valdés, gerente de marketing de Paris. Además, indica que esto a la vez les trae beneficios económicos. «Los días de campaña, Paris aumenta considerablemente sus ventas, dado que los clientes al entregar su ropa usan inmediatamente el descuento en vestuario», comenta Valdés.

Durante los años que ha realizado esta campaña, la tienda ha reciclado más de 600 toneladas de ropa, evitando que lleguen a vertederos. Esta ropa se vuelve a utilizar como materia prima o como un producto de segunda mano. Entre los nuevos usos, están artículos de aseo como traperos, nuevas telas recicladas, o prendas que nuevamente entren al mercado de ropa, pero como usada.

H&M hace algo similar. Ha lanzado campañas de reciclaje que buscan sacarle provecho a ropa usada antes que botarla. Los fondos que obtiene son donados a la Unicef, mientras que los nuevos usos son los mismos que reciben los artículos que recicla Paris.

EL OBJETIVO macro del modelo es fomentar que los actores de la economía formen parte de un ciclo continuo de los recursos, evitando que se desechen.

Gobiernos incorporan estrategias ligadas al nuevo modelo

Aunque se presentan casos que de distintas maneras están implementando la economía circular, los ejemplos en Chile y en el mundo son muchos. Incluso, en ciertos casos, estos son promovidos por los mismos gobiernos. Según datos de un informe de la Fundación Ellen McArthur, la Unión Europea adoptó un ambicioso paquete de economía circular. Para eso, se pusieron metas concretas como reciclar el 65% de los desechos municipales y un 75% de los envases en 2030. Japón, en tanto, lleva la delantera. La tasa de reciclaje del país nipón es de un 98% y ya en 2007, solo un 5% de los desechos terminaban en vertederos. Actualmente -indica el informe- la mayoría de los aparatos electrónicos son reciclados y hasta un 89% de sus materiales son recuperados.

Desde China, el gobierno estableció una estrategia que apunta a lo mismo: producir con menos residuos y contaminación, invertir en el desarrollo sustentable y tratar los residuos sólidos, entre otros.

Pía Aguilar Skeet


Publicado en: Resumen de prensa

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