Discuten futuro de hidroeléctricas bajo escenario de escasez hídrica en Biobío
By Comunicaciones Terram

Discuten futuro de hidroeléctricas bajo escenario de escasez hídrica en Biobío

Actualmente hay 24 centrales operando y otras 25 en carpeta. Fuente: El Sur de Concepción, 9 de septiembre de 2016.

En medio del complejo escenario de déficit hídrico que registra la Región en lo que va del año, autoridades y expertos locales evaluaron la escasez en relación al uso que se le da al vital elemento, poniendo sobre la mesa la veintena de proyectos hidroeléctricos que hoy funcionan en la cuenca del Biobío.

Considerando que entre enero y agosto de este año el déficit en la zona es de un 47,9% en relación al promedio histórico, la seremi de Energía, Carola Venegas; el titular de la Seremi del Medio Ambiente, Richard Vargas, junto al director regional de la DGA, César Saavedra y el académico de la Universidad de Concepción (UdeC), Óscar Parra, analizaron el desafío que debe enfrentar el desarrollo hidroeléctrico ante ese escenario.

Hasta ahora son 24 las centrales que están en pleno funcionamiento y lo hacen bajo dos modelos distintos. Primero están las centrales de embalse, en donde con una presa o un lago natural se logra el desnivel de las aguas, lo que permite además almacenarla a través de la regulación de los caudales. De ellas sólo hay dos operando.

Las otras que existen son centrales de pasada, que a través de una presa baja derivan parte del caudal por un canal o tubería, hacia el lugar en donde se ubican las máquinas generadoras, y luego la devuelven a su curso natural.

Además hay 25 de estas iniciativas ya aprobadas, aunque aún no inician sus operaciones, y otras 6 que se mantienen por el momento en etapa de calificación ambiental para conseguir la autorización.

CAUDALES DE OPERACIÓN

Para el encargado regional de la Dirección General de Aguas (DGA), César Saavedra, la diferencia en los caudales que hoy día existe respecto a las condiciones normales, podría hacer repensar la distribución del recurso en las distintas actividades que lo utilizan. “En la práctica significa que si a alguien se le otorga un derecho de aprovechamiento, al estar con un déficit cercano a un 50% probablemente todos los usuarios del cauce se tendrían que ajustar a la disponibilidad existente en el curso de esos ríos”.

En esa misma línea, para el académico de la UdeC, Óscar Parra, hay que tener presente que en general los proyectos hidroeléctricos tienen un ciclo de vida bastante alto: “Existen proyectos de ese tipo con una vida útil de entre 50 y 100 años. (…) Cuando uno analiza estudios de Impacto Ambiental, curiosamente la mayoría de ellos no contiene la proyección de cuáles van a ser los caudales de operación con que van a disponer en 30, 40 ó 50 años más”.

Parra explicó además que para el año 2040 se calcula que el caudal del río Biobío tendrá un 20% menos, por lo que las empresas deben contemplarlo desde ya. “Cada vez vamos a tener menos caudales en los ríos, y eso debe estar internalizado de alguna forma en los proyectos. Es una realidad y si haces un estudio de los proyectos que se han hecho en la cuenca del Biobío, esa variante no se incorpora, y eso que esto es algo que lleva ya más de una década de análisis”, agregó el académico.

MATRIZ DIVERSIFICADA

Para el seremi del Medio Ambiente, Richard Vargas, la diversificación de la matriz energética y la aparición de los proyectos alternativos son clave para tener tranquilidad sobre el abastecimiento de la generación eléctrica, no obstante las dificultades que puedan enfrentar los proyectos de centrales hidroeléctricas.

“Estos son parte de una matriz energética diversa que tiene esa ventaja, al contemplar distintos tipos de fuentes de energías renovables no convencionales. Cuando una de ellas falla, es posible que las otras puedan suplir los requerimientos. Sin lugar a duda este año será difícil, estamos terminando con un déficit cercano a un 50%, y eso va a marcar algo más que la matriz energética”, sostuvo la autoridad ambiental.

Vargas además explicó que la situación de sequía podría además afectar la temporada de prevención de incendios forestales, “sobre la cual tenemos que estar mucho más alerta todos, dado la grave amenaza para los ecosistemas, sobre todo para los bosques nativos y las plantaciones exóticas de la Región, que pueden verse amenazadas por la falta de humedad que ofrece una condición de riesgo mayor para conservar esos ecosistemas”, dijo.

En ese mismo contexto la seremi de Energía, Carola Venegas, explicó que aunque en nuestra Región tenemos la mayor capacidad instalada para la generación de energía del país, dada principalmente por el aprovechamiento de los recursos hídricos, “estos sólo se pueden utilizar si es que están disponibles, y es evidente que en un escenario de sequía muchos de estos proyectos no tienen operación. Eso lo hemos visto reflejado incluso en las estadísticas de los últimos años, en donde siendo Biobío la Región con la mayor capacidad instalada, no puede utilizarla toda y ha sido la Región de Valparaíso la que tiene mayor generación”.

Siguiendo esa idea, Venegas relató que “muchas centrales durante el verano no tienen los caudales que les permitan operar, y obviamente que si el verano se extiende por no tener disponibilidad del recurso hídrico, también se extiende esta indisponibilidad de los caudales mínimos para que muchas centrales puedan operar. Luego tenemos que incluso los embalses, teniendo agua, es muy probable que no entren en operación, dado que el sistema va a llamar a otros actores, porque económicamente son más eficientes”.

La seremi de Energía explicó así que el sistema generador de energía ya contempla situaciones como la actual, “de modo que los distintos escenarios hídricos estén presentes en las consideraciones respecto de la disponibilidad de agua”.

-VALOR ECOLÓGICO

Según el trabajo “La cuenca del río Biobío. Historia natural de un ecosistema de uso múltiple”, de los académicos locales Claudio Valdovinos y Oscar Parra, esta es la tercera más grande del país, después de los ríos Loa, en el norte y Baker en el sur.

Se extiende por sobre los 24 mil kilómetros cuadrados, incluyendo a las regiones del Biobío y La Araucanía, recorriendo 380 kilómetros desde el lago Galletué hasta el golfo de Arauco. Tiene además un caudal promedio que en su nacimiento es de 30 metros cúbicos por segundo (m3/s), mientras que el registro anual varía entre 300 y 900. En un año promedio, en la desembocadura hay normalmente crecidas de hasta 8 mil m3/s.

La diversidad biológica que posee ayuda a la formación y mantención de la estructura del suelo, también a la retención de la humedad y el nivel de nutrientes. Además mantiene la capacidad productiva del suelo, previene deslizamientos de tierra, disminuye la erosión y evita el embancamiento de los ríos.

Juan Francisco Arias Delgado

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  • 09/09/2016