Parque Eólico Chiloé: la larga historia del proyecto que divide a Ancud

Fallo de la Corte Suprema que rechazó recurso de casación al proyecto revivió aprehensiones contra la megainiciativa energética de 250 millones de dólares que abastecerá de electricidad el Sistema Interconectado Central. Fuente: La Estrella de Chiloé. 24 junio de 2018.

By Comunicaciones

Parque Eólico Chiloé: la larga historia del proyecto que divide a Ancud

Diversas opiniones ha enerado el anuncio de la Corte Suprema que echó por tierra el último de los recursos legales de los opositores del proyecto energético Parque Eólico Chiloé, que se instalaría al oeste de la ciudad Ancud, en el sector de Mar Brava.

Los detractores de la iniciativa aseveran que están de acuerdo con este tipo de energía renovable, no así con el emplazamiento que se le quiere dar a este complejo, en un lugar que califican de prístino y de gran potencial turístico que sería “anulado” de llevarse a cabo esta gran inversión privada de 250 millones de dólares.

Como un rumor comenzó en el 2007 a hablarse de una multimillonaria iniciativa que aterrizaría en el norte de Chiloé, donde se instalaría una de las más grandes obras chilenas en energía eólica, prometiendo una serie de beneficios para la comunidad, lo que incluía -entre otros aspectos- “energía limpia” que daría “independencia eléctrica” a la Isla Grande, suministro gratuito para colegios, instalaciones de salud y edificios municipales de Ancud y más de mil empleos.

El primero en dar a conocer las conversaciones que se sostenían en privado con la empresa de capitales chileno-suecos, Ecopower, fue el alcalde de Ancud en ese tiempo, Pablo Ossio (DC), quien confidenció a La Estrella de Chiloé que se proyectaba un gran proyecto millonario y que se estaban negociando los beneficios directos para la comuna, los cuales se verían a corto plazo.

Entre tales efectos directos estaban los puestos laborales, luz gratis para escuelas, postas y edificios municipales, una nueva infraestructura portuaria para Quetalmahue y millones de pesos circulando por la comuna del norte chilote, producto de los servicios que se entregarían a la firma cuando esta comenzara la construcción del gigantesco parque eólico, la inversión privada más grande que se recuerde en la provincia.

Esto, sumado al eterno proyecto del puente sobre el canal de Chacao, abría las expectativas de quienes aspiraban a un Chiloé más “conectado” y a un Ancud con más inversión y puestos de trabajo, aun cuando en lo colectivo la energía eólica era prácticamente un sector desconocido.

Al comienzo organizaciones ambientalistas incluso tomaron bandos distintos en torno a su opinión sobre el parque eólico: unos alabando las bondades de la electricidad limpia y su necesitad para la matriz energética nacional y así desincentivar o depender cada vez menos de modos contaminantes o invasivos para la naturaleza al momento de obtener fuentes energéticas, y los otros ya en ese tiempo se mostraban firmes en la convicción que el lugar no era el apropiado para la instalación, por la vocación territorial de turismo y agricultura a pequeña escala, más las diversas zonas arqueológicas existentes, entre ellas la de Quilo, catalogada en más de 5 mil años de antigüedad. Eso sin mencionar una incidencia negativa en la fauna.

A esto se sumaba la desconfianza sobre el discurso de los promotores de la iniciativa, sobre una autonomía energética para la zona, que terminaría con los frecuentes apagones que sufrimos los chilotes durante todas las temporadas del año.

La mayor parte de estos argumentos a favor del parque se fueron diluyendo o minimizando, tal como los de otros megaproyectos y, entre ellos, el primero que cayó fue el del autoabastecimiento de energía, de la cual el propio Julio Albarrán, gerente general de la empresa Ecopower, clarificó recientemente que no sería tal, sino que la energía producida alimentaría el Sistema Interconectado Central (SIC), el que llega hasta Chi-loé por el sur del país.

Sistema

“Es una potencia máxima de 100 megawats, pero no siempre es posible obtener esa potencia, o sea, lo normal es alrededor de un 35% de eso y eso va al Sistema Interconectado Central, a la nueva línea que hay en Chi-loé”, comentó el empresario.

Recordó Albarrán que “son aprobadas 42 torres”, sumando que “hay acuerdos que se tomaron en el estudio de impacto ambiental (EIA), con compromiso de usar mano de obra local y darle prioridad a todo lo que sea local y esos son compromisos que están firmados”.

Recordó la fuente que, si bien van a pasar algunos meses antes que consigan todos los permisos sectoriales, siempre que no suijan otros traspiés, comenzaría la construcción durante este año, y de ahí pasarían cerca de 24 meses como plazo para terminar la materialización y poner en marcha el parque.

Ese factor es el que destaca también uno de los dirigentes territoriales a favor del proyecto, en este caso el cacique Omar Güentelicán, de la comunidad Huentetique Antulafquén, que representa además a las comunidades de Catrumán, Calle y Guabún, quien señaló que “este proyecto estaba un poco estancado, porque los que están en contra parece que no quieren un poco de adelanto en la comuna de Ancud”.

La fuente catalogó que “a nosotros nos beneficia porque con nuestras comunidades pedimos que cuando ese parque se lleve a efecto, toda la mano de obra sea de la comuna de Ancud y, principalmente, la gente de la península de Lacuy, donde supuestamente va a estar construido el parque”.

Güentelicán sostiene que este factor de empleabilidad sería uno de los más importantes y que “corno recién se dio luz verde y hay todavía un proceso de dos o tres meses más, se va a comenzar a mover más la cosa”. Así respondió ante la consulta de si sabe si efectivamente existen en Ancud trabajadores calificados para estas obras.

Sobre los mismos puestos se refiere también el alcalde de Ancud, Carlos Gómez (indep.), quien apuntó que no existirían, ya que la municipalidad se ha mantenido al margen de este proyecto, a la espera de que se pronunciara la justicia.

“Siempre voy a estar de acuerdo con todos los proyectos que se ejecuten en la comuna y que cumplan con toda la normativa vigente”, esgrimió el edil, recordando que “yo respeto absolutamente el fallo, por que eso me da la tranquilidad que esta iniciativa cumple con todos los antecedentes necesarios para ser ejecutada”.

Suma Gómez, sobre los beneficios eventuales para Ancud con la construcción del complejo energético, que “no es mucho lo que espero y tampoco he hecho muchas gestiones al respecto, ya que como institución pública debemos entregar garantías a todos, tanto a la empresa como a la comunidad, tanto a quienes están a favor como en contra, y si nosotros comenzábamos a ver antes que este proceso terminara, podíamos influir en las decisiones, y somos completamente imparciales”.

El politico recalcó que se intentará que la empresa tribute en Ancud y que “vamos a hacer todo para que ojalá quede algo para la comuna, sobre todo para quienes están dentro del radio de operación”.

Sobre los anunciados puestos laborales, nombró que es partidario que las personas que eventualmente puedan emplearse en el proyecto sean ancuditanas, pero que “hasta el momento no he querido tener mayor contacto con la empresa”.

Por su parte, el concejal Rodolfo Norambuena (Poder Ciudadano), aparte de lamentar la eventual concreción del parque en Mar Brava, no así que pudiese desarrollarse en otro territorio de la comuna por estar a favor de este tipo de energía, acusó que esta decisión fue “sin respetar la vocación de uso del sector, dejando la puerta abierta a que cualquier inversión pueda instalarse donde quiera sin generarse discusiones profundas”, denunciando que esto se debe a la falta de un ordenamiento territorial y que las decisiones se siguen tomando desde la capital nacional.

Recordó el periodista que tiempo atrás el Concejo Municipal de Ancud tomó un acuerdo de manifestar su rechazo al lugar donde se ubicaría el parque eólico y esto no fue considerado.

Sobre la mano de obra que se ocuparía, la fuente evocó que “Chiloé tiene historial de promesas de miles de puestos de trabajo en megaproyectos y luego nos damos cuenta que no son tales y, en este caso, hace años se prometieron cerca de mil empleos en esta iniciativa y hay que ver si eso se va a cumplir, ya que lo contrario ya lo hemos vivido en el proyecto del Puente Chacao”.

Ambientalistas

Otro opositor al lugar donde se emplazaría el proyecto energético es el geógrafo Alvaro Montaña, perteneciente al movimiento Salvemos Mar Brava, quien subrayó que no se niega a la energía eólica, pero sí a que se desarrolle este parque en el sector rural mencionado, con torres de 150 metros que irrumpirían en un territorio que califica como “prístino”, ya que “la visibilidad de día de estos elementos supera los 30 kilómetros a la redonda”, poniendo énfasis en el impacto visual.

“Al afectar el paisaje se afecta directamente el valor turístico, ligado directamente al paisaje y, por otro lado, toda esa zona es de concentración arqueológica, donde hay 18 sitios catastrados en el propio estudio de impacto ambiental y uno de ellos es el sitio de Quilo-Mar Brava de más de 5 mil años, así que es evidente que se encontrarán más lugares”, arguyó el profesional.

Por otro lado, Montaña sumó que el sector es un área de concentración de aves residentes y migratorias, además de una heterogeneidad de ambientes y que la vocación de uso del territorio es de turismo y agricultura familiar, mayormente.

Apuntó también el profesional que con el proyecto se estiman 107 torres de alta tensión, desde Mechaico hasta Aucaco, pasando por Lajas Blancas. “Dará pie a que otros proyectos se hagan, por ejemplo el de Guabún, que es el Parque Eólico Pacífico u otros que puedan ver con este la puerta abierta para realizarse, industrializando este sector de Chiloé y transformando el territorio que no se ha evaluado como tal, sino solamente corno impacto ambiental, pero la discusión no es solo eso, sino de justicia y desarrollo territorial”.

Mientras tanto, las organizaciones opositoras están analizando los dictámenes de la Corte Suprema, instancia que rechazó los recursos presentados contra la construcción del parque, argumentando diversas razones, siendo fundamentalmente la última que no hubo mal interpretación de la ley, ante lo que no se dio luz verde a una casación.

Los activistas anunciaron que recurrirían esta vez a tribunales internacionales por vulneración de derechos humanos fundamentales. “Nosotros estamos estudiando el fallo con nuestro equipo de abogados y ya se ven opciones para seguir con esto y las vamos a tomar porque ese es el camino”, sentenció Vanessa Durán, del movimiento Salvemos Mar Brava.

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  • 25/06/2018