La contaminación de los mares con basura plástica ya afecta a las regiones más remotas

Tal como ocurre en otros océanos, un estudio en el que participaron investigadores chilenos muestra el impacto de estos residuos en la fauna del Pacífico Sur, sobre todo en Rapa Nui y en la isla Salas y Gómez. Fuente: El Mercurio. 14 agosto de 2018.


Altas concentraciones de microplásticos en las aguas en torno a Rapa Nui y a más de 2 mil kilómetros de distancia de la costa chilena son un ejemplo de cómo los residuos plásticos que se generan en el continente ya están afectando los ecosistemas de regiones remotas del planeta.

Un fenómeno que ya ha sido documentado en áreas del Atlántico y el Pacífico Norte, por ejemplo, y que esta vez un grupo de investigadores chilenos pudo describir a través de su impacto en 97 especies de aves, peces y mamíferos del Pacífico Sur.

«Muchas especies ya están interactuando con los residuos plásticos, ya sea por ingestión o porque se enredan en ellos. El problema es que los microplásticos están invadiendo todos los ecosistemas marinos y sus consecuencias aún las desconocemos», advierte el doctor Martin Thiel, investigador de la U. Católica del Norte (UCN) y autor del estudio, que acaba de ser publicado en la revista científica Frontiers in Marine Science.

En el trabajo, que fue impulsado por el Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI), también participaron investigadores de las universidades de Chile, de Antofagasta y de Talca, entre otras.

Basura chilena

Los investigadores tomaron y analizaron muestras de agua en varias expediciones en el Pacífico Sur, entre Rapa Nui y el continente sudamericano. Además, analizaron informes sobre organismos marinos que habían quedado atrapados en grandes piezas de plástico, como restos de redes de pescar.

A través de modelos de corrientes oceanográficas se han podido esbozar los recorridos que realizan los desechos plásticos arrojados al mar. «Una gran parte de lo que está en el Pacífico Sur proviene del continente americano y, en particular, de Chile», dice Thiel.

La basura plástica es arrastrada por un sistema de corrientes que dan forma al llamado Gran Giro del Pacífico Sur, que son aguas que se mueven en sentido contrario a las agujas del reloj, y en donde acaban acumulándose. Por efecto del paso del tiempo y la exposición a los rayos ultravioleta, los plásticos sufren un proceso de descomposición y se fragmentan en pequeños trozos. Son estos microplásticos una de las principales amenazas para la fauna.

En los estómagos de gran parte de las 97 especies analizadas «se hallaron todo tipo de fragmentos de plástico, en una concentración alarmantemente alta», dice Nicolas Ory, del centro Geomar para la Investigación de los Océanos en Kiel, Alemania, y coautor del estudio.

Los investigadores creen que aves y peces confunden su alimento con el plástico que flota en el agua y lo ingieren. «Al acumular plástico en el estómago se produce una falsa sensación de saciedad y comienzan a tener problemas de nutrición y se mueren», explica Guillermo Luna, del Laboratorio de Ecología y Diversidad de Aves Marinas de la UCN.

Además de quedar enredados en restos de redes, cordeles u otros materiales, otro problema es que algunas aves están usando estos residuos para armar sus nidos, lo que pone en riesgo a sus polluelos. «Los efectos que la ingestión de plástico puede tener a nivel fisiológico recién se están comenzando a estudiar», agrega Luna.

«No son buenas noticias -advierte Thiel-. La conservación de estas áreas marinas comienza en el continente y hay que tomar medidas urgentes».

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