Mejillones: la encrucijada entre el progreso y el medio ambiente

En agosto, una fuga de hidrocarburos en la bahía reabrió el debate sobre la masiva presencia de empresas en una comuna con 13 mil habitantes. Pescadores y ambientalistas se unen para rechazar los episodios de contaminación y solicitan cambios. Fuente: El Mercurio de Antofagasta. 7 octubre de 2018.


Recorrer la zona industrial de Mejillones es verse enfrentado a lo que es y lo que pudo ser esta comuna. Tranquilas aguas de color turquesa y arenas finas son un atractivo turístico que parece interrumpido por el desarrollo económico de la mano de las cerca de 30 empresas que hace tres décadas comenzaron a instalarse en el sector norte de la ciudad.

Aquí los bañistas forman parte del pasado en comparación a los camiones que transitan por caminos de tierra que dan acceso a las distintas plantas. De vez en cuando puede oírse algún ave en el sector.

A 65 kilómetros al norte de Antofagasta, Mejillones nació gracias a las guaneras en 1840, aunque luego mutó en puerto salitrero y en el siglo recién pasado fue el auge de la pesca artesanal. Esta última actividad es la que más se siente perjudicada por la llegada de termoeléctricas. Quienes ejercen este oficio responsabilizan a estas empresas por la contaminación que sufre la bahía y que, según ellos, ha mermado la cantidad de recursos marinos en la zona.

Testimonios

«Soy hija de pescadores y esto era un paraíso, había abundancia de pescados y mariscos. Nosotros nos creíamos pobres, pero resulta que no lo éramos tanto», explica con nostalgia María Brevis al recordar cómo era Mejillones.

Brevis es dirigente de la organización «Meji Ambiente» y lleva tiempo denunciando la contaminación en la comuna, en la que vive hace 45 años. Asegura que todo comenzó en los 80, con la instalación de las primeras empresas.

Brevis sostiene que la mayoría de las empresas no actúa de forma seria, situación que ha generado en los últimos años varios episodios de contaminación, como derrames de petróleo y emanaciones de gases (ver página tres).

«Hay una irresponsabilidad muy grande por parte de las autoridades de turno (…) las empresas no han tenido una fiscalización efectiva en sus emanaciones. No sabemos cómo reaccionar ante un derrame de sustancias peligrosas», comenta.

Algunos mejilloninos temen que su ciudad pueda convertirse en un segundo Quintero. Por este motivo, en septiembre varias organizaciones ambientalistas organizaron una marcha.

Ad portas de su aniversario el 8 de octubre, cuando se conmemora el Combate Naval de Angamos de 1879, la comunidad más que nunca reclama la contaminación de esta localidad, exige fiscalización y compensaciones de las empresas.

José Sánchez, secretario del sindicato de pescadores y buzos mariscadores de Mejillones, comenzó a los 15 años en este rubro y lamenta los efectos que ha tenido en su actividad la instalación de las empresas.

«En el campo laboral nos afectó en todo. Lo que teníamos en la bahía ya no está. En los años 80 cuando empezó Enaex, fue la primera contaminante y sigue contaminando. Y como ésta, todas las que siguieron se situaron en el barrio industrial compuesto por kilómetros y kilómetros», dice.

Sánchez cree que este problema se generó porque se tomaron malas decisiones, sobre todo con la ubicación que tienen las empresas.

«Se tomaron malas decisiones, el plan regulador se hizo mal. Punta Chacaya es una de las playas más lindas de Chile. No aprovechamos estas playas, pero sí se le dio más espacio al barrio industrial, cuyas empresas contaminan todos los días», declara con impotencia.

Horacio Fredes, secretario de la Asociación de Turismo de Mejillones, es parte de la coordinadora «Despierta Mejillones», quienes hace un par de semanas fueron invitados por la presidenta de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara Baja, la diputada Catalina Pérez, a exponer al Congreso.

Para Fredes, a la situación ambiental no se le ha dado la importancia que se requiere.

«El tema industrial se está escapando de las manos porque hay muchos proyectos que se están instalando acá, como si fuéramos el patio trasero, y no tiene que ser así. Mejillones tiene todo un potencial, mirado por el lado turístico Punta Angamos es un diamante en bruto», afirma.

Este joven profesional cree que a las compañías se les deben imponer mayores exigencias medioambientales y que la ciudad debe mirar hacia el turismo, ya que goza de una biodiversidad única.

«Hay muchos científicos que han venido y lo han corroborado. En pocos lugares hay tanta biodiversidad, aquí entra la corriente de Humboldt y muchos organismos vivos que nutren la bahía. También hemos visto acá paseándose ballenas jorobadas, pingüinos de Humboldt y distintos tipos de aves», precisa.

Científica

Ana García es licenciada en Ciencias del Mar. Titulada en España realiza su doctorado en Ciencias Aplicadas mención en Sistemas Marinos Costeros en la UA y además hizo una investigación en la bahía de Mejillones respecto a las ballenas y delfines.

Este trabajo la llevó a fundar Cifamac, que es una unión entre investigadores y pescadores locales.

García señala que los pescadores querían impulsar el turismo de observación de fauna marina en Mejillones, pero no se sabía cuándo estaban las ballenas ni qué venían a hacer.

«En la investigación hemos detectado ballenas y delfines con enfermedades en la piel que son producto de la contaminación industrial. El océano capta contaminantes derivados del petróleo que son los polifenoles y los órganos dorados. Entonces, eso es lo que afecta el sistema inmunológico de las ballenas y delfines, y provoca que presenten enfermedades infecciosas en la piel», explica.

El exalcalde de Mejillones, Marcelino Carvajal, ha recibido críticas en este sentido, ya que las buena parte de las empresas poblaron el barrio industrial durante su gestión (fue alcalde por 24 años).

«Hoy el escenario es distinto. Ayer la industria no tenía normas de impacto ambiental y la fiscalización la hacía la Conama, Corema y Salud, pero no tenían los funcionarios suficientes. Entonces, hay un error, los municipios no autorizan la instalación de empresas, sino que planifican el desarrollo urbanístico de la ciudad. Quien autoriza la instalación de éstas y que cumplan las normas de impacto ambiental son otros organismos», afirma Carvajal.

El exedil asegura que cuando se tomó esta decisión fue porque la pesca pasaba por un mal momento y como municipio solo planificaron dónde estarían instaladas.

Agrega que «a mí siempre me han echado la culpa de que soy el causante de la contaminación en Mejillones, pero en ese instante vi a tanta gente desesperada, el pueblo entero me acompañó a Antofagasta en más de 100 vehículos para defender una fuente de trabajo que fue el Megapuerto, más de 600 personas de Mejillones encontraron trabajo ahí (…) Sé que podemos hablar de turismo, que lo podemos desarrollar pero en ese instante cuando yo asumí las industrias fueron las primeras que llegaron y le dieron crecimiento a Mejillones».

El gerente de la Asociación de Industriales de Mejillones, Juan Pablo León, dice que como parte de las obligaciones de las RCA y compromisos voluntarios de las empresas de monitorear sus emisiones, en Mejillones se toman muestras de más de 170 puntos en la bahía y se miden más de 110 parámetros de la columna de agua, sedimentos y biota marina.

Añade que hay al menos seis estaciones de monitoreo de la calidad del aire en la ciudad, que en suma conforman un extenso sistema de control.

«Sobre los episodios lamentables que hemos debido enfrentar, es importante destacar que todos ellos han sido informados por las propias empresas y controlados en el más breve plazo, sin afectar la salud de las personas y el medioambiente», asegura León.

Uno de los últimos episodios medioambientales se produjo desde la planta de Enaex. Una emisión de gases intoxicó a trabajadores municipales. Por lo mismo, el alcalde Sergio Vega anunció que instalarán un sistema de monitoreo de la calidad del aire e informó que durante el presente año han realizado alrededor de 30 denuncias a la Brigada de Delitos Medioambientales (Bidema) de la PDI por incidentes de este tipo.

Desde Enaex indicaron que «la emisión de gases producida el 27 de septiembre se produjo debido a la detención de la planta provocada por el corte imprevisto del suministro eléctrico en el sector industrial de la comuna, y por lo tanto ajeno a nuestro control. Esta emisión forma parte de los procesos normales de parada de las plantas, proceso que es muy esporádico, de baja duración, bajo control de emisiones y parámetros establecidos en normas internacionales, tal como está declarado en el estudio de impacto ambiental».

Agregando que «Enaex no sólo cumple con la legislación chilena en materia de emisiones, sino que va más allá de ésta, basándose en normativas internacionales mucho más estrictas como lo son las de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. y las recomendaciones de la OMS».

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