Entre 1984 y 1989, la minera sueca Boliden vertió cerca de 20.000 toneladas de residuos contaminantes a las afueras de Arica, capital de la región homónima fronteriza con Perú y Bolivia. Desde Estocolmo, pagaron a la empresa chilena Promel, que esperaba obtener oro y plata a cambio de procesar los desechos suecos, en una práctica recurrente en la década de 1980 por parte de los países desarrollados hacia los del hemisferio Sur. Fuente: El Desconcierto, 3 de marzo de 2023.