Sanción a la Industria Salmonera

Comunicado de Prensa de Fundación Terram, 17-11-05
Una sola sanción ambiental en 15 años a la industria salmonera es el reflejo de nuestra débil institucionalidad ambiental.


Luego de que la Corema de la Región de Los Lagos resolviera, por primera vez en su historia, revocar la resolución de calificación ambiental de la pesquera Sacho S.A., exportadora de erizos y salmones, Francisco Pinto, economista de Fundación Terram, si bien calificó el hecho como "un paso en la dirección correcta, criticó también fuertemente tanto a la industria de la zona como a la institucionalidad ambiental: "llevamos 15 años con una industria que depreda el medio ambiente, tiene a gran parte de sus trabajadores bajo condiciones laborales indignas y las sanciones brillan por su ausencia".

El economista agregó además que "la empresa que se está multando, nunca había implementado sistema de tratamiento de residuos líquidos, que es uno de los problemas ambientales, a nuestro juicio, graves en la industria. Es decir, Sacho S.A. lleva cinco años funcionando y a la vez contaminando nuestros mares sistemáticamente sin costo alguno para la empresa. Aquí se demuestra la asimetría que existe en este sector: la industria creció más de un 20% en el último año. En cambio, la lentitud con que avanzamos en los temas de regulación ambiental son impresionantes. Una sola sanción ambiental en 15 años lo dice todo.

Haciendo referencia a la industria salmonera, Pinto declaró que " Chile, junto a Noruega, es el primer productor mundial de salmón. Sus exportaciones anuales superan los US$ 1.400 millones. Sin embargo, gran parte de este éxito se sustenta en un marco regulatorio débil y permisivo. Durante los ?ltimos años hemos visto, además, una concentración del capital, en donde los capitales extranjero cobran cada vez mayor relevancia, lo que sería un indicio de que nuestro país es un paraíso en lo que se refiere a flexibilidad en legislación ambiental y laboral",dijo.

Al finalizar, Francisco Pinto expresó que "si bien esta no es una empresa de las más grandes, resulta paradójico que ésta haya funcionado contaminando de forma sistemática sin regulación alguna. Además fue clausurada durante el año pasado por la Dirección Regional del Trabajo por continuas infracciones a la ley laboral. Es, sin duda, el fiel reflejo de una industria esencialmente preocupada de llenar sus bolsillos, amparada por un gobierno que, al parecer, cree que el crecimiento económico es la cura para todas las enfermedades. Tener un 12% de fiscalización laboral en la industria salmonera que emplea a cerca de 45 mil personas- y que además posee una infraccionalidad superior a 60%, es una verguenza".


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