Proteger la biodiversidad, un tema complejo

Columna opinión de Flavia Liberona Directora de Terram publicada en El Mostrador el 21 de septiembre 2014.


Uno de los compromisos del Programa de gobierno de la Presidenta Bachelet, era enviar al Parlamento durante los primeros 100 días de su mandato un proyecto de Ley para crear el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Podemos decir que la Presidenta cumplió. La iniciativa legal actualmente se encuentra radicada en la Comisión de Medio Ambiente del Senado para su conocimiento y análisis.

Sin embargo, este es sólo un primer paso, ya que ahora comienza la parte compleja de un proyecto así: ¿cómo hacer que una iniciativa de este tipo sea aprobada por el Parlamento? Más aún cuando éste es un tema que pareciera ser poco atractivo para el gobierno y los legisladores. A esto se suma que la iniciativa presentada por el Ejecutivo aborda temas que pueden ser considerados no menores. Temas como la creación de un servicio público, fomentar acciones para resguardar la biodiversidad y crear un sistema de áreas protegidas, son altamente complejos, sobre todo si es en un sólo proyecto. Pero la complejidad es aún mayor cuando nos damos cuenta que un proyecto de ley de estas características pareciera no tener vínculo con las preocupaciones y demandas de la ciudadanía que se encuentran hoy en la agenda pública, aunque esto no sea completamente cierto.

Entonces surge un sinnúmero de preguntas: ¿qué es la biodiversidad?, ¿por qué hay que crear un servicio público?, ¿qué significa proteger la biodiversidad?, ¿qué implicancias tiene la biodiversidad y su protección para el país y la vida cotidiana de cada habitante del territorio nacional?

Las respuestas no son simples y requieren de cierto nivel de conocimiento, que muchas veces no está presente en la discusión parlamentaria. Pero lo que sí es evidente y claro, es que la mayoría de las personas con o sin conocimientos científicos, técnicos y/o de política pública, se emociona y tiene sentimientos ante las bellas imágenes de paisajes naturales, sean estos mar, lagos, ríos, bosques, desierto, montañas, etc., también ocurre lo mismo cuando observamos plantas, animales u hongos. Algo nos maravilla, algo nos conmueve y no queremos que esa vida y esos paisajes desaparezcan o se transformen. Sin lugar a dudas a todas las personas la naturaleza nos provoca algo. Basta recordar las razones del rechazo ciudadano al proyecto Barrancones en Punta Choros.

En alguna parte de nuestro ser entendemos y apreciamos la biodiversidad, aunque no la llamemos por este nombre. La existencia de paisajes, árboles milenarios, pájaros, ballenas, insectos increíbles, nos provoca. Por ello, a veces parece más adecuado ocupar el término “naturaleza”, aunque no significa exactamente lo mismo que biodiversidad, pero ambos tienen algo en común y es que estamos hablando de diversas formas de vida. En términos concretos, biodiversidad es la diversidad de la vida expresada en ecosistemas, especies y genes. Es decir, la variedad de formas de vida que habitan en el planeta. Pero ¿por qué debemos resguardarlos?, las razones son múltiples, pero tal vez una de las más simples y sencillas, es que nosotros somos parte de esa vida, pero a la vez dependemos de la vida de otras especies, simplemente la necesitamos para seguir existiendo, porque esta nos provee de alimentos, fibras, combustibles, agua, oxígeno, etc.

No comprender nuestra dependencia de otras formas de vida, es parte de la arrogancia humana que nos ha llevado hasta donde estamos como planeta. Es decir, con problemas globales de cambio climático, pérdida de biodiversidad, contaminación de aguas, etc.

Ahora, si nos enfocamos sólo en Chile, hay cosas que debemos tener presentes cuando se discuta en el Parlamento el proyecto de ley presentado por el Ejecutivo. La primera de ellas es que nuestro país tiene condiciones de isla geográfica, lo que ha permitido el desarrollo de ecosistemas y especies únicos para el planeta y, por tanto, el país tiene una responsabilidad en mantenerlos. Lo segundo es que no podemos pensar el país como un territorio que debe ser “explotado”, extrayendo peces, bosques o minerales para generar empleo o en realidad riquezas a unos pocos en el corto plazo, esto se contradice con el concepto de sustentabilidad. Esta forma de pensar nos deja encerrados en un modelo productivo extractivista, exportador de recursos naturales, que no les otorga ningún valor a la biodiversidad, a las economías locales, a la cultura y tradiciones que existen en distintas partes de Chile.

Esa forma de pensar y ver el país como una caja de donde podemos sacar, sacar y sacar, evidentemente percibe que cualquier iniciativa que tenga como propósito proteger el patrimonio natural de Chile, ya sea entendida ésta como naturaleza, biodiversidad, aguas, glaciares, etc., es una limitante para seguir sacando y sacando. Claramente lo que esperamos respecto del proyecto de ley que en los próximos meses se discutirá en el Parlamento, es que los tomadores de decisiones entiendan las implicancias de ver y planificar el país como un territorio donde se puede extraer todo lo que se quiera sin consecuencias, pues la evidencia demuestra que no es así.

Considerar las características geográficas, climatológicas y ecológicas de nuestro país, es imperativo para que de verdad valoremos lo que tenemos. Y que cuando sea la hora de legislar, quienes están a cargo de sacar adelante este proyecto (Ejecutivo y Parlamento), dejen a un lado su mirada cortoplacista y piensen que están tomando decisiones que no son fáciles de revertir, pues la destrucción de ecosistemas, perdida de especies y genes, no se recupera por actos administrativos, voluntad política o una nueva ley.


Publicado en: Opinión

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1 Comentario

  1. Si bien el proyecto viene a saldar una deuda pendiente en la implementación adecuada del Convenio sobre Biodiversidad Biológica, no recoge la protección de todos los componentes de la biodiversidad, tal y como el mismo Ministerio del Medio Ambiente los reconoce: genes, especies y ecosistemas. El proyecto deja fuera la regulación de los recursos genéticos.

    Atte. Jorge Ossandón.
    Investigador de Fima