Valparaíso: expertos proponen estrategias para prevenir daños por cambio climático

Las alteraciones atmosféricas, advierten, inciden en marejadas que destruyen el borde costero y en la sequedad ambiental que permite la proyección de más incendios forestales. Fuente: El Mercurio de Valparaiso, 27 de noviembre de 2017.


El agua que corre encauzada por esteros como el Marga Marga, en Viña del Mar, o abovedada, como el estero Las Delicias, que circula bajo la avenida Argentina, en Valparaíso, es un desperdicio, y bien podrían ejecutarse obras para que ésta se infiltre en el subsuelo y sirva para regenerar con flora nativa tras un incendio y controlar la humedad, o bien podría acumularse para tiempos de sequía.

Esta fue una de las principales conclusiones tras el seminario «Las transformaciones en la bahía de Valparaíso y la necesaria adaptabilidad al cambio climático. De las infraestructuras naturales a las infraestructuras para la vida», efectuado en la PUCV.

El director del Instituto de Geografía de la PUCV, Luis Álvarez, indicó que «el cambio climático tenemos que entenderlo como una alteración en la atmósfera, y lo que cambia es la presión, por eso hay más marejadas, vientos y más daños en el borde costero. También disminuye la humedad y cuando la atmósfera es seca, los incendios forestales se proyectan».

También cambian «los cursos de agua, porque llueve lo mismo en cantidad pero de manera más intensa, y por tanto, los cursos con poca agua uno los ve colmados. El estero de Viña del Mar después de cada lluvia queda de tope a tope y uno se pregunta por qué, si no ha llovido tanto, y es porque hoy la evacuación es libre y hace que los esteros con poca agua los tengamos a punto de desbordarse. No ha habido invierno en los últimos tres años en que no haya estado la preocupación de que el estero se pueda desbordar», precisó.

Bajo nivel de humedad

El aspecto que el académico calificó como el más notorio del cambio climático es el bajo nivel de humedad, y recordó que «Valparaíso originalmente tenía mucha humedad, porque tiene una corriente fría, el mar modera las temperaturas, pero esa humedad ha tenido caídas bruscas y en promedio, en los últimos 40 años, hay un 18% de humedad menos».

Álvarez hizo notar que «eso significa que tenemos años más secos y por tanto, es alta la probabilidad de que un incendio iniciado como normal se transforme en un gran siniestro producto de que esa atmósfera genera una mayor continuidad del fuego».

Un aspecto crucial en el cambio climático, expuso el académico, es la disminución que ha experimentado el suelo en su capacidad de infiltrar el agua, lo que «primero impide que los sistemas naturales, proliferen, o sea, no tenemos vegetación nativa, autóctona, porque no tenemos el agua, el sistema sanguíneo que los recupera, y por cierto, eso disminuye la humedad y hace proliferar los incendios forestales, por tanto, la tarea nuestra, y es lo que estamos proponiendo hace rato, es infiltrar».

Álvarez agregó que «mientras más infiltremos, más posibilidades tenemos de proyectar los sistemas naturales que van a controlar la humedad y van a inhibir los incendios, por tanto, la tarea nuestra es tratar de infiltrar lo más posible la poca agua que cae».

Hizo hincapié en que «cuando la gente de Viña del Mar vea que después de una lluvia el estero está lleno de agua, no tiene que alegrarse de que llovió mucho, tiene que acongojarse de que toda esa agua, irremediablemente la tenemos perdida, porque se va al mar, y esa agua dulce, para que vuelva a la tierra, al continente, pasa todo un ciclo, que en algunos casos demora 200 o 300 años en volver en un nuevo sistema frontal, porque en la Tierra tenemos sólo un volumen de agua, no hay una máquina que la esté produciendo en algún rincón del planeta».

A su juicio, lo fundamental es «acometer obras que vayan cambiando la mentalidad del cauce al drene, o sea, hacer cauces o bóvedas, porque liberar libremente el agua al mar es irracional, y en el cambio climático, eso no es una cultura de adaptación que es sacar los tubos y drenar, porque cuando el agua la infiltramos en el territorio está más tiempo en la cuenca, mientras que si hacemos un cauce y la liberamos al mar, no está nada en la tierra, de hecho, ni siquiera toma contacto con ella».

El cauce es desperdicio

En ese contexto, Álvarez enfatizó que «el principio del cauce es el principio del desperdicio, y el principio del drene es el principio de la vida, de la proliferación de los ciclos naturales, porque cuando un agua se infiltra está mucho tiempo en Valparaíso, en la cuenca del Marga Marga. Por ejemplo, en Peñablanca si un agua se infiltra, va a estar 40 años en la cuenca del Marga Marga, en cambio, si se va por una solera al cauce, al estero, se demora ocho horas en llegar al mar, y ahí ya no nos sirve».

El académico subrayó la importancia de «la estrategia de retener, y esto en todo el secano costero, o sea, si en la séptima región se estuviera infiltrando agua, la posibilidad de proliferar incendios va a ser mucho menor».

Consultado sobre si ya le ha planteado el tema a la DOH, Álvarez señaló que ya lo ha hecho. «Ha sido bastante sensible. En los proyectos de Las Cañas, por ejemplo, que es un cauce que se está elaborando ahora en Valparaíso, en parte también porque los vecinos conocieron de esto, el diseño se replanteó y se están haciendo drenes, es decir, parte de la quebrada Las Cañas va a ser drenaje, o sea, cuando llueva, esa agua no va a llegar al cauce de calle Uruguay, sino que se va a quedar detenida allá arriba, porque cuando se retiene en el subsuelo toma más valor». Para Álvarez, «el gran embalse de Valparaíso es el subsuelo, el gran embalse de Quilpué y Villa Alemana es el subsuelo, ahí es donde el agua tiene que quedarse, no en lagunas, ni en tranques ni en estanques».

PENSAR LA CIUDAD

Por su parte, el arquitecto Claudio Magrini, director del magíster Territorio y Paisaje, de la Universidad Diego Portales, propuso «pensar la ciudad a partir de las leyes de la naturaleza y en función de los riesgos presentes en Valparaíso, que en este caso son los incendios. La idea es ver cómo nos podemos hacer cargo del territorio trabajando a partir de los paradigmas de la naturaleza».

En ese sentido, planteó que «la capilaridad es un tema que ya se asentó, y el año pasado tuve una reunión con la consultora que está levantando la primera línea base de las quebradas de Valparaíso. El año pasado todavía pensaban en el paradigma del encauzamiento, y si bien no he vuelto a hablar con ellos, ya me enteré que ahora están trabajando con la infiltración».

Magrini resaltó que «tanto en mi discurso, como en el del geógrafo y en el de las comunidades, está creciendo la conciencia de que es importante infiltrar. Aquí tenemos que trabajar con ese tipo de paradigmas, y esa visión se está expandiendo cada vez más».

Playas en los tranques

Una propuesta que está desarrollando Magrini y su equipo es la habilitación de playas en los tranques desarenadores que hay en diversos cerros de Valparaíso, sobre lo cual destacó que «la idea es proponer espacios públicos en la parte superior de las quebradas, y lo que nosotros queremos es que los espacios públicos sean propios de las quebradas y no sean importados del contexto urbano a la parte alta de las quebradas, porque eso sería desconocer las particularidades del lugar».

El arquitecto recalcó que «en los tranques desarenadores y en las quebradas uno puede trabajar con los mismos principios, porque siempre vas a tener la arena en los desarenadores y siempre cada quebrada tiene arroyos, vertientes y acumulación de agua».

En ese escenario, hizo notar que, más que grandes recursos monetarios, lo que se necesita «es la imaginación, el ver cómo tú combinas esos elementos para que sean aptos para ese tipo de espacios, y en eso todavía estamos trabajando, pero los recursos están en el mismo tranque, y yo creo que es mucho más caro llevar un espacio público artificial urbano a las quebradas, más que trabajar con elementos que ya existen en las quebradas», reflexionó.

– «Valparaíso originalmente tenía mucha humedad, porque tiene una corriente fría, el mar modera las temperaturas, pero esa humedad ha tenido caídas bruscas y en promedio, en los últimos 40 años, hay un 18% de humedad menos»
Luis Álvarez, Director Instituto, Geografía PUCV

-Reuniones para ir avanzando

Con la idea de concretar propuestas, Claudio Magrini, se reunió con la Seremi de Obras Públicas, y la Dirección de Obras Hidráulicas. «Les mostramos el trabajo que estamos haciendo en función de la infiltración y también con el espacio público, es decir, lentamente queremos instalar este tema en las autoridades y también en las comunidades, para que lo vean como una alternativa y una posibilidad». En cuanto a la Municipalidad, aclaró que «todavía no hemos llegado al alcalde Jorge Sharp, pero sí me doy cuenta que la nueva administración es más sensible y abierta a este tipo de trabajos».

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