Parque marino en el Cabo de Hornos amaga la pesca en Magallanes y genera nueva tensión entre ministerios

Ministros decidirán el 14 de diciembre. De aprobarse el área protegida que propugnan sectores ambientalistas se podría ver afectada la actividad de 23 buques factoría y el empleo de 1.000 trabajadores entre tripulantes y operarios de plantas de proceso. Fuente: El Mercurio, 10 de diciembre de 2017


De aprobarse el área protegida que propugnan sectores ambientalistas -como National Geographic, por ejemplo-, se podría ver afectada la actividad de 23 buques factoría y el empleo de 1.000 trabajadores entre tripulantes y operarios de plantas de proceso.

Para el común de la gente, el nombre de Enric Sala no dice nada. O poco. Distinto es lo que ocurre en el mundo científico y, por cierto, en La Moneda. Ahí es un referente. Es un biólogo marino archiconocido que en 2011 se convirtió en el primer español en ser seleccionado como Explorador Residente de la Sociedad National Geographic. No es poco mérito. Solo una decena de personas en todo el mundo forman parte de ese exclusivo grupo.

A través del proyecto Mares Prístinos, el científico ha tratado de impulsar la creación de áreas marinas protegidas en todo el mundo. Y vaya que ha tenido éxito en Chile. Mares Prístinos incidió para que, en el pasado, el Estado decidiera crear un parque marino de 150 mil kilómetros cuadrados en Isla de Pascua.

¿A qué viene todo esto? A que la influencia de Enric Sala en Chile no se detuvo con lo de Isla de Pascua, sino que ahora se extiende hasta el Cabo de Hornos, donde, a instancias de National Geographic, entre otras organizaciones ambientalistas, el Gobierno está ad portas de crear un nuevo parque marino, de 140 mil kilómetros cuadrados y que, según fuentes de la industria pesquera, amenaza con bloquear zonas de intensa actividad económica y con dificultar incluso las tareas de vigilancia y ejercicio de soberanía en la frontera con Argentina.

Con estos resquemores a la vista, claramente Enric Sala ya no es solo el biólogo destacado y admirado por todos, sino que se sitúa como un actor de primer orden en un proceso que genera distintos grados de adhesión, apoyos, dudas y críticas al interior del Gobierno: Medio Ambiente y la Cancillería, por un lado; Economía e Interior, por el otro. Esto, sin entrar todavía en lo que dicen los pesqueros sobre un conflicto que se resume en miles de toneladas de pescado, centollas al por mayor, miles de empleos y millones de dólares de exportaciones.

La creación de este parque es inminente. De hecho, su definición será vista por el Consejo de Ministros este jueves 14 de diciembre.

Ministros deciden el mismo día de la subasta de pescados

La zona donde el Gobierno pretende crear el parque marino abarca unos 140 mil kilómetros cuadrados, y el temor de los pesqueros es que en el trazado termine imponiéndose la visión que empuja National Geographic: cerrar el cabo de Hornos y las inmediaciones de las islas Diego Ramírez a toda actividad comercial.

¿Tendría impacto económico una medida así? Hay versiones de Gobierno que indican que, dependiendo del trazado final, podrían verse afectadas las actividades de 23 buques factoría, lo que pondría en riesgo los empleos de 1.000 trabajadores, entre tripulantes y operarios de plantas de proceso.

En 2016, por ejemplo, la flota industrial pescó en la zona en cuestión 3.058 toneladas de bacalao de profundidad en el extremo sur del país, volumen que supuso envíos al exterior por US$ 88 millones ese año. Entre 2006 y 2016, los envíos de esa especie totalizaron US$ 750 millones.

Una de las incertidumbres más específicas de la industria -y que tiene implicancias inmediatas- tiene que ver con las fechas: la subasta pública de asignación de permisos de pesca del bacalao de profundidad se realizará entre el 12 y el 14 de diciembre sobre un sector que por esos días podría quedar dentro del parque.

¿Es tan apremiante la situación para los pesqueros del bacalao? No está muy claro. Algunas fuentes del Gobierno indican que en el área que se quiere proteger no se registra pesca de bacalao, y si existe, no hay datos de ella. Otras fuentes señalan que sí habría efectos, y que por eso es importante dejar abierto un pasadizo para los pesqueros, que son unas 700 naves, entre industriales y artesanales.

Lo más probable -indican altas fuentes de Gobierno- es que el 14 de diciembre termine imponiéndose una alternativa intermedia: al norte del futuro parque Cabo de Hornos se establecería un área marina protegida, donde se podrán seguir realizando actividades extractivas no invasivas (zona azul del gráfico); se dejará una franja para la navegación entre esta área protegida y el parque, pero no se aceptará cortar en dos la superficie que circunda las islas Diego Ramírez, donde se presenta un hábitat de extrema fragilidad.

Según el presidente de la Asociación de Operadores de Bacalao de Profundidad de Magallanes, Eduardo Infante, los industriales no están pidiendo que el parque no se haga, sino que dejar una zona abierta a la pesca entre el Parque Marino y las Islas Diego Ramírez y un corredor de 5 millas para permitir el libre tránsito de barcos pesqueros y de otro tipo que vayan hacia la Antártica.

«Con todos los parques propuestos, van a llegar a alrededor del 40% del territorio marítimo. Hay que distinguir que una cosa es un área marina protegida, en que usted regula las actividades, y la otra es el parque marino, donde no se permite ninguna actividad comercial, salvo investigación. Suena raro que un país pobre como Chile tome el 40% de sus recursos actuales y potenciales y renuncie a ellos, sin considerar las consecuencias socioeconómicas», afirma Infante.

593 lanchas artesanales

Aparte de la flota industrial, en la zona también hay actividad artesanal, la que, dependiendo de cómo quede delimitado el parque, también podría verse afectada. Se trata de unas 593 lanchas. La situación de este sector es una de las preocupaciones centrales de los sectores de Gobierno que se oponen al cierre total de esta área.

Aparte de los elementos económicos, hay un sector del Gobierno que está considerando elementos de orden geopolítico a la hora de tomar una decisión. El parque se ubicaría en el límite con Argentina, donde la flota pesquera opera como custodia de la frontera. Por eso es importante dejar una franja por donde los pesqueros nacionales puedan seguir ejerciendo soberanía, afirman fuentes de Gobierno.

Pesquerías agotadas

En el Ministerio de Medio Ambiente estuvieron disponibles a pronunciarse abiertamente sobre el tema. Para el subsecretario Jorge Canals, la investigación científica demuestra que la creación de parques marinos va en beneficio de los ecosistemas naturales y, en consecuencia, de la economía, porque permiten la recuperación de las pesquerías. Este punto cobra mayor relevancia si se considera que al año 2016, el 60% de las pesquerías del país estaban agotadas.

«Estos recursos son muy migratorios, por lo tanto, si bien esta zona austral es la más importante, no es la única zona donde es posible pescar bacalao. Respecto a las actividades económicas, podemos decir que se verán beneficiadas. La creación de un parque concita atención mundial de carácter turístico, de investigación y será un espacio de protección donde esperamos se involucren todos los sectores», afirma.

¿Por qué National Geographic tiene voz en la creación de este parque? «Tiene la misma voz que cualquier organización tiene cuando quiere exponer antecedentes científicos para considerar áreas relevantes para la conservación de la biodiversidad», dice Canals. En este proceso, agrega el subsecretario, National Geographic entregó antecedentes al Gobierno, tal como lo han hecho otras organizaciones, como la Universidad de Magallanes, OCEANA, el grupo de investigadores de OMORA, WCS y WWF.

«Las entidades informan, proponen y el Estado toma decisiones con la mejor información, y en otros casos trabaja en alianzas. En este sentido, el Ministerio del Medio Ambiente inició un trabajo de planificación para la conservación marina el año 2014 y que concluirá en enero de 2018», afirma Canals.

-Una exitosa exposición audiovisual en La Moneda

El 8 de mayo, la Presidenta Bachelet recibió en audiencia a Enric Sala, ocasión en que el científico le presentó a la Mandataria material fílmico de sus expediciones al Archipiélago de Juan Fernández y al Cabo de Hornos. Tras esa audiencia, la Presidenta instruyó adoptar las medidas necesarias para crear los parques marinos de Juan Fernández y Cabo de Hornos antes de que culmine su mandato, según consta en un oficio reservado enviado el 18 de mayo por el canciller Heraldo Muñoz a su par del Medio Ambiente, Marcelo Mena.

Los hechos se precipitaron rápidamente y el 13 de julio, Marcelo Mena invitó a la Subsecretaría de Pesca, Servicio Nacional de Pesca, Subsecretaría para las Fuerzas Armadas, Director de Asuntos Oceánicos del Ministerio de Relaciones Exteriores y a la Armada a formar parte del Grupo de Trabajo Interinstitucional que recopilaría los antecedentes para la creación de los parques. Esa información será uno de los insumos que tendrá a la vista el Consejo de Ministros que, este 14 de diciembre, tomará la decisión sobre los parques, para que luego la Presidenta firme los respectivos decretos.

La tensión en la industria pesquera es máxima y desde que se confirmó la idea de crear un parque marino en el Cabo de Hornos, los dirigentes de la Asociación de Operadores de Bacalao de Profundidad (AOBAC) han tratado de convencer a la autoridad -a través de los Comités de Manejo de las Pesquerías- de modificar el trazado original del parque marino y dejar una franja para seguir navegando.

En su última cuenta al país, la Presidenta Bachelet anunció que, con la creación de dos nuevos parques marinos, para Cabo de Hornos y Juan Fernández, este tipo de áreas protegidas se empinarán por sobre el millón de kilómetros cuadrados, lo que corresponde a cerca de un tercio de la zona económica exclusiva. Además, supera la superficie de Chile continental, que es de 750 mil km. En este momento existen tres tipos de áreas marinas protegidas en Chile: las reservas marinas, que protegen pequeñas zonas de reproducción de especies de interés pesquero o zoológico; las áreas marinas y costeras protegidas de múltiples usos (AMCP-MU), que si bien resguardan hábitats, permiten una explotación con medios sustentables, y los parques marinos, donde la protección es completa.

-AL AÑO 2016, EL 60% DE LAS PESQUERÍAS del país estaban agotadas, según cifras entregadas por el Ministerio del Medio Ambiente.

Pablo Obregón Castro

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