Científicos investigan por qué las jorobadas cantan en Chiloé

Aunque se sabe que esta especie es una de las tantas de cetáceos que habita en el Archipiélago, sonidos detectados por instrumental revelan que estos gigantes también cortejarían en la zona. Fuente: La Estrella de Chiloé, 12 de marzo de 2018.


Las ballenas son de los seres más majestuosos del planeta, y en la provincia de Chiloé estos animales encuentran un refugio perfecto. Centenares de ejemplares alimentan y cuidan a sus crías en las aguas de esta parte del mundo.

Ya hace algún tiempo que la Fundación Meri -que trabaja para la conservación y el manejo sustentable de los ecosistemas terrestres, dulceacuícolas, marinos y el legado cultural de la Patagonia norte- se ha encargado de estudiar el comportamiento de estos cetáceos, en particular acerca de la recolección de evidencia sobre si fundamentalmente las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) estarían cortejándose en la zona.

Aunque hasta el momento no hay pruebas suficientes que aclaren las razones de por qué estos mamíferos viajan hasta el Archipiélago, se sabe que la oceanografía de este territorio produce una mezcla entre las aguas dulces procedentes especialmente de ríos y montes con las oceánicas encerradas en fiordos y canales, ambas cargadas de nutrientes. Esa combinación tendría consecuencias benéficas.

«Todos estos nutrientes que vienen de la montaña son el sustento para que las microalgas crezcan y estas son el alimento del zooplancton o el kril, que finalmente es la comida de la ballena azul (Balaenoptera musculus), de dónde saca toda la biomasa y la energía que necesita, porque el kril en el fondo es un cóctel de grasa», explicó Paulina Bahamonde, bioquímica de la Universidad de Concepción y PhD en Biología de la University of New Brunswick, quien se integró a la Fundación Meri en el 2015.

En este mismo punto, la investigadora manifestó que las dimensiones de las ballenas en cuanto a altura y peso van de la mano con la dieta antes mencionada. «Eso hace que la ballena azul tenga la contextura tan grande y pueda realizar sus migraciones. Y es algo similar con las ballenas jorobadas (que pueden alcanzar longitudes de hasta 16 en las hembras y 15 metros en los machos, con pesos de aproximadamente 40 toneladas), solo que estas, además de comer kril, pueden comer peces pequeños», detalló.

Si bien esta última especie utiliza otras áreas geográficas como Ecuador, Colombia y Perú para este proceso, las últimas investigaciones han entregado evidencia acústica que estos cetáceos están cantando en la zona.

Al respecto, la profesional sostuvo que «eso todavía no lo sabemos. Nosotros en el año 2012 instalamos una serie de boyas en donde grabábamos cantos, pero estas boyas estaban enfocadas a grabar ballenas azules, pero su vocalización es muy, muy baja, de los 25 hertz, y de paso logramos grabar unos cantos de ballenas jorobadas, pero eso fue por coincidencia».

Sumó que «eso nos llamó la atención, porque generalmente que las ballenas canten, las jorobadas que son como pájaros donde el canto consiste en que el macho atrae a la hembra, entonces para nosotros fue una sorpresa escuchar ese tipo de cantos acá en el sur porque por lo general se piensa que se reproducen en aguas más cálidas».

En lo estrictamente científico, las investigaciones avanzan en saber por qué estos especímenes estarían eligiendo Chiloé para cortejar.

«Ahora en esta expedición instalamos un hidrófono que va a ser específico para grabar las vocalizaciones de las ballenas jorobadas. Este hidrófono va a estar puesto en el golfo hasta junio. Al mismo tiempo, unos colegas en Colombia y en Perú también van a poner unos hidrófonos; entonces, después vamos a poder comparar si los cantos de ballenas jorobadas de todo el Pacífico sur son los mismos, y si estamos compartiendo población», precisó la científica.

Con ello alude a la expedición del crucero científico que acaba de desarrollar la Fundación Meri con Woods Hole Oceanographic Institution por el golfo Corcovado, en el sur de Chiloé.

Misma postura tiene Gustavo Chiang, director científico de Meri, quien expuso que gracias a los instrumentos instalados en los últimos viajes se ha podido escuchar a las jorobadas cantando, lo que antes no había ocurrido, por lo que espera seguir recolectando información acústica.

«No tenemos evidencia suficiente, lo único que encontramos es que están cantando por períodos súper largos, cosa que no es común y no sabemos por qué», resaltó el científico.

«El que sea un sitio de alimentación ya convierte a la Patagonia y el norte de Chiloé como un territorio clave para la subsistencia de la especie», reconoció la bióloga ambiental de Patagonia Rural (empresa social de Ancud), Vanessa Durán.

De acuerdo a lo expresado por la profesional, el estudio de las ballenas es complejo y requiere muchísimo esfuerzo humano y logístico: «Lo que queda es estar a la espera de más estudios para decir con seguridad a qué se deben los cantos de las ballenas en el territorio, y si quizás este corresponde a un sitio de reproducción, además de zona de alimentación».

Amenazas

Como se ha mencionado, el Archipiélago de Chiloé alberga una importante concentración de ballenas en el Hemisferio Sur. No obstante, son mamíferos amenazados.

«En Chiloé existen amenazas que podrían perjudicar a las poblaciones de ballenas que hasta acá llegan, por ejemplo, la contaminación acústica de las propias embarcaciones. En Chiloé se realiza el turismo de observación de cetáceos, pero para que esta actividad no ponga en riesgo a las especies es una obligación el cumplir con las medidas establecidas por Sernapesca (Servicio Nacional de Pesca y acuicultura)».

Estas últimas se refieren «en cuanto a las distancias mínimas de observación (de 100 a 300 metros dependiendo la especie), ya que la cercanía de las embarcaciones perturba sus actividades, además de que potencialmente pueden ser heridas por los motores, lo que podría disminuir el número de visitas de ballenas hasta Chiloé», precisó Durán.

Asimismo, la bióloga marina subrayó que además de la jorobada, hay otras especies de cetáceos que también corren riesgos al recalar en aguas insulares, principalmente por la instalación del polémico Parque Eólico Chiloé, en Mar Brava.

«Se conoce que el noroeste de Ancud, en específico la bahía de Cocotué, recibe a las últimas siete hembras reproductivas de la población del Pacífico sur de la ballena franca austral (Eubalaena australis), lugar que podría ser impactado por una megaindustria eólica (Parque Eólico Chiloé)», especificó.

Durán justificó que «una comisión de 45 científicos en el año 2011 manifestó su oposición al proyecto por las perturbaciones que significaría a la fauna cetácea. También, recordar que en el año 2015 vararon 340 ballenas sei (Balaenoptera borealis) en el golfo de Penas, y un estudió indicó como causa posible de muerte a la marea roja que en ese año se presentó en niveles excepcionales, por lo que no podemos descartar que los eventos de contaminación del mar que podrían estar potenciando los blooms de algas también afecten a los cetáceos».

César Cárdenas Ruiz

«Para nosotros fue una sorpresa escuchar ese tipo de cantos acá en el sur porque por lo general se piensa que se reproducen en aguas más cálidas»

Paulina Bahamonde

El que sea un sitio de alimentación ya convierte la Patagonia y el norte de Chiloé como un territorio clave para la subsistencia de la especie».

Vanessa Durán, bióloga de Patagonia Rural

 

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