Electromovilidad y almacenaje de energía definirán la demanda de commodities en la próxima década

Viene una ola de demanda por cobre, níquel, litio y cobalto que prácticamente nadie anticipó, minero, inversionista o banquero, todos por igual. Fuente: Revista Minería Chilena. 12 junio de 2018.


A medida que el superciclo de los commodities impulsado por China perdió dinamismo y los balances de las empresas mineras sintieron su efecto, inversores, banqueros y observadores –todos por igual– se preguntaron cuándo, dónde y cómo se manifestaría el siguiente ciclo de expansión del mercado de los commodities mineros.

Las analistas especularon que el siguiente súper ciclo estaba a lo menos diez años hacia adelante y que sería empujado por el crecimiento de India o –posiblemente– por el desarrollo urbano de Indonesia. En tanto, el crecimiento del producto per cápita y el crecimiento en urbanización de los mercados emergentes ciertamente ayudan a la demanda de los commodities mineros, casi en forma unánime inversores, mineros y analistas fallaron en anticipar el boom de demanda que estamos viendo hoy.

Principalmente nueva demanda para cobre, níquel, litio y cobalto, así como también varios otros minerales, en los años venideros, debido al efecto global de la electromovilidad (EV, por su sigla en inglés) y su impacto sobre las redes eléctricas, así como también sobre la tecnología de las baterías de almacenamiento de electricidad, lo cual está transformando el uso de energías renovables y haciendo que la energía eléctrica sea más barata y accesible en términos globales.

No siempre la nueva tecnología desplaza a la más antigua. Mucha gente no sabe que varios de los primeros automóviles que se fabricaron en el mundo fueron eléctricos, o que en las décadas de 1970 y 1980 los fabricantes de autos ya trabajaban en el desarrollo de vehículos eléctricos. Se ha requerido una diversidad de factores, tanto económicos como políticos, para llegar al escenario que hoy enfrentamos con la electromovilidad y las baterías de almacenamiento eléctrico, las que se encuentran en el umbral de su incorporación masiva.

Costo y utilidad

Cuando pienso en tecnología disruptiva, hay dos principios que se repiten en forma constante para que ocurra el cambio tecnológico: costo y utilidad. En el caso de los vehículos eléctricos, estamos prácticamente en una situación de paridad de costos frente a los automóviles convencionales. Estamos a pocos años de que los automóviles eléctricos cuesten menos que los autos con motores a explosión. La utilidad, en el caso de la electromovilidad, tiene dos componentes principales: capacidad de carga de las baterías y autonomía de las mismas. El rango actual de autonomía de los vehículos eléctricos ya está sobre el 98% respecto de lo que el automovilista norteamericano medio viaja en un día, y la infraestructura de recarga de baterías ya permite realizar viajes costa a costa en EE.UU. continental, sin contratiempos. En otras palabras, casi sin darnos cuenta, las principales barreras para la adopción de los automóviles eléctricos ya no existen.

Hace dos años el ritmo de penetración de los autos eléctricos era prácticamente cero; hoy ya estamos en el 1,8 % y los analistas de Wall Street difieren en sus percepciones de cuál será el ratio en la próxima década, con variaciones que van desde el 8% al 35% a 2025, con una media de 15%. Si uno extrapola la curva de crecimiento a futuro, se está más cerca de que el 30% de la venta de autos nuevos a 2025 corresponderá a eléctricos. El crecimiento de las baterías de almacenamiento es más difícil de predecir. Pero vemos a empresas, como Tesla, desarrollando fábricas de baterías e inversores tecnológicos, como Softbank, invirtiendo en minas para obtener el litio que necesitarán las baterías relacionadas con sus inversiones tecnológicas.

Efectos

¿Qué significa todo esto para los commodites? Dicho de manera sencilla, que viene una ola de demanda por cobre, níquel, litio y cobalto que prácticamente nadie anticipó, minero, inversionista o banquero, todos por igual. Los presupuestos para exploración se han visto disminuidos por casi una década, afectando la disponibilidad de nuevos proyectos mineros. Las grandes minas de cobre del mundo han envejecido y los nuevos prospectos se ubican en jurisdicciones complicadas. Cerca del 65% del cobalto del mundo se produce en la República Democrática del Congo. Temas relacionados con la disponibilidad de agua asociada a la producción de litio evaporítico están presionando para cuestionar las licencias sociales para explotar minas en Norte y Sudamérica. Y a pesar de todo esto, la demanda por estos commodites sigue creciendo.

Téngase en cuenta lo siguiente: prácticamente un 15% del consumo global de cobre podrá venir de la electromovilidad y de aplicaciones para las redes eléctricas en unos siete años más (en verdad podría ser mucho más alto). El mercado del cobre está en un equilibrio relativo. ¿Qué significa un incremento de 15% en la demanda de cobre?

El mercado del cobalto es hoy de 100.000 toneladas anuales. Para atender la demanda de la electromovilidad y el almacenamiento de energía se podrá necesitar tanto como 350.000 tonanuales hacia 2025. El mercado del litio podrá requerir el doble y ya se observa escasez de níquel refinado. Estimaciones del CRU fijan los requerimientos de los vehículos eléctricos en 84 kilos de cobre, 30 kilos de níquel y 8 kilos de cobalto. Con seguridad la realidad será mayor. En sistemas de almacenamiento de energía para redes eléctricas es muy probable que baterías como las de redox vanadio competirán con las de ión litio. La química tradicional en las baterías NMC (nitrógeno-magnesiocarbono) que alimentan a los vehículos eléctricos se moverán –con seguridad– de una formulación 5-3-2 a una 6-2-2 y, luego –eventualmente– a una 8-1-1.

También se invierte dinero en el desarrollo de tecnología de reciclaje, que hoy es tóxica, cara y poco práctica. Sin embargo, en promedio, se requiere más de una década desde el descubrimiento a la puesta en operaciones de una mina nueva. Los progresos tecnológicos y avances en tecnologías de procesos se miden en años, no en días. Estamos entrando en uno de los ciclos más excitantes en el mercado de los commodites que hayamos visto en décadas. La forma de posicionarse frente a la adopción de los autos eléctricos no es apostando por Tesla o por Umicore. No tengo idea de qué fabricante de automóviles ganará la carrera por los vehículos autónomos como característica de sus plataformas EV. No tengo ninguna posición sobre qué empresas eléctricas utilizarán de mejor manera sus redes de almacenamiento de energía para desplazar la infraestructura actual. Pero, lo que sí sé con certeza, en tanto se crea que las tendencias descritas ocurrirán, que los materiales básicos que las soportarán serán los grandes ganadores.

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