Derrame de petróleo: la necesaria tipificación de los delitos ambientales

El miércoles pasado, se registró uno de los episodios de contaminación más grandes del último tiempo, debido a un derrame masivo de 720 metros cúbicos de petróleo (720 mil litros) en un área de dos hectáreas en el sector industrial de Cullen, comuna de Primavera, Tierra del Fuego. El incidente ocurrió en la Planta Cullen, operada por la petrolera argentina YPF bajo un contrato de arrendamiento con la estatal ENAP.

Según informó la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI) de Magallanes, al momento han sido recuperados aproximadamente 680 mil litros, equivalentes al 94% del fluido derramado. Sin embargo, este incidente no pasó desapercibido para el ambientalismo nacional. La contaminación del suelo por hidrocarburos afecta la flora, fauna y microorganismos del suelo, la fertilidad de los suelos, así como la existencia y sobrevivencia de los animales que se alimentan de éstas; es decir, impacta de manera importante al resto de los ecosistemas que le circundan.

Existen distintos factores que determinarán la magnitud del impacto, ya que cada tipo de crudo tiene compuestos químicos diferentes, pero la mayoría contiene hidrocarburos aromáticos policíclicos, altamente tóxicos, y benceno, que es cancerígeno. Hasta ahora, se está llevando a cabo una serie de análisis científicos con el objeto de determinar la real magnitud del impacto y el grado de responsabilidad de la empresa en el incidente.

Mas allá del necesario procedimiento sancionatorio que pueda iniciarse o la acción de reparación del daño ambiental que pueda interponerse, desde Fundación Terram consideramos que este incidente revela una vez más el grave vacío existente en la legislación en materia de tipificación de delitos ambientales. Esto, aún después de haber presenciado en los últimos años múltiples episodios de derrames de petróleo, emanaciones tóxicas, contaminación por residuos líquidos (RILES), entre otros eventos causados por grandes empresas industriales.