Sinergismo y dióxido de azufre: las tesis que explicarían las intoxicaciones masivas en la Bahía de Quintero

Tras una semana del retorno a clases por el levantamiento de la Alerta Amarilla, el Gobierno no ha entregado respuestas claras sobre qué es lo que está provocando las intoxicaciones masivas en Quintero. Entre los expertos, son varias las especulaciones sobre qué gases son los responsables de la situación y qué condiciones favorecieron que esta se produjera. Fuente: Bío Bío Chile. 30 septiembre de 2018.

By Comunicaciones

Sinergismo y dióxido de azufre: las tesis que explicarían las intoxicaciones masivas en la Bahía de Quintero

Cerca de 1.000 personas han acusado síntomas de intoxicación en Quintero desde que comenzó uno de las emergencias ambientales más recordadas del último tiempo, el 21 de agosto pasado. Ese día fueron atendidas 71 personas en el hospital Adriana Cousiño de la comuna, que presentaban, entre otras cosas, dificultad para respirar, mareos, vómitos y desmayos.

Desde entonces la gran pregunta es qué ha provocado estos eventos, a lo que las autoridades no han dado una respuesta clara. En conversación con BioBioChile, tres expertos en la materia dieron sus impresiones sobre dónde podría estar el origen de la emergencia y las acciones que debería seguir el Gobierno.

Los peaks de dióxido de azufre

Desde el viernes de la semana pasada, en que se registraron siete casos, pasando por el martes en que hubo 176, y hasta el viernes recién pasado han seguido llegando personas, principalmente niños hasta el hospital, que han sido diagnosticados por “efecto tóxico por otros gases, humos y vapores”.

Una de las emisiones a las que apuntó la ministra de Salud subrogante, Paula Daza, fue el dióxido de azufre (SO2). Precisamente esta sustancia, de un olor penetrante y que causa problemas respiratorios en el corto plazo, ha tenido varios peaks de emisiones durante las últimas semanas.

“La acumulación de esos gases va a ser diferente durante el día, en la mañana o en la tarde, porque van a cambiar las condiciones metereológicas y eso va a afectar la dispersión. Las condiciones metereológicas no son constantes, varían. Estacionalmente, varían diariamente, incluso hay variaciones interanuales”, explica Hernán Gaete, doctor en Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción y profesor de la Universidad de Valparaíso.

En concreto, se le exigió con la Alerta Sanitaria a Codelco y a AES Gener reducir sus emisiones de este gas, en el primer caso detener tres de sus nueve ciclos de operación –bajando en un tercio sus emisiones– y en el segundo no utilizar su unidad número uno, la más antigua y contaminante.

Pero, ¿por qué se apuntó al dióxido de azufre? A pesar de que no se ha dicho que este sea el causante directo de las intoxicaciones masivas, sí podría ser una hipótesis que explica algunos casos.

En particular, el viernes de la semana pasada se registró un peak de más de 1.200 micrógramos por metro cúbico (μg/m3) de esta sustancia. A pesar de que disminuyó rápidamente y que está dentro de la norma, esto podría estar relacionado con las consultas.

“Acá tiene que ver harto la normativa del dióxido de azufre. Existen la recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y también de la de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense que hablan de concentraciones que van en periodos muy agudos. Incluso, la OMS sugiere exposiciones que son de 500 micrógramos en 10 minutos. Pero Chile no tiene normas de valores agudos”, explica Macarena Valdés, doctora en Salud Pública de la Universidad de Chile y profesora en esa misma escuela.

O sea, en Chile está permitido emitir este gas contaminante, que enferma a la población, mientras se haga en un periodo corto, menor a una hora. Esto puede explicar las atenciones del viernes de la semana pasada, pese a que la norma de calidad del aire nunca se vulneró, pues en la regla establece que no se deber emitir más de 500 μg/m3 en una hora.

En los días siguientes hubo otros peaks, muy por debajo de la norma, de menos de 200 μg/m, hasta que el viernes recién pasado otro peak llegó hasta los 700 μg/m3.

Portal Medioambiental Ventanas
Portal Medioambiental Ventanas

Sin embargo, el seremi de Salud, Francisco Álvarez, aseveró que no estaba relacionado con los casos de ese día: “Dadas las restricciones impuestas por esta Autoridad Sanitaria, su intensidad y por ende eventual efecto en la población no deberían tener efectos significativos”.

Sinergismo

Pese a que puede que el dióxido de azufre no explique todos los casos, hay que recordar que las concentraciones de esta sustancia no están solas en el ambiente, sino que interactúan con otras. Los otros gases que están en la mira de la autoridad, que podrían estar interactuando entre sí y con el SO2, son los Compuestos Orgánicos Volátiles –conocidos como COV o por su sigla en inglés VOC–. Con la Alerta Sanitaria se le exigió a Oxiquim, Copec, GNL Quintero, Enap, Gasmar y Enex no realizar una serie de actividades que liberaban estos compuestos. Por último, no hay que olvidar que se encontró metilcloroformo tras las primeras intoxicaciones de agosto, que se conjeturó que lo había emitido Oxiquim. El metilcloroformo, que está prohibido desde 2015 en Chile, provoca mareos y vómitos y en una exposición prolongada daña el sistema nervioso.

Esto conlleva otra explicación para el fenómeno: sinergismo entre los diferentes contaminantes, es decir, cómo se potencian entre ellos.

“Podría haber compuestos que están en bajas concentraciones, pero que en mezcla con otros generan un efecto mayor que el que generan de manera individual. Entonces es un cóctel ambiental, que es más grave todavía”, asegura Hernán Gaete.

Desde esta perspectiva, los peaks y concentraciones de dióxido de azufre bajo los 500 μg/m3 no serían tan insignificantes, pues al interactuar con otros gases pueden generar efectos mayores.

Macarena Valdés y Jorge González, ingeniero petroquímico, también coinciden con este punto.

“La suma de todas estas emisiones es lo que logró saturar el sistema atmosférico de la cuenca de Puchuncaví y Quintero. Por lo tanto la posición del Gobierno de exigirle que bajen carga en sus procesos, que Gener saque sus térmicas, que Codelco disminuya la carga a su fundición y que otros procesos también sean disminuidos, eso va a generar que en definitiva disminuyan las emisiones para salir puntualmente de este proceso de saturación”, manifiesta González.

Si es que a esto se suma el factor climático, con una mala ventilación que se ha dado en varias jornadas, se tiene la fórmula perfecta para un desastre.

Más allá, no se sabe a ciencia cierta qué es lo que provocó la emergencia, lo que tiene molestos a los vecinos de Quintero. María Araya, del Consejo Consultivo del Hospital Adriana Cousiño, se queja de que han ido cambiando la versión. Ella sigue pensando que el culpable es el metilcloroformo, como en algún momento también las autoridades especularon. Sin embargo, pide respuestas claras: “Ahora, ya, necesitamos respuestas. Decirnos qué es lo que realmente los niños respiraron y cuáles van a ser las medidas en salud para proteger y seguir a estos niños intoxicados. De los 900 niños intoxicados por lo menos necesitamos saber si tenemos daño neurológico, o si se le va a presentar otro tipo de enfermedades adversas de este tipo de intoxicaciones. Pero hasta el momento no tenemos nada de eso”.

Largo plazo

En el corto plazo todos manifiestan que el Gobierno está haciendo lo correcto al exigirle a las compañías que reduzcan sus emisiones, pues así se están bajando las concentraciones que se estarían complementando entre sí.

“(Las medidas) son adecuadas, bajo esta contingencia, sin embargo, en el largo plazo tienen que tomarse medidas que sean más radicales”, asevera Gaete. “Hasta ahora es una medida de carácter preventivo, pero no soluciona el problema, de ninguna manera”. O sea, en el largo plazo se debe revisar cómo van a convivir las industrias una vez que pasen las medidas de excepción.

Macarena Valdés ha estudiado en concreto los efectos del dióxido de azufre en la salud de la población. De acuerdo a las mediciones que usó en una de sus investigaciones, Quintero y Puchuncaví es la zona con mayor contaminación por este gas. Según sus cálculos –que no están basados en un análisis caso a caso sino en un modelo matemático–, en 2011 el dióxido de azufre podía estar involucrado en las muertes de entre 84 y 230 personas –siendo lo más probable 183– en la zona de Quintero y Puchuncaví. Ese año hubo 253 muertes en la comuna, según el Departamento de Estadísticas e Información en Salud.

No solo eso, también midió cómo afectaba la mortalidad infantil, los casos de asma crónico en niños y la cantidad de atenciones de urgencia por episodios agudos de asma. Sus resultados están expuestos en la siguiente tabla:

Muertes relacionadas a la contaminación por SO2 en 2011:
Estimada: 183,4
Límite inferior: 84,7
Límite superior: 230,9

Muertes de menores de un año relacionadas a la contaminación por SO2 en 2011 (mortalidad infantil):
Estimada: 0,7
Límite inferior: 0,3
Límite superior: 1,2

Casos de crónicos de asma en niños (menores de 15 años) en relacionados a la contaminación por SO2 en 2011:
Estimado: 151,1
Límite inferior: 78
Límite superior: 208,4

Atenciones de urgencia a niños (menores de 15 niños) relacionados a la contaminación por SO2:
Estimada: 589,4
Límite inferior: 451, 9
Límite superior: 696, 7

Para Valdés la norma chilena es demasiado laxa pues, además de no medir en las exposiciones agudas de 10 minutos como recomienda la OMS, los niveles que se permiten en todas las normas –horaria, diaria y anual– son demasiado altos.

“Chile tiene una norma anual que no existe a nivel internacional, lo que te habla que es muy laxo en la exposición a largo plazo. Y en ese tiempo (2011, cuando hizo el estudio) mencionaba que la norma anual era de 80 μg/m3, y Quintero Puchuncaví era la única que la superaba, en 80,6. La superaba en muy poco y que uno podría decir es despreciable ese aumento, pero si tú te fijas ese es sólo un promedio. Si algún día esa norma se superó, o si hubo un mes en que se superó completamente, dentro del promedio queda escondido”, expresa Valdés.

En cuanto a la norma diaria, la OMS recomienda 20 μg/m3, en cambio la de Chile es de 200 μg/m3, es decir, es 10 veces la de la organización. Esto es más grave aún si se piensa que la gente de Quintero se expuso a 80,6 μg/m3 en promedio en 2011, cuatro veces más de lo que recomienda la OMS pero, en lugar de un solo día, durante un año.

Para Valdés la norma chilena es demasiado laxa pues, además de no medir en las exposiciones agudas de 10 minutos como recomienda la OMS, los niveles que se permiten en todas las normas –horaria, diaria y anual– son demasiado altos.

“Chile tiene una norma anual que no existe a nivel internacional, lo que te habla que es muy laxo en la exposición a largo plazo. Y en ese tiempo (2011, cuando hizo el estudio) mencionaba que la norma anual era de 80 μg/m3, y Quintero Puchuncaví era la única que la superaba, en 80,6. La superaba en muy poco y que uno podría decir es despreciable ese aumento, pero si tú te fijas ese es sólo un promedio. Si algún día esa norma se superó, o si hubo un mes en que se superó completamente, dentro del promedio queda escondido”, expresa Valdés.

En cuanto a la norma diaria, la OMS recomienda 20 μg/m3, en cambio la de Chile es de 200 μg/m3, es decir, es 10 veces la de la organización. Esto es más grave aún si se piensa que la gente de Quintero se expuso a 80,6 μg/m3 en promedio en 2011, cuatro veces más de lo que recomienda la OMS pero, en lugar de un solo día, durante un año.

Por su parte, Jorge González cree que en el largo plazo se deber revisar el sistema en su integridad para descubrir qué es lo que está fallando. Cuando se instalaron aquellas empresas en la zona las condiciones climáticas eran distintas y no estaban tantas compañías emitiendo otros gases. En consecuencia, hay que replantearse esta interacción en su conjunto, según él.

“Hay que revisar todas las exigencias ambientales que se les pidieron en ese momento (cuando comenzaron) para entrar en nuevos estudios que les permitan seguir operando, pero con nuevas exigencias“, opina González, quien especifica algunas de las operaciones que deberían cambiar a su parecer: “Yo tengo entendido que los hornos de fundición de Codelco tienen la capacidad para quemar puro gas natural y no quemar combustibles sólidos o líquidos, pero obviamente que el costo es mucho más alto. Las mismas térmicas de Gener, que funcionan quemando carbón, a pesar de que tiene todo un proceso de cuidado con la emisión hacia la atmósfera y que cumplen probablemente con las resoluciones ambientales, también podrían quedar fuera de servicio y que la energía la produzca Endesa, que tiene dos centrales térmicas que no son de ciclo combinado, pero que están ahí mismo en la zona y que funcionan a gas natural”.

Hernán Gaete coincide en que parece ser que no se entiende el sistema y que hay que conocer su “capacidad de carga” –qué gases y en qué concentración se pueden emitir en las peores condiciones atmosféricas sin generar problemas–. Además asegura que hay que ser exigentes: “En mi opinión hay que tomar medidas bastante más drásticas y solicitar a las industrias que usen la mejor tecnología disponible. Y eso es algo que tienen que evaluar los técnicos especialistas en términos de saber si hoy día tenemos la mejor tecnología de abatimiento de las emisiones. No sólo para cumplir la norma, sino para reducir al máximo las emisiones“.

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  • 01/10/2018