Los desafíos en las seis comunas en las que dejará de haber centrales a carbón

Desde enero existe una mesa a cargo de revisar el impacto que estas medidas tendrán en el corto y largo plazo en el país, pues una de las metas es bajar de 48% a cero el aporte del mineral al suministro eléctrico. Fuente: El Mercurio. 5 noviembre de 2018.


El acuerdo al que se llegó en enero de este año entre las generadoras del país y el Gobierno indica que para el año 2050 no quedarán en Chile centrales termoeléctricas a carbón. Este compromiso se tradujo en una mesa de trabajo que comprometió resultados en un año, mesa que en la actualidad va en su sesión número seis.

Uno de los primeros acuerdos a los que se llegó es que para abril de 2019 haya un cronograma de descarbonización de la matriz energética.

La comisión, en la cual participan desde autoridades y académicos hasta loncos de comunidades indígenas y dirigentes sociales, revisa en cada sesión cómo impactará el retiro de las termoeléctricas al suministro de energía, y a las comunas en las que estas funcionan.

Se trata de un número reducido de zonas si se toma en cuenta el peso que tiene el carbón hoy en el suministro eléctrico nacional, que en un año seco como el actual llegó al 48%. Las 27 centrales del país que se alimentan de carbón mineral están ubicadas en seis municipios: Iquique, Tocopilla, Mejillones, Huasco, Puchuncaví y Coronel.

Según la ministra de Energía, Susana Jiménez, quien encabeza la instancia, el tema plantea múltiples desafíos: «Por ello, como parte de la Mesa de Retiro o Reconversión de Unidades a Carbón, se están desarrollando múltiples estudios destinados a levantar antecedentes», afirma.

La autoridad recalca que es un tema difícil de abordar. La mesa ha revisado casos internacionales de retiro de plantas, el impacto medioambiental de la reconversión y cómo influye la salida de las termoeléctricas a carbón en el empleo.

A ello se suma la complejidad de buscar soluciones para comunidades y tecnologías tan diversas. Coronel, por ejemplo, es una comuna puerto con 110 mil habitantes y que cuenta tres unidades generadoras, una de 1974 y otras dos con apenas cinco años de funcionamiento, una realidad similar a la del parque industrial de Quinteros y Puchuncaví, pero diferente a la de Mejillones.

Mejillones, la con mayor cantidad de generadoras

De las 27 centrales termoeléctricas a carbón que hay en el país, ocho están en Mejillones, la comuna que tiene más generadoras de este tipo. Dentro de algunos meses, se sumará otra, llamada Infraestructura Energética Mejillones (de Engie), con capacidad de generar 375 MW.

Eso sí, la mayor parte es de inauguración reciente, posterior a 2011, por lo que se ha podido incorporar tecnología que aminora el impacto ambiental de las centrales. Acá, por ejemplo, funcionan las únicas centrales que pueden incorporar biomasa a la mezcla de carbón.

La alta concentración de centrales convirtió a Mejillones en la comuna más beneficiada con la Ley de Equidad Territorial, que rebaja la tarifa eléctrica a las comunas donde se genere energía, y se calcula que en caso de cerrar las nueve centrales y sin un plan de compensaciones, la tarifa subiría hasta en un 65%.

En Coronel buscan indemnización

A finales de los 60, y para apoyar la venta de carbón de los pirquineros de Lota y Arauco, el gobierno de Eduardo Frei Montalva decidió levantar una central eléctrica en Coronel, lugar en el que también había minas del mineral. De ahí el nombre de la primera central instalada en Coronel en 1974, Bocamina, la cual aún funciona.

Otras dos unidades de generación, Bocamina II de Enel y Santa María, de Colbún, entraron en operación mucho después, en 2012. Esta vez, entre los atractivos para elegir Coronel no estaba la disponibilidad de carbón local, que posee un alto contenido de azufre, sino la presencia de un moderno puerto.

Este proceso no ha ocurrido sin oposición. Hoy, el municipio y parlamentarios locales piden que se trámite una ley para descontaminar la comuna e indemnice a los habitantes.

Tocopilla: el lugar en el que comenzarán las clausuras

En Tocopilla se ubican seis centrales a carbón, pero dentro de un plazo breve podrían funcionar solo cuatro. Esto, porque el primer proceso de cierre anunciado después del compromiso de descarbonización corresponde a las unidades U12 y U13, de Engie.

La experiencia servirá como ejemplo para los cierres posteriores y ya ha visto complejidades técnicas y administrativas.

Y es que el «apagón» depende de autorizaciones del organismo regulador y de la construcción de la línea que unirá el Sistema Interconectado del Norte Grande con el Sistema Interconectado Central.

Así las cosas, los plazos se han estimado entre 12 y 36 meses.

La misma empresa anunció la construcción de un proyecto fotovoltaico en la zona, con el que se busca suministrar 122 MW al sistema, una cantidad equivalente a la que se pierde al cerrar las unidades de carbón.

Progresos en Huasco

La empresa Aes Gener puso en funcionamiento la primera termoeléctrica en el lugar en 1994, y con el tiempo amplió a cinco la cantidad de generadoras en el lugar, la última de ellas inaugurada en 2015 y denominada Guacolda 5, el mismo nombre de la península en Huasco, Atacama, donde están ubicadas.

La instalación de sucesivas centrales fue criticada por grupos ambientalistas locales, como la Coordinadora Regional por la Defensa del Agua y el Medioambiente, formada en 2009 con la idea de cuestionar también proyectos mineros.

Entre las mejoras que han implementado desde entonces está el recambio del combustible. Esto, pues el uso de petcoke -un residuo de la refinación de petróleo- fue reemplazado por el de carbón mineral, que es menos contaminante y contiene menos azufre.

El recinto que fue instalado lejos de Iquique

Ubicada a unos 65 kilómetros al sur de Iquique, la central Termoeléctrica Tarapacá inyecta 182 MW al sistema eléctrico nacional.

El proyecto se inauguró en 1999 y fue diseñado para funcionar con carbón bituminoso, un tipo de combustible de calidad algo menor que el carbón mineral y con un mayor contenido de azufre.

La empresa Enel, dueña de la central, destinó recientemente US$ 110 millones a mejoras que buscan reducir las emisiones de azufre y otros contaminantes, así como para aumentar la capacidad para almacenar cal en sus instalaciones (la cal se usa para eliminar el azufre del carbón).

A diferencia de otras centrales, esta unidad está lejos de algún poblado, por lo que no ha despertado la atención de grupos ambientalistas. En 2016 Enel montó mesas de trabajo comunitario.

Las complejas relaciones entre las empresas y los habitantes de Puchuncaví

De las tres centrales a carbón más antiguas del país y que aún están en funcionamiento, dos están en Puchuncaví. Se trata de Ventanas 1 y Ventanas 2, inauguradas en 1964 y en 1977 respectivamente. Ambas han incorporado mejoras que han aumentado su eficiencia y disminuido sus emisiones en sucesivas etapas desde principios de la década de 1990.

En la comuna hay cuatro centrales ubicadas, todas, en un parque industrial más amplio donde hay una fundición, una empresa de cemento y una refinería. Varias de estas empresas utilizan carbón en sus procesos. Este escenario determinó que la comuna se declarara zona saturada. Este año se tuvieron que tomar medidas adicionales, luego de los episodios de contaminación que terminaron con centenares de personas intoxicadas.

Aunque no existe aún claridad sobre el origen de las emisiones, la empresa dueña de las centrales de Puchuncaví, Aes Gener, decidió apagar temporalmente Ventanas 1.

La empresa había invertido cerca de US$ 437 millones en sistemas para rebajar las emisiones, y en el mismo comunicado en que anunció el apagado de la unidad, informó que la misma tenía «registros muy por debajo de la norma ambiental». La comuna está a la espera del desarrollo de un nuevo plan de descontaminación, que cambie la relación de los vecinos y las generadoras.

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