Fundición Codelco Ventanas: con permiso para matar

Opinión de Hernán Ramírez, ingeniero en pesca e investigador asociado a Fundación Terram, sobre los peaks de dióxido de azufre (SO2) registrados en la Bahía de Quintero. Fuente: Radio U. de Chile, 10 de agosto de 2019.


El recién pasado 29 de julio, la estación de monitoreo de contaminación del aire de Quintero registró una excedencia de dióxido de azufre (SO2), sobrepasando la condición de emergencia para la norma de SO2 y cuadriplicando el límite máximo horario permitido por la normativa chilena para este gas, situación que dejó en evidencia la ineficiencia de las medidas de control y mitigación implementadas por el plan de descontaminación de la zona, así como de lo inadecuado de la flamante norma de SO2 publicada por el Gobierno en mayo de este año, obligando dicho incidente a que la Ministra y el Superintendente de Medio Ambiente salieran a dar explicaciones y a tratar de justificar lo injustificable ante los medios de comunicación.

Cabe señalar que durante el 2017, el 40% del total de emisiones a la atmósfera de dióxido de azufre (SO2) de la Región de Valparaíso (fuentes fijas) fue responsabilidad de la Fundición Ventanas, la que junto a las unidades termoeléctricas de AES Gener, representan el 58% [1] del total de emisiones a la atmósfera de este corrosivo gas en la región.

El peak de SO2 del 29 de julio alcanzó concentraciones similares a las detectadas el 2011 durante la intoxicación masiva de la escuela de la Greda (7 veces superior al máximo recomendado por OMS para periodos de 10 minutos), el que según lo expresado por autoridades regionales se debe a las emisiones de SO2 de la fundición de cobre de Codelco Ventanas, fundición que ha invertido en los últimos 4 años 160 millones de dólares en sistemas de filtros para reducir las emisiones de contaminantes, y la cual durante el mes de julio solicitó a su directorio la aprobación de otros 27 millones de dólares adicionales para la instalación de más filtros[2], inversión que es vista con desconfianza por la comunidad, debido a los nulos resultados que estas han dado para resolver la situación de la Bahía.

Por más de 55 años, la fundición ha sido responsable de la contaminación del aire, suelo, mar y de los daños a la salud de los habitantes de Quintero y Puchuncaví. La permanencia de sus operaciones podría entenderse, en parte, si sus ganancias lo justificaran, pero no es el caso: durante 2018, la fundición Ventanas tuvo pérdidas por 72 millones de dólares[3], sumando un total de 450 millones de dólares perdidos en los últimos 10 años de operación[4].

La insustentabilidad de Fundición Ventanas llevó a Codelco a que durante el 2018 rebajara su valor de inventario desde 323 a 124 millones de dólares[5], instalación que fue comprada a ENAMI en el 2005 por la suma de 450 millones y cuyo valor hoy es menos de la tercera parte de lo pagado ese año.

Al considerar las pérdidas operacionales de los últimos 10 años y a la desvalorización de la fundición, el país ha perdido más de 850 millones de dólares por su causa, transformándose en un verdadero saco roto para las arcas fiscales y un sin sentido para decenas de miles de habitantes que han sido sentenciados a vivir y morir respirando diariamente un aire cargado de contaminantes con altos contenidos de arsénico, dióxido azufre y metales pesados, y quienes con el riesgo de su salud y vida subsidian la operación de una fundición obsoleta, ineficiente y contaminante.

Debido a los altos índices de emisión de compuestos tóxicos, esta obsoleta industria no podría funcionar ni siquiera en China, debido a que las exigencias ambientales que en la última década han aumentado, pasando a registrar estándares mucho más altos que los que ha adoptado Chile.

La Fundición Ventanas también emite anualmente a la atmósfera un promedio de 40 mil kilos de arsénico respirable[6], carcinógeno presente en el aire en concentraciones que supera por varias veces el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este contaminante no está regulado con una norma de calidad respirable en Chile, ya que fue eliminada por el presidente Frei en 1994, con lo que el Estado dio carta blanca para exponer a decenas de miles de compatriotas a subsidiar con su salud y sus vidas la obsolescencia tecnológica y ambiental de la fundición.

Esperamos que en este año, en el que Chile estará en la vitrina internacional de la lucha ambiental al ser sede de la COP25, el Estado tome decisiones a la altura de las circunstancias y anuncie la paralización de la Fundición Ventanas y el traslado de sus operaciones a una zona alejada de centros urbanos, construyendo una nueva fundición con tecnologías que cumpla con los más altos estándares ambientales internacionales, de manera de hacer sustentable una actividad que debería ser relevante en el crecimiento económico y el desarrollo social de todos los chilenos.

[1] https://datosretc.mma.gob.cl/dataset/emisiones-al-aire/resource/406c7585-2f68-493a-939b-d6bd0c658af4

[2] https://theworldnews.net/cl-news/codelco-ventanas-invertiria-us-27-millones-para-reducir-emisiones-de-material-particulado-y-so2

[3] https://www.latercera.com/pulso/noticia/solo-tres-las-ocho-divisiones-codelco-anotaron-ganancias-2018/593774/

[4] https://www.litoralpress.cl/sitio/msolotextotexto.cshtml?id=44817217&idT=&carp=&busc=&tipop=

[5] https://www.mch.cl/2019/04/08/codelco-aplico-millonario-castigo-contable-la-fundicion-ventanas/#

[6] http://snifa.sma.gob.cl/v2/General/Descargar/1104193425 

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