Julio cierra como uno de los más secos en décadas y se prevén próximos meses poco lluviosos en zona central

Además, en Coquimbo, ayer declararon emergencia agrícola por la severa sequía que afecta a la zona por más de 10 años, mientras que en Talca viven el tercer julio menos húmedo en 119 años. Fuente: El Mercurio, 1 de agosto de 2019.


Dos mil quinientos animales han muerto este invierno en el valle de Putaendo por falta de forraje. Así lo contabilizan 400 familias de crianceros de cabras, vacunos, caballares y mulares, y por ello se están organizando para que el Gobierno declare emergencia agrícola en esa comuna de Valparaíso. ‘La sequía está dejando su huella’, dice Freddy Moreno, dirigente del sector El Manzano.

En sus 44 años, Moreno tiene que remontarse a 2012 para recordar algo así. Y las estadísticas que arrojan las estaciones pluviométricas de la zona central respaldan su experiencia.

La estación Rodelillo de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), en Valparaíso, indica que julio de 2019 cerró ayer con 8,4 mm, que lo convirtieron en el cuarto más seco desde 1973. Y para dar con un julio peor, hay que remontarse a 2012, cuando cayeron apenas 0,4 mm. En contraste, otros julios de años previos a la actual sequía arrojaron hasta 528 o 612 mm (2001 y 1984).

La muerte de ganado caprino es lo que llevó al Ministerio de Agricultura a declarar emergencia agrícola en la Región de Coquimbo, afectada por una sequía que se extiende por más de 10 años. Allí, su titular Antonio Walker anunció la inyección de $1.700 millones desde el Ministerio del Interior para entregar forraje a 4.680 usuarios del Instituto de Desarrollo Agropecuario.

‘No vamos a tener venta de cabritos para septiembre ni leche para hacer quesos’, dijo la presidenta de crianceros de Elqui, Cecilia Alfaro. En Monte Patria murieron dos mil cabras y se han contabilizado seis mil fetos caprinos abortados.

En esa región, las estaciones de La Serena y Vicuña registraron 0 mm durante julio. Este nivel no es tan inusual y ya ocurrió en 1969, 1975 y 2017.

El meteorólogo de la Oficina de Servicios Climatológicos de la DMC, José Vicencio, explica que lo ocurrido en julio se enmarca en la tendencia a la baja de las lluvias en las últimas décadas por una menor incursión de sistemas frontales en la zona central. ‘No es solo en este julio, sino que viene ocurriendo durante el invierno desde 2010 a la fecha. Este fenómeno ha estado asociado a que el cinturón de tormentas que da vueltas al planeta, y que en esta estación del año normalmente se desplaza hacia nuestras latitudes, se aprecia de manera muy frecuente más cerca del círculo polar’, explicó.

Vicencio atribuyó este fenómeno en un 20% al cambio climático. ‘El resto parece ser variabilidad natural que aún no está del todo clara’, añadió.

El informe emitido ayer por la DMC para el período agosto-octubre anticipa que el déficit de lluvias se mantendrá entre el valle del Elqui y Curicó. Entre el sur del Maule y el interior del Biobío, la tendencia seca es menos clara y es probable una condición normal en ese lapso. Para el caso de Santiago, se espera que llueva menos de 57 mm y menos de 122 mm en Curicó, sin descartar que, en el peor caso, no caiga ‘ninguna gota’. Si eso ocurre, la capital estaría entre su primer y cuarto año más seco, mientras que Curicó superaría los peores registros de 1968 o 1998.

En tanto, Maule vive su año 13 de sequía, la más prolongada en 118 años. Curicó sufrió su tercer julio más seco desde 1950. ‘La zona central está cambiando su estructura climática a un estado semiárido, más rápido de lo que pronosticaron los modelos en el siglo XX. Urge adelantar estrategias de adaptación’, dijo el investigador Patricio González, de la U. de Talca. El presidente de la Asociación Agrícola Central, Fernando Medina, agregó que ‘los cultivos más extensos, como el arroz o el maíz, deberán optar por nuevas plantaciones si la sequía sigue’.

Los comentarios están cerrados.