Carolina Schmidt: “La crisis social y la ambiental son dos caras de la misma moneda”

En la cuenta regresiva de la COP25, que se realizará en Madrid tras suspenderse el evento en Chile, la autoridad afirma que el foco en elevar la ambición climática se mantiene, y lamenta que no se haya podido coronar en suelo nacional un año en que muchos actores se 'subieron al carro de las transformaciones que nuestro país necesita para tener un desarrollo sustentable y justo'. Fuente: El Mercurio, 28 de noviembre de 2019.


Después de casi un año de preparación para ser sede de la COP25 —la cumbre medioambiental más relevante del mundo y que congrega a representantes de casi 200 países—, la crisis social que se instaló en Chile tras el 18 de octubre obligó a cambiar los planes. El Gobierno se vio forzado a suspender el evento y España se ofreció para albergar las negociaciones.

No obstante, Chile mantuvo la presidencia y por eso la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, viajó este martes rumbo a Madrid, donde liderará tanto el trabajo previo, que se inició esta semana, como las jornadas oficiales del evento, que comenzará el lunes. Justo antes de embarcar, en el mismo aeropuerto de Santiago conversó con ‘El Mercurio’ sobre lo que significó renunciar a la localía de la COP25.

‘Perder la oportunidad de hacer la COP25 en Chile fue muy doloroso, no solamente por el trabajo que había realizado el país, sino también porque habíamos logrado subir al carro de las transformaciones que nuestro país necesita para tener un desarrollo sustentable y justo a distintos actores, incluso a quienes al principio podían estar más reticentes. Los habíamos logrado entusiasmar. (…) Y también perdimos la posibilidad de participación masiva de la ciudadanía, que era uno de nuestros grandes sueños. En estas transformaciones, la ciudadanía tiene que ser un actor principal y primordial’, afirma.

—¿Cree usted que, luego de renunciar a ser sede de la COP, el tema medioambiental ha perdido importancia dentro de las prioridades ciudadanas?

‘Si bien tuvimos que renunciar a tener la COP en nuestro país, no renunciamos a la convicción profunda de realizar estas transformaciones y el compromiso medioambiental se mantiene más vigente que nunca, porque la crisis social y la ambiental son dos caras de la misma moneda. La crisis ambiental que vive el mundo entero acentúa los problemas sociales y afecta al final a los más vulnerables en los territorios’.

—¿Ve usted nexo entre ambas crisis en el caso de Chile?

‘Completamente. No se puede enfrentar una de estas crisis sin hacernos cargo de la otra. Y los chilenos lo saben bien. Diez años de sequía hicieron que el agua pasara de ser vista como un recurso prácticamente infinito a ser un recurso tremendamente escaso, lo que no solo afecta con mucha más fuerza a los vulnerables y aumenta las inequidades, sino que además ha generado conflictos en las propias comunidades, con acusaciones entre unos y otros sobre el uso del agua. Lo mismo vemos en las llamadas ‘zonas de sacrificio’. O en lo que han dicho con fuerza los alcaldes sobre las tremendas inequidades sociales que existen de los territorios en cuanto a acceso a áreas verdes. En las demandas ciudadanas vemos una demanda por una mayor dignidad y eso tiene que ver, justamente, con esta dignidad en los territorios. Necesitamos una transformación que entregue dignidad a todas las personas para avanzar hacia un futuro de desarrollo sustentable: equitativo, integrador y sostenible. Por eso es tan relevante mantener el compromiso medioambiental más vigente que nunca’.

—La apuesta de Chile para la COP25 era la ‘ambición climática’. ¿Se mantiene esa idea en la conferencia de Madrid?

‘Absolutamente. Los problemas ambientales se enfrentan con objetivos y metas ambiciosas, y esto es justamente lo que vamos a llevar a la COP25. Así como Chile está tomando compromisos claros y con fecha, queremos exigirle al resto de los países tomar compromisos con metas claras de ambición, para que la meta sea, idealmente, evitar que la temperatura del planeta no aumente más de 1,5 grados Celsius, que es lo que la ciencia nos ha pedido. Y no solo queremos el compromiso de los estados: como sello chileno, queremos incluir por primera vez a las regiones, ciudades y al sector privado con la meta de la carbononeutralidad para 2050’.

—En esa línea, se había dicho que el Gobierno presentaría, en el marco de la COP, su hoja de ruta medioambiental. ¿Eso se pospuso?

‘No. Chile va a ser uno de los primeros países que presente su NDC (contribución nacionalmente determinada de reducción de emisiones) actualizada. En la COP25 vamos a presentar el anteproyecto, que ha sido calificado a nivel internacional como uno de los más ambiciosos. Eso sí, decidimos aumentar el período de participación ciudadana por la crisis social; lo extendimos hasta el 2 de diciembre. Con eso, en marzo podremos presentar el proyecto definitivo de NDC mejorada con los aportes de la ciudadanía’.

—Otro anuncio que se esperaba era el de Ley Marco de Cambio Climático, que fija el objetivo país de ser carbononeutrales en 2050. ¿En qué va ese proceso?

‘Ha ido avanzando favorablemente. Nosotros presentamos el anteproyecto y recibimos más de 1.300 sugerencias en el proceso de participación ciudadana. Terminamos la evaluación de las propuestas y estaremos presentando nuestro proyecto de Ley Marco prontamente. De aquí a fin de año’.

—Uno de los temas polémicos que se generaron a raíz de la COP25 fue la presión, desde sectores de la oposición, por ratificar el Acuerdo de Escazú, sobre el cual Chile mantiene objeciones. ¿Ese punto está zanjado o sigue en análisis?

‘Eso está en análisis. Hemos visto que cuatro países han ratificado Escazú. Nosotros vamos a continuar en período de análisis y cuando se establezca cómo se puede implementar de manera que sea exitosa para Chile, esa decisión se va a tomar’.

—Otro tema complejo era el financiamiento. Finalmente, ¿se pudieron devolver los aportes obtenidos de donantes o esos dineros fueron gastados antes de la suspensión del evento?

‘Una parte muy importante de los gastos que implementamos para poder tener a la COP25 en Chile, como montar la estructura modular que se implementó en Cerrillos, ya estaba gastado. Hemos reducido costos y modificamos el uso de algunos recursos, como los que nos han permitido, impulsando vías de acción climática o para llevar a España a distintos actores que iban a poder participar en nombre de Latinoamérica. El saldo final de todos los recursos se hace a fin de año, para poder hacer el recuento total. Pero también hemos logrado atraer grandes recursos para Chile gracias a la presidencia de la COP. Teníamos confirmado más de US$ 63 millones para un proyecto de restauración de bosques nativos. También nos aprobaron más de US$ 60 millones para proyectos de innovación de transformación energética’.

—Al mantener la presidencia de la COP25, ¿tenemos que concurrir en alguna medida a los gastos del evento en Madrid?

‘No, España está corriendo con esos costos’.

—¿Ve alguna posibilidad de que Chile sí sea sede de una COP en el corto, mediano o largo plazo?

‘Eso no se ha discutido todavía. Nuestro objetivo es sacar adelante el tremendo desafío de la COP25: implementar el Acuerdo de París y subrayar la presencia de los países de América Latina, que presentan desafíos urgentes en términos medioambientales. Necesitamos impulsar la acción climática, con compromisos y fechas concretas’.

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