Represa de los Matte en río San Pedro continúa quinta evaluación ambiental con el rechazo de comunidades y cuestionamiento científico

Foto: Bío Bío Chile

En el fondo, estos proyectos corporativos hacen uso y abuso de un bien de uso público estratégico para todo Chile, a costo cero, y donde los beneficios obtenidos por la destrucción de un rio de alto valor biológico, son siempre privados, y los costos ambientales y sociales, son asumidos por los ciudadanos de este país. Fuente: Radio del Mar, 12 de diciembre de 2019.


Pasan los días, semanas y meses y, pese al creciente malestar social, las cosas continúan como siempre: allí están las AFPs e Isapres incólumes, el modelo económico depredador y la crisis medioambiental que tiene a la escasez de agua como foco principal.

Este modelo económico depredador y rentista, en palabras de José Gabriel Palma, que ha hecho crisis al igual que el sistema institucional, ha permitido no solo la proliferación de peticiones de concesiones mineras – averígüenlo, se sorprenderán – sino también, y asociadas a ella, de proyectos hidroeléctricos altamente dañinos no solo para los sistemas ecológicos, sino también para la población, en especial los que se están presentando en el sur de Chile por parte de la familia Matte.

Uno de ellos es el que pretende instalarse en el río San Pedro, en la comuna de Los Lagos, Región de Los Ríos. Es el principal afluente al conocido río Calle-Calle de la ciudad de Valdivia. En esta cuenca, ubicada a pocos kilómetros del desagüe del Lago Riñihue, la empresa Colbún S.A. de la Familia Matte, quiere instalar una mega central hidroeléctrica de 170 MW. El embalse tendrá un largo de 12,5 km. a lo largo del de río y represará 30 millones de m3 de agua.

El proyecto se encuentra actualmente en proceso de evaluación ambiental. Este es su quinto proceso de evaluación, teniendo cuatro intentos fallidos, lo que en cualquier país normal ya habría caducado, pero estamos en Chile, donde los grandes empresarios tienen manga ancha.

El proceso de Participación Ciudadana de este proyecto de evaluación finalizó el día 30 de abril del 2019 donde se entregaron 3294 observaciones ciudadanas al Servicio de Evaluación Ambiental. A lo que se suman las 503 observaciones que realizaron los servicios públicos. Se le otorgó, a Colbún S.A. plazo hasta el 25 de julio del presente año para responder a todas estas observaciones, pero la empresa pidió extender el plazo, concediéndole hasta marzo del 2020 para entregar todas las respuestas a las observaciones.

Los habitantes locales, agrupados en la Fundación Río San Pedro sin represas (www.riosanpedrosinrepresas.cl) consideran una vergüenza que después de más de 10 años, la empresa Colbún S.A. no sea capaz de entregar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) como corresponde y que el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) no sea capaz de ponerle termino definitivo a lo que consideran un proyecto irresponsable, el cual es rechazado por una amplia mayoría de los habitantes de la comuna de Los Lagos.

Respecto de las dificultades para continuar con este megaproyecto son cuatro los temas que lo sitúan en la línea de la discordia.

El punto más importante de la negativa de la comunidad a este proyecto es por la amenaza constante es que con su entrada en vigencia podría repetirse un nuevo Riñihuazo. Como se sabe, El río San Pedro tiene una historia geológica que se caracteriza por importantes deslizamientos de sus laderas. Debido al terremoto de 1960, que ha sido el más grande registrado en la historia de la humanidad, se derrumbaron sus laderas en tres sectores diferentes originándose los famosos “tacos del Riñihuazo” que taparon el río necesitando el trabajo de cientos de civiles y militares a pala y chuzo para poder despejar los derrumbes y lograr que el río volviera a su cauce. A pesar de todo, las localidades río abajo sufrieron de grandes inundaciones, alcanzando, en Los Lagos y Valdivia, alturas mayores a 7 y 3,5 m respectivamente. Ni pensar que hubiera ocurrido si ese trabajo en tiempo récord no se hubiera realizado. Se tienen registros de otro mega deslizamiento similar ocurrido, en el año 1575.

En el documento formulado por académicos de la Universidad Austral de Chile que contiene las observaciones realizadas para el último EIA ingresado y que se adjunta, se indica lo siguiente:

«Creemos necesario hacer explícita nuestra preocupación por lo que consideramos son serias insuficiencias, omisiones y debilidades del EIA que la empresa Colbún S.A. ha presentado como fundamento para llevar adelante el proyecto ‘Central Hidroeléctrica San Pedro’ que, por más de diez años, no ha logrado concretar. En el marco de una serie de discusiones interdisciplinarias sostenidas por los abajo firmantes, hemos detectado que los documentos entregados en el marco del EIA muestran serias debilidades en entregar la información necesaria para demostrar razonablemente la viabilidad del proyecto en al menos ocho áreas relevantes.”

Con respecto al área geológica observan que: “La empresa presenta información absolutamente insuficiente para evaluar apropiadamente la relación que la instalación de la represa puede tener con los riesgos geológicos propios del territorio”.

Cabe destacar que la cuenca del río San Pedro es atravesada por la falla geológica Liquiñe – Ofqui, la cual tiene un perfil de actividad sísmica de miles de años, y esta falla ha sido el origen de los últimos eventos eruptivos de los volcanes Caulle, Chaiten y Calbuco. Lamentablemente los diversos estudios geológicos nacionales e internacionales realizados sobre ella, son bastante limitados técnicamente, pero al menos la destacan como una de las más peligrosas del planeta, debido a su recurrente actividad. Es importante reiterar, que el gran terremoto de 1960, fue causada por la acción de esta falla en combinación con la placa de Nazca y Continental, pero es necesario destacar, que no solo fue un terremoto, fueron 9 seísmos producidos entre el 21 de mayo y el 6 de junio de 1960, pero la memoria colectiva de los humanos solo recuerda una de ellas. Luego, es altamente irresponsable desde un punto de vista político y técnico, autorizar proyectos de centrales hidroeléctricas de gran envergadura, que modifiquen en algún grado la estructura hidrogeológica del río San Pedro, en la zona de influencia de esta peligrosa falla, sin tomar en cuenta un peligroso fenómeno denominado Sismicidad Inducida, y que es causado por los proyectos de gran envergadura de corte minero o hidroeléctrico, y muy especialmente en un área tan sensible y peligrosa como la Zona de Falla Liquiñe Ofqui – ZFLO.

En segundo lugar, cabe consignar que las municipalidades de Los Lagos y Panguipulli, Consejo Regional (Core) de los Rios y el Sector Privado (Pyme) realizaron sus pronunciamientos donde se mostraron inconformes con el proyecto por el impacto que tiene en una de las arterias fluviales más importantes de la región afectando negativamente en sus estrategias de desarrollo local, donde el turismo, de explosión reciente, es el principal eje.

El río San Pedro ha sido catalogado como uno de los mejores destinos turísticos para realizar deportes aventura como rafting y kayaking, realizándose el festival de río más grande actualmente del país, conocido como el “San Pedro libre”.

Es importante destacar que el último Estudio de Impacto Ambiental que presentó la empresa, lleva por nombre “Adecuaciones a la Central Hidroeléctrica” porque solo considera las modificaciones al estudio geológico del lugar. No considera que desde el 2008 al presente año, el escenario turístico de la zona ha cambiado y si bien antes no existía este tipo de actividades, en la actualidad hay personas que viven del turismo que se genera en la zona, y que, como ya lo señalamos, tiene al río San Pedro como su principal atractivo.

Por otro lado, la zona donde se emplaza este proyecto forma parte de un destino turístico que tiene gran potencial económico y cultural reconocido internacionalmente como “Destino Siete Lagos”. Proyectos de esta envergadura dañan irremediablemente el paisaje, los ecosistemas y fragmentan relaciones sociales y culturales.

El río San Pedro y el lago Riñihue son corredores biológicos, al igual que la Cuenca del Río Valdivia de la cual forman parte, siendo fuentes de conservación de biodiversidad. Debido a las particularidades y la poca intervención humana, proporciona rasgos únicos del ecosistema de los Bosques Templados Lluviosos.

En tercer lugar, a muchos les asiste la convicción que dicho proyecto nace y se desarrolla de forma fraudulenta. En efecto, la iniciativa se presentó a la Corema en abril del 2007 en la Región de Los Lagos y se retiró meses después cuando ya poseía gran cantidad de observaciones en su contra, incluyendo del Sernageomin Region de Los Lagos. Una de ellas indicaba: “Falta información importante que entregue el detalle de la geología local”.

En octubre del 2007, es decir solo algunos meses después, se presentó el mismo proyecto en la recién creada Región de los Ríos. Un año después, en octubre del 2008 se aprueba el proyecto. En esta evaluación, Sernageomin Los Ríos no hizo observaciones, lo cual es alarmante al pensar que el embalse del proyecto se emplazaría en sectores que se removieron para el terremoto del año 1960. Además, el estudio geológico del proyecto fue realizado por un Ingeniero en Minas, no un Geólogo como exige la ley.

En el 2009 se inicia la construcción y solo después de un par de meses de iniciada la obra, en el año 2010, la empresa toma la decisión de suspenderla debido a que se requería mayor información geológica del lugar, lo que pone en evidencia que el estudio geológico realizado previamente, carecía de información importante.

Detectaron “movimientos de la ladera sur del río en dirección al cauce de éste, grietas en la ladera norte y fallas en el cauce del río”. Se tuvo problemas para encontrar firmeza en el subsuelo, la no ubicación de “la roca madre”, que es la piedra de alta calidad que sostendría a la hidroeléctrica.

En el 2010, diputados presentan una solicitud para investigar la vía rapida de proyectos de alto rechazo y de alto impacto ambiental. La comisión de la cámara de diputados estableció que habían “agilizadores” por parte del estado para aprobar éste y otros proyectos hidroeléctricos y que la Corema no estaba ejerciendo la labor de salvaguardar los derechos ambientales. En ese tiempo, la Corema era dirigida por Ivan Flores Garcia, actual Presidente de la Camara de Diputados.

El 2015 la empresa presenta una adecuación al proyecto ante el SEA, pero este EIA es detenido por este organismo de manera anticipada debido a falta de información relevante, por lo que ni siquiera alcanzó a ingresar a evaluación. En paralelo, académicos de la UACH presentaron una declaración pública ratificando la falta de información con la que se estaba presentando el proyecto.

También es importante indicar que, según Cristian Ochoa, de la agrupación que se opone al proyecto, plantea que es posible que Colbún ha “comprado” a parte de la población mediante incentivos. Así, por ejemplo, el Club de Pesca y Caza de la comuna, la empresa les financia sus premios en Torneos de Pesca. No resultó una novedad, entonces, que dicha agrupación no presentara observaciones en el SEA en el año 2019.

Por último, cabe consignar que Naciones Unidas (ONU) no considera a centrales hidroeléctricos de potencia mayor a 50 MW como energía limpia, por el gran impacto ambiental que estos proyectos provocan, en especial cuando esta misma administración, ha puesto como horizonte cambiar a una matriz energética basada en Energía Renovables No Convencionales (ERNC), las que, por definición, solo consideran centrales hidroeléctricas de hasta 20 MW. Sostienen, además, los críticos del megaproyecto que éste no responde a una necesidad energética de nuestro país, lo cual quedó demostrado el 12 de febrero de 2016, cuando Chile comenzó la exportación de energía eléctrica a Argentina, demostrando que este proyecto y otros similares de su tipo, responden exclusivamente a lucro corporativo de explotación de un bien nacional de uso público, como es el agua, para luego ingresar la energía generada al poco fiable y privatizado sistema interconectado chileno. En el fondo, estos proyectos corporativos hacen uso y abuso de un bien de uso público estratégico para todo Chile, a costo cero, y donde los beneficios obtenidos por la destrucción de un rio de alto valor biológico, son siempre privados, y los costos ambientales y sociales asumidos por los ciudadanos de este país.

 

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