Siete Tazas: La historia del parque complicado por un incendio y el bajo caudal del río Claro

El territorio, que se encuentra cerrado como consecuencia de la emergencia, tiene la mayoría de sus áreas de servicio a cargo de una empresa privada. Fuente: Emol, 18 de febrero de 2020.


Desde Conaf lo calificaron como el incendio más grande en lo que va de la temporada, pero el ministro de Agricultura, Antonio Walker, fue más allá: «Se trata de uno de los más grandes de la historia de Chile».

Ya son más de 4.900 hectáreas las que el fuego ha consumido en el sector de «Agua Fría» de la comuna de Molina, en los alrededores del Parque Nacional Radal 7 Tazas. Es tal el nivel de la emergencia que el parque -de más de 5 mil hectáreas- debió ser cerrado temporalmente debido a la mala calidad del aire y la nula visibilidad.

El director de la Conaf, José Manuel Rebolledo, informó que trabajan con todos sus recursos para evitar que el fuego alcance la zona del Radal, centrándose la atención en este jueves donde se teme que las condiciones del viento propicien el avance de las llamas.

El parque amenazado tiene una particularidad y es que no está a cargo de la institución comandada por Rebolledo, ya que tiene dos áreas de servicios concesionadas, una de ellas a una empresa privada. El lugar se convirtió, hace dos años, en el primero en que la Ley de Turismo se aplicó en un área protegida con el fin de potenciar, mediante licitaciones, un desarrollo turístico sustentable según sostuvo el Gobierno.

En ese momento el entonces ministro de Bienes Nacionales -hoy titular de la Segpres- Felipe Ward, explicó a Emol que se concesionaron 39 hectáreas (0,7% del total) del parque a dos instituciones: la Corporación de Turismo de la Municipalidad de Molina y a la empresa Valdokko, por un plazo de 10 y 25 años respectivamente.

Pero el anuncio que el ministro celebró no cayó bien en todos los sectores. Por ejemplo desde Fundación Chile Sustentable criticaron la licitación asegurando que el objetivo de estos parques, declarados zonas protegidas, son justamente la protección y preservación de la biodiversidad y no «el aprovechamiento como destino turístico».

El líder de los ambientalistas Defensores del Alto Maule, Francisco Pulgar, también manifestó sus cuestionamientos.»Es el Estado el que debe velar por la protección ambiental de reservas naturales. Si se entrega a privados puede comenzar la depredación del territorio, lo que es muy dañino para el turismo y el ecosistema».

El parque

El parque nacional, ubicado en la provincia de Curicó (Región del Maule), fue declarado como tal en marzo de 2008 y en él se protegen especies como el puma, la güiña, el gato colocolo, el pudú, el carpintero negro y la yaca, entre otras. Asimismo, respecto a la flora, destacan el olivillo, raulí, roble, coigüe y laurel.

El principal atractivo turístico son sus pozones y saltos de agua, a los que se llega a través de ocho senderos. Uno de ellos, «Salto La Leona», permanece cerrado desde el 7 de febrero para «evitar riesgos a la salud de visitantes, debido al bajo caudal del río Claro, que no permite el recambio del agua de la poza», según señala la página web de la Conaf.

El año 2010 se vivió una situación similar tras el terremoto del 27 de febrero, ya que debido a la disminución del caudal del mismo río el área de pozones y saltos (7 tazas) quedaron secos. El invierno de ese año las lluvias permitieron que de a poco se pudiera volver a la normalidad.

El caudal del Río Claro ha disminuido considerablemente con el paso de los años. (Crédito: El Mercurio)
El ingreso al parque tiene un costo de $1.500 años a partir de los 12 años y $3.000 para los adultos, además de un costo diferenciado para las personas discapacitadas y extranjeros. En su interior se pueden encontrar campings concesionados. Para llegar hasta el parque hay que recorrer el camino que une Molina con el sector de Parque Inglés, y durante el invierno normalmente se cierra el acceso debido a las nevazones y otros fenómenos meteorológicos.

El compromiso de Valdokko

La municipalidad tiene a su cargo solo tres de las hectáreas licitadas, mientras que las otras 36 están al mando de Valdokko, empresa constituida en 2013 y cuyo propietario, Eduardo Hernández, comprometió al conocerse la concesión, $350 millones en los primeros cinco años.

Según comentó hace dos años en Cooperativa, este dinero se utilizaría «para mejorar el sistema de aguas servidas que van directamente al río y la iluminación, que es a motor y, por ende, contamina el sector y construiremos seis cabañas sustentables e inclusivas, además de un restaurante ecológico».

Además entregó detalles de la adjudicación, señalando que significaban «18 millones de pesos anuales por la concesión, además de siete por ciento de las utilidades que obtengamos a lo que se debe sumar IVA e impuestos».
Las 7 tazas son justamente uno de los mayores atractivos turísticos del parque nacional.

Asimismo Hernández subrayó que los valores de ingreso al parque para los turistas no serían afectados.

Por otro lado, la alcaldesa de Molina, Priscila Castillo (DC), indicó el 2018 que todo lo recaudado por la Corporación de Turismo es para mantener los camping que tienen a su cargo.


Publicado en: Resumen de prensa

Etiquetas: Destacado Parque 7 Tazas

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