FAO: “Si Chile no hace los cambios que tiene que hacer, ya no habrá agricultura”

Sequía, cambio climático y obesidad. Son las tres prioridades que la FAO tiene en Chile y que, tras el estallido de octubre, perdieron impulso. Acá, el representante para América Latina analiza la situación actual del combate a estos problemas. Fuente: El Mercurio, 19 de marzo de 2020.


Antes del 18 de octubre, Julio Berdegué, representante de la FAO en América Latina, estaba optimista. Si bien había varios temas de la región y Chile que preocupaban a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura —como la sequía, el cambio climático y la obesidad—, veía ‘oportunidades’ en los grandes eventos que venían. Sobre todo en la COP25.

Pero de pronto vino el estallido. Y las prioridades cambiaron. Pero para Berdegué los problemas se mantienen y son cada vez más acuciantes.

‘La sequía todavía no ha afectado la vida cotidiana de la mayoría de la población, especialmente la urbana. Son los habitantes rurales y los agricultores los que están llevando el peso del problema. Pero si Chile no resuelve el problema de fondo, eso será otra historia: si no se toman medidas profundas, complejas y, lamentablemente, caras, en los próximos años gran parte de este país va a vivir limitaciones de agua para todos los usos. La pregunta al Gobierno y a los líderes de opinión es: ¿cómo unimos la coyuntura, en la que Chile va a discutir y posiblemente a cambiar su Constitución, con este otro debate sobre cuáles son las reglas con que Chile va a gobernar un recurso que en poco tiempo más será extremadamente escaso?’, dice.

—¿Qué agenda ha desarrollado la FAO?

‘En Chile, estamos apoyando al Gobierno a recuperar el bosque nativo a través de un importante proyecto de US$ 64 millones, financiado por el Fondo Verde del Clima (FVC). También estamos apoyando la elaboración del Plan de Adaptación al cambio climático del sector de recursos hídricos y la actualización del plan para el sector silvoagropecuario’.

—Este verano ha sido muy perjudicial en materia de déficit hídrico…

‘Lamentablemente así es. Pero este año está ya jugado. La gran pregunta, que no podemos contestar todavía, es cómo irá a ser el año que viene, y el que sigue. Esa es la película que a mí me da miedo. Ojalá las cosas vayan bien, pero como dicen que dijo Cicerón: ‘Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor».

—¿Por qué lo dice?

‘Al 2050 tenemos que estar produciendo 60% más comida que hoy en el mundo. Y con menos agua, sin seguir deforestando los bosques, sin arruinar la biodiversidad, y con un cambio climático que ya llegó. ¿Ud. se imagina que Chile va a seguir produciendo frutas y verduras en 20 años si no hace algo respecto del agua? Si no hace los cambios que tiene que hacer, ya no habrá agricultura. La sostenibilidad del sistema va a ser cuestionada. En Chile hay regiones que exportan productos agrícolas y donde, al mismo tiempo, hay que llevar camiones aljibe para la gente y la ganadería. Eso no puede ser’.

—¿Que habría que hacer?

‘Se requieren cambios legales y políticos. Nuestras reglas eran para un mundo donde había mucha agua. Hoy el agua es cada vez más escasa. Y, sobre todo, necesitamos un fenomenal esfuerzo de innovación tecnológica. Chile podría producir la misma cantidad de alimentos con menos agua, pero eso requiere innovación e inversión’.

—¿Cree que habrá que racionar el agua? ¿O tomar medidas económicas?

‘Claro que sí. Pero no solo a nivel empresarial. No puede ser que cuando el Gobierno decreta sequía, yo me duché dos horas y no me pase nada. En California, te multaban si lavabas tu auto en sequía. Quizás acá sea necesario algo así’.

—En cuanto al problema de la obesidad, datos de la Junaeb revelan que más del 50% de los estudiantes de Chile la sufren. ¿Qué camino proponen en este ámbito?

‘Según el Ministerio de Desarrollo Social, cerca de 80% de las niñas y los niños de menos de 12 años padecen sobrepeso u obesidad. Eso es una tragedia nacional. Chile derrotó la desnutrición infantil porque los gobiernos de la época tomaron la decisión de que eso era inaceptable. Fue una tarea gigantesca, pero ¿cree que la economía sería lo que es hoy si Chile hubiera seguido con 37% de desnutrición infantil, como era en 1960? ¿Y cree que Chile puede aspirar a ser un país desarrollado si la mayoría de sus niños crecen obesos y, por lo tanto, más probablemente serán personas enfermas crónicas y con una baja autoestima?’.

—Sin embargo, comer sano es mucho más caro… ¿Cómo se resuelve?

‘Es cierto. Es un grave problema. Por eso, el proceso debe ir acompañado de apoyo social. Chile es un gran exportador, pero descontando todo lo que exporta, lo que queda no alcanza para los 400 gramos de frutas y verduras que recomienda ingerir la Organización Mundial de la Salud.

—¿Cuál es su opinión sobre la ley de etiquetado de los alimentos?

‘La ley de etiquetado es un referente mundial. En la discusión global, el punto de referencia es la ley chilena. Pero ¿resolverá la ley esto por sí sola? Jamás. Hay que tener mayor disponibilidad, más producción, más innovación tecnológica, respecto de ciertos grupos de alimentos saludables’.

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