Analizan el impacto del escape de salmones en el medio ambiente

Especialistas abordan las implicancias que puede generar esta situación, sobre todo para los consumidores. Fuente: El Llanquihue, 1 de julio de 2020.


El impacto que pudiera generar en el medio ambiente el escape de salmones, ocurrido desde el centro «Caicura», de la empresa Blumar y que se encuentra ubicado en el Seno del Reloncaví, es objeto de análisis en estos momentos.

Es así como la doctora Sandra Bravo, quien es directora del Instituto de Acuicultura, de la Universidad Austral de Chile (UACh), sede Puerto Montt, explica que los principales daños ambientales que esta situación podría producir es que a diferencia de lo que ocurre en el hemisferio norte, en Chile «no tenemos salmones silvestres, por lo que no existe el efecto ambiental que se genere con los salmones escapados, en los que existe el riesgo de que salmones silvestres se crucen con salmones domesticados (escapados), con un efecto negativo sobre la descendencia al perder sus atributos genéticos de peces salvajes, haciéndolos presa más fácil para los predadores y también para los pescadores«.

Bravo sostiene que se trata de una situación que es conocida por los pescadores artesanales, dado que estos pueden ser capturados con facilidad luego de su escape. «Por lo demás, son peces que no saben cazar, por lo que debieran pasar días antes de que pudiesen predar sobre otros peces para alimentarse, por lo que no habría un daño ambiental inmediato por esta causa».

Sin embargo -detalla- que el principal efecto es sobre el consumidor. Y es que, según analiza, de acuerdo con lo informado por Sernapesca, estos peces estaban siendo medicados con Florfenicol, antibiótico usado para el control de la enfermedad bacteriana «Piscirickettsiosis (SRS)».

La bacteria -explica- no tiene efecto sobre el consumidor, pero si el antibiótico que actúa deprimiendo el sistema inmune del consumidor, «haciéndolo más propensos a enfermedades infecciosas».

-¿Qué medidas se deben adoptar para prevenir el daño?

-Las medidas instauradas son la recaptura inmediata de los peces. Entiendo que la empresa afectada ya tomó contacto con pescadores artesanales y están efectuando la recaptura.

-¿Cómo se debería abordar este problema?

-Las estructuras flotantes deben ser certificadas por una entidad competente, de tal forma minimizar los riesgos por problemas de cálculo de diseño u obsolescencia del material. En otros países se han incorporado estándares técnicos con los que deben cumplir los materiales y estructuras utilizadas en las jaulas y fondeos, de lo contrario las compañías aseguradoras no cubren la biomasa frente a un siniestro de esta naturaleza, considerando que las pérdidas generadas pueden ser cuantiosas, dependiendo del tamaño en el que se encuentren los salmones escapados. En este caso, de acuerdo con lo informado, tienen un peso promedio de 3,8 kilos.

Evidencia científica

En la misma línea, Esteban Ramírez, gerente general del Instituto Tecnológico del Salmón (SalmonChile), sostiene que en términos de ecosistemas, no existe evidencia científica que establezca con certeza el impacto que los escapes de salmones puedan generar en otras especies marinas.

Explica que la evidencia apunta a que los salmones escapados, en particular el salmón del Atlántico, «no logran alimentarse ni menos asilvestrarse para generar poblaciones».

En efecto, detalla que el último estudio que fue realizado por el Núcleo Milenio Salmónidos Invasores (Invasal), en el último escape de similares características, «mostró estómagos vacíos en los salmones muestreados post escape, sin registrarse indicios de depredación de especies silvestres en más del 99% de ellos. Y una dificultad con el paso del tiempo para capturar especies para seguir los análisis, lo que a nuestro entender además reafirma que la remoción desde el medio ambiente de los individuos escapados».

Preocupación

Estefanía González, coordinadora de Campañas de Greenpeace, expresó su preocupación por el tiempo transcurrido desde el escape y «aún no se sabe cuál es la cantidad de salmones afectados y que podrían estar muertos».

Por lo mismo pide a las autoridades que se cumpla con los protocolos establecidos para este tipo de situaciones.

Respecto al impacto, estima que pudiera ser grande y describe que «se trata de salmones que al escapar se devoran a todas las especies del ecosistema. Y es que no sólo compiten con las otras poblaciones de peces, sino que también se comen a los otros peces y eso es preocupante cuando se trata de los peces nativos que son la fuente de sustento de las comunidades locales». Otro foco de preocupación es la «alta dosis de antibióticos, con lo cual no sólo se transforman en un peligro para el consumo humano, sino que también para las interacciones que generan en los ecosistemas».

En la misma línea, Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana Chile, plantea que «el daño que se producirá no será menor y se verá en el corto y mediano plazo. Y es que los sucesivos escapes son hechos sumamente graves y el mal tiempo no puede seguir siendo la excusa constante, ya que es reponsabilidad de las empresas evaluar dónde se sitúan, así como el mantener las balsas jaulas».

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