El urgente desafío de resguardar y conservar a las asombrosas aves playeras de Chile
By Comunicaciones

El urgente desafío de resguardar y conservar a las asombrosas aves playeras de Chile

Algunas vuelan desde Canadá hasta Tierra del Fuego, realizando las migraciones más grandes del mundo animal. Pero este esfuerzo se ve amenazado por la pérdida de hábitat, la presencia de perros en las playas y la disminución de su éxito reproductivo. Fuente: El Mercurio, 30 de noviembre de 2020.

Hasta 49 especies de aves playeras se pueden observar de manera regular en Chile. De ellas, 25 nidifican en el país.

A la mayoría se les encuentra junto al mar, pero algunas especies prefieren habitar lejos de la costa, a orillas de lagunas o vegas. Muchas de ellas son capaces de desplazarse a través de largas distancias.

Así, algunas desarrollan las migraciones más grandes del mundo animal. Por ejemplo, el playero ártico (Calidris canutus rufa) vuela cada año desde sus zonas de reproducción en el Ártico canadiense hasta Bahía Lomas, en Tierra del Fuego. En total, se trata de un viaje de al menos 30.000 km de ida y vuelta.

‘Son verdaderas maravillas de la vida natural’, asegura Diego Luna, especialista en conservación de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras.

Pero estas sorprendentes aves cada vez están viendo sus hábitats más amenazados por la actividad humana, en especial por el tránsito de vehículos en las playas, como jeeps y motos, que puede dañar sus nidos y perturbar su actividad de alimentación y reproductiva.

Poblaciones reducidas

Los perros sueltos también resultan un problema. ‘Las aves son como un reloj. Llegan a un área después de haber migrado miles de kilómetros y necesitan descansar y alimentarse para acumular la energía suficiente y retomar el viaje de regreso. La presencia de perros tiene efectos directos en un menor éxito migratorio’, advierte Luna.

Lo clave entonces es generar herramientas de protección para lo cual su conocimiento y clasificación es fundamental. Hasta el momento y según el Reglamento para Clasificar Especies del Ministerio de Medio Ambiente, solo 10 especies han sido clasificadas y otras seis se encuentran en proceso. Además está en marcha el proceso participativo para la elaboración de un Plan Nacional sobre Aves Playeras.

La situación es extrema en el caso del zarapito boreal (Numenius borealis), clasificado como En Peligro Crítico. Los registros son mínimos en los últimos 50 años y se le considera prácticamente extinto. En Peligro figuran la becacina pintada (Nycticryphes semicollaris), cuya población se ha reducido notoriamente por la pérdida de humedales en el valle central, el chorlo de Magallanes (Pluvianellus socialis) y el ya mencionado playero ártico.

El chorlo de Magallanes tiene serios problemas de reproducción y también de hábitat, dice Luna. ‘Su población está estimada en torno a mil individuos, son muy pocos. Hay que poner mucho ojo en la depredación y la destrucción de hábitat. De las especies clasificadas creo que es una de las que merecen más atención’.

También preocupa el estado del chorlo nevado (Charadrius nivosus), clasificado como Vulnerable. ‘Se ve cada vez menos en la Bahía de Coquimbo o Tongoy, estos eran sitios de nidificación habituales, pero ahora cuesta encontrar una pareja en las arenas’, dice Marcelo Olivares, de la ONG RedAves.

El Pilpilén común (Haematopus palliatus) figura como Casi Amenazado, pero últimamente está sufriendo una merma preocupante en su éxito reproductivo, especialmente en lugares como la desembocadura del río Maipo. Los monitoreos con cámaras trampa realizados allí revelaron que los zorros silvestres están depredando sus huevos. Luna admite que esto significa un desafío de manejo no menor ya que no se puede eliminar una especie, pero tampoco se puede dejar que estas aves sigan mermando. Una alternativa, estima, sería trasladar a los zorros a otra área.

Otra especie bajo la categoría Casi Amenazada es el chorlito cordillerano (Phegornis mitchellii). ‘Es un ejemplo de playero que no se le encuentra a orilla del mar, sino en las vegas altoandinas’, explica Luna. ‘Es otra de las especies a las que hay que ponerles más atención, porque ha sido muy poco estudiada y no está en el radar de las acciones de conservación. Esto, porque se ha privilegiado la conservación de humedales costeros, pero en los humedales altoandinos hay una importante amenaza de pérdida de hábitat’, asegura.

De las especies que no han sido clasificadas ni se encuentran en proceso de clasificación, resulta prioritario evaluar la situación del zarapito de pico recto (Limosa haemastica), advierte Ivo Tejeda, director ejecutivo de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile. ‘Su ciclo de vida depende de mantener en buen estado unos pocos sitios críticos en las regiones de Los Lagos y Magallanes’, dice.

De igual manera, considera necesario evaluar la condición del chorlo de la puna (Charadrius alticola), escasa y pequeña ave playera del altiplano, que probablemente tiene una población reducida, y del chorlo cabezón (Burhinus superciliaris) que muestra una presencia en Chile sumamente restringida en el extremo norte.

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  • 30/11/2020