Salud: polvo fino, un alto precio
By Comunicaciones

Salud: polvo fino, un alto precio

El humo y los gases que emiten las centrales termoeléctricas a carbón nos hacen enfermar y son responsables de cientos de miles de muertes alrededor del mundo cada año. La contaminación atmosférica y ambiental del carbón cuesta miles de millones en gastos de salud.

El Registro Europeo de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (E-PRTR, por sus siglas en inglés) posee 53 contaminantes liberados al aire, suelo y agua; por las centrales eléctricas a carbón. Quemar un kg de carbón duro libera más contaminantes que quemar un kg de lignito. Sin embargo, es necesario 3 veces más lignito para producir la misma cantidad de energía, y por eso el lignito es considerado un combustible mucho más contaminante.

El 2012, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que a nivel mundial 3,7 millones de personas murieron de forma prematura como resultado de enfermedades atribuibles a la contaminación del aire.

La mortandad producto de la combustión de carbón por centrales termoeléctricas es variada. Un estudio realizado por la Facultad de Salud Pública de Chicago, revela que la combustión de carbón en China genera 250.000 muertes al año. Los investigadores basan este número en un estimado de 77 muertes por terawatt-hora de una central eléctrica a carbón. La Alianza para la Salud y el Medio Ambiente (HEAL, siglas en inglés), coalición conformada por 65 ONGs europeas, responsabilizan al carbón por la muerte de 18.200 personas en países de la Unión Europea.

También estima en 8.500 personas diagnosticadas con bronquitis crónica al año por establecer contacto con contaminantes provenientes de centrales eléctricas a carbón. Al adicionar las plantas en Croacia, Serbia y Turquía, el número de muertes en Europa aumenta a más de 23.000 al año. HEAL estima que los costos de salud alcanzan casi los 43 mil millones de euros al año.

La generación de emisiones depende de los sistemas de filtración que las centrales termoeléctricas utilicen. Si bien la tecnología ha mejorado, las centrales a carbón aún son responsables del 70% de las emisiones de dióxido de azufre (SO2) a nivel de la Unión Europea, así como de la mitad de las emisiones industriales de mercurio (Hg).

Al inhalar partículas finas, estas ingresan a las vías respiratorias penetrando a los pulmones y el flujo sanguíneo, causando distintos efectos nocivos en el cuerpo. Pueden generar inflamación crónica de los pulmones, deteriorar los reflejos pulmonares y reducir su funcionamiento, generando enfermedades como asma, bronquitis crónica y cáncer al pulmón. Otro efecto es la reducción del flujo sanguíneo al cerebro, porque la sangre se coa- gula más rápido y puede transportar menos oxígeno generando una presión sanguínea alta, arritmias cardiacas e infartos. Aún no existe un límite por debajo del cual las partículas sean considera- das inofensivas.

Los niños son especialmente susceptibles a los efectos nocivos de los metales pesados que emiten las centrales termoeléctricas a carbón: plomo, mercurio, cadmio y arsénico. Si sus pulmones son dañados en etapas tempranas del desarrollo, pue- den afectarse de manera permanente. La mujeres embarazadas exponen a sus bebes a grandes cantidades de plomo o mercurio a riesgo de desarrollar problemas cognitivos y un coeficiente intelectual más bajo.

La radioactividad es otro problema. El lignito contiene uranio, torio y potasio-40. Sustancias radioactivas provenientes del uranio que tienen consecuencias incalculables para su salud.

El área de extracción de carbón de Mpumalanga Highveld en Sudáfrica contempla 12 de las centrales termoeléctricas a carbón más grandes del mundo. Las sustancias tóxicas y las aguas residuales de las minas a rajo abierto contaminan las limitadas fuentes de agua potable de la zona. Las comunidades no tienen otra opción que consumir agua contaminada.

43.000 millones de euros en costos de salud debiesen sumarse al precio del carbón solo en la Unión Europea

Los límites y concentraciones permisibles de los contaminantes varían ampliamente de país en país. Estados Unidos tienen límites de mercurio y de dióxido de azufre considerablemente más estrictos que la Unión Europea. Como resultado, muchas centrales a carbón han sido cerradas o modernizadas con nuevas tecnologías.

En junio del 2015, la Comisión Lancet conformada por expertos internacionales en salud advirtió sobre las consecuencias para la salud del calentamiento global. Las últimas cinco décadas de desarrollo y avances en salud podrían desaparecer debido a la contaminación del aire, el aumento de las temperaturas y los climas extremos. Lo anterior incluye estrés hídrico; diseminación de enfermedades infecciosas, tales como la malaria y el dengue; amenazas a la seguridad alimentaria; malnutrición; y un mayor número de refugiados y de conflictos armados.

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  • 27/05/2021