“Autoridad e industria deben comprometerse para no seguir afectando ecosistemas patagónicos”

Desde Fundación Terram sostienen que, más allá del concepto de capacidad de carga de la salmonicultura, se deben implementar medidas que den una salida a los impactos ambientales de la actividad. “En algunos casos, corresponderá sacar centros de cultivos del interior o aledaños a áreas protegidas, mientras que en otros se deberá disminuir la producción, o bien, limitarla”, puntualizó Flavia Liberona, Directora Ejecutiva de la organización. Fuente: Salmonexpert, 3 de septiembre de 2021.


El concepto de capacidad de carga para ser utilizado por la salmonicultura, ha sido puesto en la discusión tanto por el mundo científico, como por la Autoridad pertinente, en este caso desde la Superintendencia del Medio Ambiente, tomando más relevancia a partir del último evento FAN en el Fiordo Comau.

Es así como recientemente se publicó un estudio en la revista académica “Marine Policy”, en que participaron investigadores como la Dra. Doris Soto y el Dr. Renato Quiñones, ambos del Centro Incar, en que ahondan en este y otros conceptos y en que discuten sobre la urgencia de integrar en forma más sistemática la capacidad predictiva científica y el análisis de riesgo en la regulación y toma de decisiones relacionadas a este sector productivo.

Precisamente, Quiñones sostiene que “existe una necesidad urgente de centrarse más en la capacidad de carga de los cuerpos de agua que albergan la actividad, lo que permitirá una mejor comprensión del papel de los nutrientes de la acuicultura en la aparición de FAN”.

Medidas urgentes

Al ser consultados por Salmonexpert respecto a cómo ven la posibilidad de que se implemente por parte de la salmonicultura este criterio dentro de la producción, desde Fundación Terram, su directora ejecutiva, Flavia Liberona, señaló que “más que hablar de capacidad de carga en un lugar o área en particular, hoy se deben implementar medidas que den una salida a los impactos ambientales que genera la industria salmonicultora en Chile”.

“En algunos casos, corresponderá sacar centros de cultivos del interior o aledaños a áreas protegidas, mientras que en otros se deberá disminuir la producción, o bien, limitarla”, puntualizó.

Puntualmente, respecto a la implementación de este criterio, Liberona sostuvo que “el establecer la capacidad de carga, si bien puede ser una medida adecuada, es complejo de implementar, ya que se debe medir en cada uno de los lugares en que se quiere establecer, lo cual es lento y engorroso. Hoy se requiere que la autoridad y la industria se comprometan a tomar medidas urgentes para no seguir afectando los ecosistemas patagónicos”.

Específicamente frente al evento FAN en Comau, la directora ejecutiva de Terram expresó que “era previsible, pues esta es una zona de alto riesgo para floraciones algales nocivas, tal como muestra el Atlas de Riesgo Climático elaborado por el propio Ministerio de Medio Ambiente. Esa falta de articulación y coherencia entre distintos organismos del Estado y sus instrumentos de gestión, es algo sobre lo que también debiesen tomarse medidas”.

De acuerdo con lo expresado por la profesional, las cifras de Sernapesca muestran que en Chile la industria ha incrementado su producción total en un 3.621% los últimos 30 años, “pasando desde las 29.000 toneladas de salmónidos en 1990, hasta llegar a las 1.043.000 toneladas a finales del año 2020, sosteniendo una tasa de crecimiento promedio de un 117% anual, lo cual permite dimensionar el nivel de presión que ejerce esta actividad sobre los ecosistemas. Esto fue posible debido a que la autoridad permitió la ampliación del número de jaulas por centro de cultivo”.

WWF

Desde la ONG WWF Chile, en tanto, recomiendan la incorporación del requisito de la capacidad de carga ecológica dentro de la normativa acuícola.

“Creemos que es importante incluir la visión de capacidad de carga ecológica, la cual nosotros recomendamos, donde también se debe incluir la temática social y tener una visión ecosistémica de lo que puede resistir un área ante un aumento de los usos antrópicos en un espacio delimitado, limitando la producción”, sostuvo la encargada de Acuicultura de WWF Chile, María Jesús Gálvez.

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