La crisis sanitaria causada por la llegada del covid-19 dejó en evidencia la importancia del agua en el mundo, ya que una de las principales medidas para evitar la propagación de contagios es justamente el lavado constante de manos. Esto da paso ala reflexión en torno ala relevancia de asegurar el acceso a este elemento natural, vital para la Tierra, y que actualmente está viviendo una profunda crisis de escasez.

En Chile, durante el último año y medio de pandemia, se pudo observar un aumento de la demanda del recurso hídrico a lo largo del país. En la Región del Biobío, según se precisa desde la Seremi de Obras Públicas, hubo un alza de la demanda en el consumo mensual de agua potable, sobre todo en las zonas rurales, debido al aumento de la población por cuarentenas prolongadas. Este incremento se estimó en un 12% más en el consumo facturado promedio por sistema, entre el 2019 y 2020, y se prevé continúe así para finales de este año.

En el país, según el documento sobre Recursos Naturales y Desarrollo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el avance en cuanto a cobertura de acceso a agua potable gestionada de manera segura alcanzó el 99% en el ámbito urbano en 2017, y el 78% en el rural.

En la Región del Biobío, según detalla Carolina Zambrano, directora (s) de Obras Hidráulicas del MOR al primer semestre del 2021 existían alrededor de 42.094 viviendas del sector rural con acceso al agua potable, lo que equivale a 130.491 personas pertenecientes a las tres provincias de la Región.

Además, se indica que desde el año 2019 a la fecha, hubo un aumento significativo en la inversión estatal en los Sistemas de Agua Potable Rural, ejecutándose al presente más de $13 mil millones, parte de los cuales están en proceso hasta diciembre de 2021.

CRISIS HÍDRICA

El acceso a agua limpia y saneamiento es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, los cuales reconocen que las intervenciones en un área afectarán los resultados de otras y que el desarrollo debe equilibrar la sostenibilidad medioambiental, económica y social.

Estas tres dimensiones son importantes de abordar en cualquier debate sobre protección del agua, sobre todo considerando el estrés hídrico que se vive a nivel mundial, a lo que se le suman las sequías y desertificación que empeoran la tendencia.

En cuanto a la escasez hídrica en la Región, la mayoría de los problemas se presentan entre los meses de diciembre y abril, cuando disminuyen las precipitaciones, lo que genera complicaciones en los sistemas que poseen fuentes superficiales, como los ríos o esteros. En cuanto a aquellos sectores que tienen como fuente un pozo profundo, también se ha visto una disminución de los niveles freáticos y de los caudales.

“Igualmente, existen sectores como el área comprendida en la costa de la comuna de Arauco (entre Arauco y Punta Lavapié), donde hay sistemas que presentan
problemas de escasez hídrica durante gran parte del año, ahí se están explorando soluciones de nuevas fuentes para abastecer eficientemente a las comunidades afectadas”, precisa Carolina Zambrano.

DIMENSIONES DE LA CRISIS

Los distintos frentes de sequía, que han tenido lugar por más de una década en el país, no solo afectan al consumo humano, sino también a otras dimensiones, como son la ambiental y económica. La contaminación del agua afecta a ecosistemas enteros, además de dañar e inhabilitar el agua para cualquiera de sus usos.

En nuestra zona, uno de sus principales destinos es en el ámbito productivo, entre éstos en la minería y agricultura, ésta última guardando especial relevancia también respecto a la seguridad alimentaria del país. Desde septiembre de este año, como medida para enfrentar el déficit hídrico que afecta a este sector económico, Biobío es una de las ocho regiones que cuenta con Declaración de Emergencia Agrícola. Según aclaró la ministra al momento de dar a conocer esta información, esta definición proviene de un análisis tanto de las precipitaciones, la situación de los embalses, las nieves y también de los caudales de los ríos.

En concreto esta proclamación significa una inyección de un fondo de $8 mil millones a nivel nacional, que se complementarán con recursos del Gobierno Regional y con otras medidas dentro del Plan Sequía junto a otros ministerios, todo para hacer frente a la situación hídrica del país.