Más de la mitad de las enfermedades infecciosas se han agravado por el cambio climático

Revisión de 77 mil artículos científicos: Olas de calor, incendios e inundaciones obligan a los animales a desplazarse a sectores habitados y debilitan al cuerpo humano para enfrentar a los patógenos. Fuente: El Mercurio, 9 de agosto de 2022.


El 58% de las enfermedades infecciosas, es decir 218 de 375, se han agravado en algún momento por las amenazas climáticas y podrían seguir empeorando. Y solo el 16% de ellas se vio a veces disminuida por lo mismo, indicó un estudio publicado en Nature Climate Change.

Además, 277 enfermedades patógenas humanas pueden verse agravadas por la amplia gama de peligros climáticos desencadenados por la emisión continua de gases de efecto invernadero.

Para llegar a esta conclusión, los autores de la investigación, liderados por Camilo Mora, de la Universidad de Hawai (EE.UU.), se enfocaron en 10 peligros relacionados con el clima vinculados al aumento de los gases de efecto invernadero: calentamiento atmosférico, olas de calor, sequías, incendios forestales, precipitaciones intensas, inundaciones, tormentas, aumento del nivel del mar, calentamiento de los océanos y cambios en la cubierta terrestre.

En total revisaron más de 77.000 artículos. Así encontraron ‘3.213 ejemplos de casos empíricos en los que las amenazas climáticas estuvieron implicadas en enfermedades patógenas’. Además, los casos ‘revelaron 1.006 vías únicas en las que los peligros climáticos, a través de diferentes tipos de transmisión, condujeron a enfermedades patógenas’. Por ejemplo, las inundaciones pueden propagar la hepatitis o las sequías pueden traer roedores infectados con hantavirus a las comunidades en busca de alimento.

De acuerdo con lo que escribieron los propios autores en The Conversation: ‘El mayor número de enfermedades agravadas por el cambio climático se produjo por transmisión vectorial, como las transmitidas por mosquitos, murciélagos o roedores. En cuanto al tipo de amenaza climática, la mayoría estaba asociada con el calentamiento atmosférico (160 enfermedades), fuertes precipitaciones (122 enfermedades) e inundaciones (121 enfermedades)’.

Luis Herrada, epidemiólogo y subdirector médico de Clínica Vespucio, señala que ‘el estudio implica que en la medida que aumenta el calentamiento global hay algunas enfermedades que podrían ir aumentando, producto de cambios en el comportamiento de los patógenos y las personas, quienes, por ejemplo en una ola de calor pueden pasar más tiempo en el agua posibilitando la transmisión de patógenos por esta vía’.

Además de exponerse las personas a los patógenos, como ejemplifica Herrada, los autores también señalan otras formas en que los cambios climáticos interactúan con los patógenos y los humanos: una es acercando los gérmenes a la gente (el calentamiento o los cambios en los patrones de precipitación pueden alterar la distribución de los mosquitos, vectores de enfermedades como la malaria y el dengue); potenciando los patógenos (por ejemplo, ayudando a que los virus se vuelvan más resistentes al calor y más capaces de adaptarse a la fiebre en el cuerpo humano); y debilitando la capacidad del cuerpo humano para enfrentar las enfermedades por temas como la desnutrición o el estrés.

Sin embargo, precisa Herrada, la investigación también señala que ‘hay algunos patógenos que se van a reducir, al tener períodos estacionales de invierno más reducidos, por ejemplo’. Por ende, no se puede asegurar que habrá más epidemias o pandemias, lo que depende de múltiples factores, como la detección precoz de patógenos.

En Chile

Por su parte, Rafael Medina, virólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, asegura que los resultados del estudio ‘se pueden aterrizar fácilmente a la realidad local, con los grandes incendios o sequías que tenemos, que sin duda van a generar el desplazamiento de animales que tienen bacterias o virus que conviven en la naturaleza, y ahora podrían entrar en contacto con nosotros’.

Los autores concluyeron que ‘los peligros climáticos son demasiado numerosos para que la sociedad se adapte de forma integral, lo que pone de manifiesto la necesidad urgente de trabajar en el origen del problema: la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero’.

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