¿‘Cartel del litio’ de compradores? G7 y otros países de occidente definen postura común en adquisición de minerales para electromovilidad

Para hacer frente a China, EE.UU. está impulsando una “alianza de seguridad de minerales” con 13 gobiernos que tratan de promover la inversión en sus cadenas de suministro, mientras funcionarios europeos abogan por un “club de compradores” de minerales críticos con el G7 que podría establecer normativas comunes para los proveedores. Fuente: Interferencia, 28 de mayo de 2023.


Un reciente artículo de The New York Times da cuenta de cómo a medida que el mundo cambia a fuentes de energía más limpias, el control sobre los materiales necesarios para impulsar esa transición sigue en disputa.

El texto hace referencia a cómo hace décadas un grupo que incluye a los mayores productores de petróleo del mundo ha mantenido una gran influencia sobre la economía estadounidense y la popularidad de los presidentes de Estados Unidos a través de su control del suministro mundial de petróleo, ya que las decisiones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) determinan lo que los consumidores estadounidenses pagan en la gasolinera. Esta misma idea fue postulada en algún momento en relación al litio, recibiendo diversas críticas desde sectores privados y gubernamentales que no vieron con buenos ojos que los países que poseen los mayores yacimientos establecieran una alianza de esta naturaleza (ver artículo Lentos avances marcan la conformación de una ‘OPEP del litio’ entre México, Chile, Bolivia y Argentina de Interferencia)

En ese sentido, la pieza periodística contextualiza que “en este momento, China domina el procesamiento mundial de los minerales críticos, que tienen gran demanda en la actualidad, para fabricar baterías para vehículos eléctricos y almacenar energía renovable. En un intento de adquirir más poder sobre esa cadena de suministro, las autoridades estadounidenses han empezado a negociar una serie de acuerdos con otros países para ampliar el acceso del país a minerales importantes como el litio, el cobalto, el níquel y el grafito”.

Así, se describe cómo los gobernantes de Japón, Europa y otras naciones avanzadas, quienes se reunieron en Hiroshima, coinciden en que la dependencia mundial con China para el procesamiento de más del 80 por ciento de los minerales deja a sus naciones vulnerables a la presión política de Pekín, un gobierno conocido por usar las cadenas de suministro como un arma en tiempos de conflicto.

“El sábado, los líderes del Grupo de los Siete, G7, reafirmaron la necesidad de gestionar los riesgos ocasionados por las vulnerables cadenas de suministro de minerales y construir fuentes más resistentes. Estados Unidos y Australia anunciaron una alianza para compartir información y coordinar normativas e inversiones para crear cadenas de suministro más responsables y sustentables”, afirma el texto.

Al respecto, eso sí, NYT apunta que “muchas naciones ricas en minerales tienen normativas medioambientales y laborales deficientes. Y, aunque los discursos del G7 hicieron hincapié en las alianzas y las asociaciones, los países ricos siguen, en esencia, compitiendo por recursos escasos”.

“El sábado, los líderes del Grupo de los Siete, G7, reafirmaron la necesidad de gestionar los riesgos ocasionados por las vulnerables cadenas de suministro de minerales y construir fuentes más resistentes. Estados Unidos y Australia anunciaron una alianza para compartir información y coordinar normativas e inversiones para crear cadenas de suministro más responsables y sustentables”.

Japón firmó un acuerdo de minerales críticos con Estados Unidos y Europa está negociando uno. Pero, al igual que Estados Unidos, esas regiones tienen una demanda de minerales críticos para abastecer sus propias fábricas mucho mayor que los suministros disponibles.

Kirsten Hillman, la embajadora de Canadá en Estados Unidos, dijo en una entrevista que los países aliados mantienen una importante asociación en el sector, pero que también son, en cierta medida, competidores comerciales. “Es una asociación, pero con ciertos niveles de tensión”, afirmó.

Fue precisamente al día siguiente de la firma del acuerdo entre el gobierno nipón y el estadounidense el pasado lunes 27 de marzo, que el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés (PS), señaló que “queremos inversiones estadounidenses, canadienses y occidentales en Chile”, durante la Cumbre SAFe en Washington DC, según informó en esa oportunidad Diario Financiero.

Las palabras del diplomático causaron escozor en sus pares chinos al referirse que “tenemos una excelente relación comercial con China, pero queremos alianzas estratégicas con países con los que compartimos valores”, sostuvo Valdés, dejando en claro la posición de Chile en este escenario global, algo que también tuvo guiños desde el Ejecutivo en la presentación de la Estrategia Nacional del Litio en Antofagasta, donde el mandatario Gabriel Boric se dio el tiempo de agradecer las palabras de la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio, AmCham Chile, siendo el único gremio de estas características al que el Presidente hizo referencia.

Cabe señalar que estas declaraciones se dieron también a semanas de que la jefa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, generala Laura Richardson, aseveró que para Estados Unidos resultaba estratégico el ‘triángulo del litio’, conformado por las reservas existentes entre Chile, Bolivia y Argentina, países que concentran el 68% de las reservas del mineral.

En ese sentido, el Departamento de Estado de EE.UU. está impulsando una “alianza de seguridad de minerales” con 13 gobiernos que tratan de promover la inversión privada y pública en sus cadenas de suministro de minerales críticos. Los funcionarios europeos han abogado por un “club de compradores” de minerales críticos con los países del Grupo de los Siete, el cual podría establecer ciertas normativas laborales y medioambientales comunes para los proveedores.

Según NYT, funcionarios del presidente Biden están de acuerdo en que obtener un suministro seguro de los minerales necesarios para alimentar las baterías de los vehículos eléctricos es uno de sus desafíos más apremiantes. “Las autoridades estadounidenses afirmaron que solo el suministro mundial de litio debe aumentar 42 veces para 2050 para satisfacer la creciente demanda de vehículos eléctricos. Las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía sugieren que la demanda mundial de litio crecerá 42 veces para 2040”.

El artículo destaca que “aunque las innovaciones en las baterías podrían reducir la necesidad de ciertos minerales, por ahora el mundo se enfrenta a una dramática escasez a largo plazo, según todos los cálculos. Muchos funcionarios afirmaron que la dependencia de Europa de la energía rusa tras la invasión de Ucrania es un buen ejemplo del peligro de las dependencias en el exterior”.

NYT apunta que “muchas naciones ricas en minerales tienen normativas medioambientales y laborales deficientes. Y, aunque los discursos del G7 hicieron hincapié en las alianzas y las asociaciones, los países ricos siguen, en esencia, compitiendo por recursos escasos”.

Al respecto, menciona que “la demanda mundial de estos materiales desencadenó una ola de nacionalismo de recursos que podría intensificarse. Además de Estados Unidos, la UE, Canadá y otros gobiernos también han creado programas de subvenciones para competir mejor por nuevas minas y fábricas de baterías”.

“Indonesia ha venido aumentando las restricciones para la exportación de níquel en bruto y está exigiendo que primero se procese en el país. Chile, un importante productor de litio, nacionalizó su industria de litio en un intento de controlar mejor el desarrollo y la explotación de sus recursos, al igual que Bolivia y México”, apuntan.

“Las empresas chinas siguen invirtiendo fuerte en la adquisición de minas y la capacidad de refinación en todo el mundo. Por ahora, el gobierno de Biden ha sido renuente a cerrar acuerdos con países que tienen una historia laboral y medioambiental dispar. Los funcionarios están estudiando los cambios necesarios para desarrollar la capacidad de Estados Unidos, como procesos más rápidos de la concesión de permisos para las minas, así como asociaciones más estrechas con aliados ricos en minerales, como Canadá, Australia y Chile”, describe la pieza periodística.

“Algunos funcionarios estadounidenses alegan que el suministro de minerales críticos en países ricos con altos estándares laborales y ambientales no será suficiente para satisfacer la demanda, y que si no se logran nuevos acuerdos con países ricos en recursos en África y Asia, Estados Unidos podría quedar altamente vulnerable”, sostienen.

“Si bien el gobierno de Biden está buscando agilizar el proceso de permisos en Estados Unidos para nuevas minas, obtener la aprobación de tales proyectos aún puede llevar años, si no décadas. Las compañías automotrices, que son importantes empleadores de EE. UU., también han estado advirtiendo sobre la escasez proyectada de materiales para baterías y abogando por acuerdos que les brinden mayor flexibilidad y precios más bajos”, informa el artículo.

Según el reportaje, las naciones del G7, junto con los países que tienen tratados de libre comercio con Estados Unidos, producen el 30 por ciento de los productos químicos de litio del mundo y alrededor del 20 por ciento de su cobalto y níquel refinados, pero solo el uno por ciento de su grafito natural en escamas, según cálculos de Adam Megginson, analista de precios de Benchmark Mineral Intelligence.

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