La inseguridad alimentaria aguda aumentó en 2022 y afectó a 258 millones de personas

Una madre y su hija en el Hospital Trocaire en Dollow, Somalia, que trata la desnutrición infantil. Foto: Álvaro García

Las crisis económicas, los conflictos y la emergencia climática dispararon el número de personas castigadas por el hambre y los expertos prevén que la situación empeorará este año. Fuente: El País, 3 de mayo de 2023.


Un total de 258 millones de personas de 58 países sufrieron inseguridad alimentaria aguda en 2022 y necesitan ayuda urgente, 65 millones más que en 2021. Son las conclusiones del último informe mundial de la Red Global contra las Crisis Alimentarias (GNAFC, por sus siglas en inglés) publicado hoy, que advierte que la situación no mejorará en los meses venideros y, además, los países más afectados tienen menos resiliencia para hacer frente a las crisis. Se trata del cuarto año consecutivo en el que aumenta este alarmante dato y es la cifra más alta que se ha registrado desde que se comenzó a hacer este estudio, en 2016, aunque sus autores matizan que parte del incremento se debe a que la población analizada es más amplia.

Según las conclusiones de la GNAFC, con sede en Roma, que reúne a la Unión Europea (UE), la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Unicef, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) o el Banco Mundial, entre otros, la población de siete países se enfrentó a la inanición o a niveles catastróficos de hambre aguda en algún momento de 2022. Más de la mitad de ellos se encontraban en Somalia (57%), mientras que estas circunstancias extremas también se dieron en Afganistán, Burkina Faso, Haití (por primera vez en la historia del país), Nigeria, Sudán del Sur y Yemen.

La resiliencia económica de los países pobres ha disminuido drásticamente en los últimos tres años, y ahora se enfrentan a largos periodos de recuperación y a una menor capacidad para hacer frente a futuras crisis

Red Global contra las Crisis Alimentarias

En términos globales, en 2022, la inseguridad alimentaria aguda llegó al 22,7%, frente al 21,3% en 2021 y “sigue siendo inaceptablemente alta”. “Más de 250 millones de personas se enfrentan ahora a niveles agudos de hambre, y algunas están al borde de la inanición. Esto es inconcebible”, lamentó el secretario general de la ONU, António Guterres, en el prólogo del informe, considerando que las conclusiones muestran “el fracaso de la humanidad” a la hora de avanzar hacia la seguridad alimentaria.

En palabras de Rein Paulsen, director de la Oficina de Emergencias y Resiliencia de la FAO, el panorama es “muy preocupante” “La prevalencia de las poblaciones que se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda han aumentado por cuarto año consecutivo (…) En términos prácticos estamos hablando de hogares vulnerables, cuyas vidas y medios de subsistencia se están viendo amenazados”, declaró.

Las crisis económicas —incluyendo los impactos de la pandemia de coronavirus y las repercusiones de la guerra en Ucrania—, superaron el año pasado a los conflictos y los fenómenos meteorológicos extremos como impulsores de la inseguridad alimentaria aguda y la malnutrición en el mundo, según la GNAFC, que publica anualmente este informe elaborado por la Red de Información sobre Seguridad Alimentaria (FSIN, por sus siglas en inglés).

“La resiliencia económica de los países pobres ha disminuido drásticamente en los últimos tres años, y ahora se enfrentan a largos periodos de recuperación y a una menor capacidad para hacer frente a futuras crisis”, agrega el texto.

La guerra en Ucrania, país que junto a Rusia contribuye enormemente a la producción y el comercio mundiales de combustible, insumos agrícolas y alimentos de primera necesidad, en particular trigo, maíz y aceite de girasol, ha afectado especialmente a los países más empobrecidos, dependientes de las importaciones de alimentos, cuya frágil capacidad de recuperación económica ya había sido golpeada por la pandemia de la covid-19.

“Un panorama sombrío”

La GNAFC subraya que “los conflictos, las crisis económicas nacionales y mundiales y los fenómenos meteorológicos extremos siguen estando cada vez más interrelacionados, alimentándose mutuamente y creando una espiral de efectos negativos sobre la inseguridad alimentaria aguda y la nutrición”.

Más de 250 millones de personas se enfrentan ahora a niveles agudos de hambre, y algunas están al borde de la inanición. Esto es inconcebible

António Guterres, secretario general de la ONU

“No hay indicios de que estos factores vayan a remitir en 2023: se espera que el cambio climático provoque más fenómenos meteorológicos extremos, las economías mundiales y nacionales se enfrentan a un panorama sombrío, y es probable que persistan los conflictos y la inseguridad”, insiste en su informe.

“No podemos seguir respondiendo a las crisis alimentarias como si fueran acontecimientos puntuales. Necesitamos más anticipación y que esta se traduzca en mayores inversiones”, pidió el director ejecutivo de FAO, QU Dongyu en la presentación del informe, en la que otros responsables de instituciones implicadas también instaron a mejorar la prevención para abordar las causas profundas de las crisis alimentarias en lugar de responder a sus efectos cuando ya se han producido.

“Los recursos se reducen peligrosamente, aunque el número de personas que los necesita aumenta. En el PMA vamos a tener que tomar dolorosas decisiones en los meses venideros y cortar el número de raciones que distribuimos. Esto va a ser un desastre para los 160 millones de personas que confían en nosotros. Tenemos que trabajar unidos para encontrar la manera de obtener más recursos”, pidió Cindy Hensley McCain, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos.

Los participantes en la presentación del informe también apostaron por poner en marcha una ayuda humanitaria más eficaz e innovadora, centrada fundamentalmente en producir sistemas agroalimentarios más sostenibles y en poner freno a la desnutrición infantil severa. El informe estudió 30 de los 42 contextos donde la crisis alimentaria es aguda y concluyó que más de 35 millones de menores de cinco años sufrían malnutrición aguda y 9,2 millones de ellos tenían emaciación grave, la forma de desnutrición “más peligrosa”, que provoca un aumento importante de la mortalidad infantil.

“Es verdad que también hay lugar para la esperanza. En las últimas dos décadas ha habido una reducción drástica de la desnutrición infantil en el mundo”, dijo Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef. Sin embargo, este fondo de la ONU se ha puesto el objetivo de recaudar fondos excepcionales hasta finales de este año para llegar a 26 millones de niños y mujeres y prevenir, detectar y tratar la emaciación grave.

Al respecto, Jutta Urpilainen, comisaria europea de Asociaciones Internacionales (INTPA, por sus siglas en inglés) subrayó que la Unión Europea y sus Estados miembros han consagrado casi 18.000 millones de euros para ayudar a países a hacer frente a la inseguridad alimentaria hasta 2024. “Hemos acelerado nuestras inversiones en soluciones sostenibles para impulsar la producción local de alimentos y disminuir la dependencia de las importaciones”, dijo la responsable.

Los comentarios están cerrados.