Día Mundial del Medio Ambiente: Presidente, haga que se respete la regulación vigente

Columna de Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente donde se interpela al Gobierno de Gabriel Boric para que haga respetar la legislación ambiental vigente y avance seriamente en sus compromisos ambientales, sobre todo tomando en consideración la crisis climática a la que nos enfrentamos como país. "A poco mas de un año de iniciada la administración de Gabriel Boric, las ilusiones y expectativas se van disolviendo, pues hoy lo que vemos es un Gobierno que no ha logrado poner en su propia agenda los temas ambientales. Probablemente la coyuntura se ha sobre puesto a las intenciones, a lo que se suma la dureza de los sectores productivos cuando se trata de proteger sus intereses. Sin embargo, la reciente demostración de fuerzas del sector salmonero en la discusión del proyecto de Ley SBAP, utilizando información errada y poniendo en primera línea a los trabajadores que dependen de esta industria, ha sido una señal clara de hasta donde están dispuestos a llegar con tal de seguir haciendo lo mismo, sin tomar en consideración la fragilidad de los ecosistemas donde instalan sus sistemas productivos". Fuente: El Desconcierto, 5 de junio de 2023.


El 5 de junio es la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, un hito para mirar dónde estamos, hacia dónde nos dirigimos y tratar de sensibilizar a los actores nacionales o internacionales capaces de incidir en los destinos de la humanidad y los ecosistemas que nos sustentan.

En la actualidad existe información cada vez más alarmante sobre la situación del planeta, un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Nature[1] indica que ya hemos sobrepasados 7 de los 9 limites planetarios, esto sin considerar, por ejemplo, la contaminación por plástico. Lo cierto es que como humanidad caminamos al borde del precipicio, al parecer, sin tener conciencia de aquello. Es así como cada día nos levantamos para seguir haciendo lo mismo que hemos hecho durante años y las noticias sobre la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y los desastres naturales -sean estos incendios, huracanes o inundaciones, en distintas partes del mundo- no cambian nuestro diario vivir, ni tampoco de forma significativa las políticas públicas de los países o las políticas corporativas de los grandes consorcios empresariales. Estamos sumidos en una especie de adormecimiento en el cual pareciera que las urgencias no son tales y que basta con que los gobiernos y las empresas se comprometan a implementar algunas políticas, medidas o acciones calificadas de “verdes” para pensar que podemos seguir haciendo lo mismo. Sin embargo, en la actualidad existe información científica suficiente para saber que se deben tomar en forma urgente acciones mucho más drásticas si queremos disminuir en los próximos años el sufrimiento de nuestra especie y de otras con las que coexistimos en la tierra.

Como es de esperar, la situación nacional no es muy distinta a lo que ocurre en el resto del planeta, hoy vivimos una prolongada mega sequía de aproximadamente 15 años, a lo que se suman devastadores incendios forestales y la existencia de zonas de sacrificio caracterizadas por sus altos niveles de contaminación industrial, devastación de ecosistemas, por tan solo nombrar algunos temas. Situaciones que, más allá de los momentos de coyuntura en que se desata un episodio de crisis y están presente en los medios de comunicación, parecen no repercutir en los tomadores de decisiones sean estos personeros de gobierno o parlamentarios y mucho menos en las grandes empresas. Lo que observamos es una desafección a temáticas que pueden ser complejas, las cuales muchas veces no involucran a grandes poblaciones humanas y, por tanto, no concitan atención mediática o política. Esta situación, más allá de ser lamentable, nos plantea que estamos ante un escenario en que continuamos postergando como país el asumir que debemos hacernos cargo de cuidar el territorio donde vivimos, pues de él depende nuestra subsistencia.

Por ello cuando en el programa de gobierno del presidente Boric se planteó abordar la crisis climática como un eje transversal e instalar el concepto de transición ecológica justa (abordando la problemática de las zonas de sacrificio), por solo nombrar algunos temas, lo consideramos interesante, novedoso y potente, pues asumía que la humanidad enfrenta un periodo muy difícil y duro en el cual los gobernantes deberían asumir la responsabilidad que les compete y actuar con sentido de urgencia. Desde un principio sabíamos que pasar del desafío a la implementación de políticas públicas no sería fácil, en un país con tremendas desigualdades sociales, cruzado por muchas injusticias, incluida la ambiental, y con grandes sectores productivos acostumbrados a cumplir mínimamente las regulaciones ambientales o, lo que es peor, a eludirlas. Cabe aclarar que el creciente deterioro ambiental y ecológico que afecta al territorio nacional no es solo responsabilidad del actual gobierno, sino que es producto de una forma de actuar que se ha perpetuado por años en la cual el resguardo del patrimonio natural reiteradamente no ha sido prioridad.

Pero una y otra vez la realidad supera a la ficción y, a poco mas de un año de iniciada la administración de Gabriel Boric, las ilusiones y expectativas se van disolviendo, pues hoy lo que vemos es un Gobierno que no ha logrado poner en su propia agenda los temas ambientales. Probablemente la coyuntura se ha sobre puesto a las intenciones, a lo que se suma la dureza de los sectores productivos cuando se trata de proteger sus intereses. Sin embargo, la reciente demostración de fuerzas del sector salmonero en la discusión del proyecto de Ley SBAP, utilizando información errada y poniendo en primera línea a los trabajadores que dependen de esta industria, ha sido una señal clara de hasta donde están dispuestos a llegar con tal de seguir haciendo lo mismo, sin tomar en consideración la fragilidad de los ecosistemas donde instalan sus sistemas productivos. Sin tampoco tomar en cuenta que ellos mismos -la industria salmonera- están caminando al borde de un precipicio del cual pueden caer si se desata nuevamente una crisis que los afecte como fue la epidemia de virus ISA, o las más recientemente floraciones algales nocivas (FAN).

Sabemos que las aves, los peces, los mamíferos, las plantas, los hongos, las turberas y los ecosistemas no votan en los procesos electorales, como también es evidente que casi no existen parlamentarios comprometidos realmente con las temáticas ambientales. Por ello, en el Día Mundial del Medio Ambiente nos parece urgente y necesario hacer un llamado a lo obvio, a la coherencia y consecuencia, por lo que desde Fundación Terram solicitamos que al Presidente que instruya a los servicios públicos con competencia ambiental a que fiscalicen y sancionen de acuerdo a la legislación vigente, pues tan solo eso representaría un avance sin precedentes.

[1] https://elpais.com/ciencia/2023-05-31/siete-de-los-nueve-umbrales-que-permiten-la-vida-humana-sobre-la-tierra-ya-han-sido-sobrepasados.html

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