Ha pasado poco más de una década desde que en Chile comenzó a funcionar en plenitud la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), entidad sobre la cual recae la responsabilidad de ejecutar, organizar y coordinar el seguimiento y fiscalización de los instrumentos de carácter ambiental establecidos en la ley. En esta década no solo ha cambiado la forma de abordar la protección del medio ambiente, incorporando otras áreas de intervención, sino que también se han evidenciado aspectos de la institucionalidad ambiental que pueden ser perfeccionados o que se deben adaptar a nuevas normativas.
Con vistas a ese perfeccionamiento, en el caso de la SMA, hace pocas semanas el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad (CMS) aprobó un proyecto de reforma a su Ley Orgánica (Ley 20.427, de 2010), con lo cual la propuesta quedó lista para ser remitida al Presidente de la República, a quien le corresponde ingresarla al Congreso como proyecto de ley.
“Esta reforma busca fortalecer la institucionalidad fiscalizadora existente, a través de herramientas que permitirán un actuar más eficiente y eficaz”, señaló la Superintendenta del Medio Ambiente, Marie Claude Plumer Bodin. La autoridad agregó que “este modelo busca agilizar la toma de decisiones, fijando reglas claras para todos los interesados y cumplir con el objetivo de proteger el medioambiente y garantizar el derecho de las personas de vivir en un ambiente libre de contaminación, a través de asegurar el cumplimiento ambiental”.
Según explicó Plumer ante el CMS, la reforma se basa en seis pilares: descentralización; mecanismos de vías alternativas y fiscalización; procedimiento sancionatorio, gravedad y sanciones; instrumentos de incentivo al cumplimiento; riesgos ambientales; y denuncias.
En el tema de las denuncias ciudadanas, por ejemplo, se busca compartir con los municipios y los juzgados de policía local las funciones de fiscalización y sanción en materia de ruidos, cuando se trate de fuentes fijas sin Resolución de Calificación Ambiental (RCA), tales como pubs, restaurantes, estadios o canchas de pádel, entre otros. No es un tema menor, si se considera que más de un tercio de las cerca de 6.500 denuncias que recibe anualmente el SMA tienen que ver con ruidos molestos.
Para conocer más detalles sobre el proyecto y de qué manera esas reformas permitirán fortalecer a la institución encargada del seguimiento y fiscalización de los instrumentos de carácter ambiental, País Circular conversó con la Superintendenta Plumer.
-¿Por qué es importante esta reforma?
Primero, quisiera destacar el hito ocurrido el 7 de julio recién pasado, cuando el Consejo de Ministros y Ministras para la Sustentabilidad y el Cambio Climático aprobó la propuesta de proyecto de ley que busca fortalecer la Superintendencia del Medio Ambiente, para que sea sometida a la consideración del Presidente de la República. Lo relevante de este pronunciamiento es que después de poco más de diez años de funcionamiento de la SMA -dado que en diciembre de 2012 entra en pleno funcionamiento- se han ido detectando una serie de debilidades que hacen necesario y urgente mejorar, corregir y fortalecer algunos aspectos. Las principales modificaciones se refieren a materias de fiscalización, de los procedimientos sancionatorios, mejorar mecanismos contenidos en la ley que no han resultado -quizás- en los términos como se diseñaron originalmente; como también en materia de gestión en general, en particular las denuncias ciudadanas.