La Estrella de Chiloé, 03 de julio de 2012. Aunque se sabe que es necesario preservarlo, lo amenazan la sobrepoblación humana del área y sus efectos....
La Estrella de Chiloé, 03 de julio de 2012. Aunque se sabe que es necesario preservarlo, lo amenazan la sobrepoblación humana del área y sus efectos.
En las últimas décadas, la crisis ecológica mundial ha llevado a proponer leyes internacionales, debates políticos, corrientes ideológicas, y a despertar la conciencia ciudadana.
En ese sentido, y con el propósito de llamar la atención sobre el ritmo con que el hábitat de los humedales estaba desapareciendo, en 1971 en Ramsar, Irán, se firmó la Convención de los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas. Su finalidad es la conservación mediante acciones locales, regionales y nacionales para lograr un desarrollo sostenible en todo el mundo.
En Chile, el Tratado Ramsar fue decretado Ley de la República en septiembre de 1980. Actualmente, el país tiene inscritos 11 sitios, los cuales cubren un área total de 192 mil 080 hectáreas.
Particularmente para Chiloé, los humedales son una fuente de abastecimiento de agua para consumo humano en muchas localidades y para actividades productivas, biológicas y de gran valor ecosistémico.
El Archipiélago consume agua preferentemente de napas subterráneas y cauces superficiales al no contar con altas montañas con presencia de hielos; en consecuencia, la intervención de los humedales puede romper un equilibrio que es frágil y se puede perder paulatinamente el recurso agua para las localidades. Esto es mayormente importante en las turberas y pomponales.
Los humedales costeros chilotes reciben a la avifauna migratoria que llega desde el Ártico (zona boreal del planeta), desde el norte y centro de América (neotropical), y también acogen a las especies que usan como zona de reproducción la Patagonia chilena. Asimismo, los lodazales albergan a las especies que migran desde la Cordillera de Los Andes hacia la Cordillera de la Costa, en busca de alimento para luego regresar a sus lugares de nidificación en las alturas.
Ahora bien, una alteración podría causar la desaparición de las especies de migración a otros sectores, como un ocaso poblacional de ellas por falta de lugares de desplazamiento para continuar con sus ciclos de vida.
mesa provincial
A modo de revertir y prevenir estos daños, se creó hace ya tres años la Mesa de Humedales de Chiloé: «Patrimonio de todos», la cual es coordinada por la Seremi del Medio Ambiente, e integrada por organismos públicos y privados tales como Conaf, Sernapesca, Sernatur, Gobernación Provincial, los municipios chilotes, ONGs, universidades y el Parque Tantauco.
La iniciativa sesiona el último viernes cada dos meses, siendo la próxima reunión el 27 de julio.
«A veces no se requiere de grandes inversiones para proteger los humedales, como levantar un cerco. Un trabajo más lento es trabajar con las comunidades aledañas, para que ellos mismos sean los que promuevan la conservación del humedal», dijo la jefa del Departamento de Protección de Recursos Naturales de la secretaría regional y coordinadora de la Mesa de Humedales, Sol Bustamante.
El Ministerio de Medio Ambiente hace un año convocó a los municipios del Archipiélago a efectuar un catastro de sus ciénagas de acuerdo a aspectos biológicos, ecosistémicos, sociales y económicos.
Dicha información fue sistematizada en el Mapa de Ubicación de Humedales de la Provincia de Chiloé, donde se muestran un total de 110 sectores.
«Como cartera, ya tenemos una ordenanza tipo para entregar a todos los municipios que tengan humedales. Buscaremos sensibilizarlos para que trabajen sus ordenanzas», indicó la funcionaria.
La cantidad de humedales catastrados por comuna es: Ancud 16, Castro 7, Chonchi 16, Curaco de Vélez 5, Dalcahue 19, Puqueldón 8, Queilen 5, Quellón 5, Quemchi 13 y Quinchao 16.
Ejemplo en plena ciudad
En ese sentido, Ancud cuenta con una superficie total de 4.660 hectáreas de humedales de gran importancia, siendo la mayor superficie a resguardar en la provincia de Chiloé.
Uno conocido por casi todos los chilotes es el del humedal de Pudeto, ubicado en pleno radio urbano. Este sector es el hábitat de varias especies migratorias y locales como el churrete chico, el flamenco chileno, patos, garzas, taguas, gaviotas, treiles, entre otras aves, que lo consideran un área apta para su sobrevivencia, ya que el clima les favorece, hay disponibilidad de alimento y/o es un lugar propicio para su nidificación.
La declaración de impacto ambiental efectuada por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) al Plano Regulador de Ancud aprobado en septiembre de 2008 considera a este humedal como sujeto a fuertes presiones humanas, «un sistema ecológico que es necesario preservar», expuso la autoridad.
Sin embargo, con los años ha habido un constante y creciente asentamiento humano en el sector. Los vecinos de la ciudad del norte de la Isla recuerdan que la entrada a la ciudad era usada como sitio de nidificación para la tagua de frente roja, la tagua común y el pato rana de pico delgado.
El cambio más radical se produjo cuando a mediados del 2006 se comenzó a rellenar la que fue una gran laguna que desembocaba al río Pudeto. Hoy cualquiera que transita hasta el final de la Avenida Aníbal Pinto y llega a la Ruta 5 Sur puede apreciar una escuálida acumulación de agua, cuyo cauce se redujo considerablemente producto de los escombros, la basura, el ripio y la tierra.
RELLENADOS
«Los humedales han sido paulatinamente rellenados. En el caso de Ancud, la mayoría de las ocupaciones que han ocurrido son por personas de escasos recursos que se han tomado ciertos territorios», indicó el encargado de la Oficina de Comunal de Medio Ambiente, Manuel Díaz.
Ad portas de una desventura ecosistémica, se encuentra la única laguna que hay en la ciudad, ubicada al frente de la calle Ribera Sur, justo detrás de donde pasa la Panamericana camino a Castro, y adentrándose a Pupelde.
Al borde de ella se encuentran 18 familias que componen el Comité Ruta 5 Sur, cuyos integrantes han construido sus casas y/o comprado viviendas en un terreno perteneciente a Bienes Nacionales. Los pobladores no cuentan con servicios básicos, por ende, sus desechos caen en el hábitat de especies vulnerables. Actualmente no tienen una solución integral.
«Ellos dicen que llevan muchos años viendo la posibilidad de regularizar su situación pero no tienen ninguna documentación por escrito. Si el plano dice que el lugar no es habitacional, nosotros no podemos por norma hacerle traspaso de dominio. Lo que se debería hacer es buscar una solución habitacional a través del Serviu», indicó la seremi de Bienes Nacionales, Carolina Hayal.
No menos grave es lo que le ocurre al otro extremo de la acequia, donde están los rellenos que ha venido efectuando Fresia Soto, dueña del supermercado El Rey. Aledaño al local se encuentra su empresa de camiones de cemento, cuyos vecinos han visto en verano cómo se lavan y botan residuos contaminando una zona de conservación.
Al respecto, Díaz indicó que «en esta administración se recibió una denuncia de que ella estaba realizando un relleno algún tiempo atrás, y se enviaron inspectores para paralizar las obras. En la Ordenanza de Medio Ambiente, Aseo y Ornato comunal se abarca una serie de medidas de protección indirectas para los humedales. Los municipios del país no poseen una herramienta efectiva para su protección», sostuvo el funcionario.
Con todo, la legislación chilena actual no considera un marco normativo para resguardar las marismas. La biota de los humedales se está destruyendo de manera rauda en Chiloé, con la invasión humana, el poco cuidado patrimonial y la falta de normativas estrictas para la adecuada y sustentable conservación.
«Ancud cuenta con una superficie total de 4.660 hectáreas de humedales de gran importancia, siendo la mayor superficie a resguardar en la provincia de Chiloé.