Se trata de nueve anfibios y reptiles, tres mamíferos y 26 aves. En el organismo gubernamental concluyen que “la biodiversidad del sector es alta en fauna...
Se trata de nueve anfibios y reptiles, tres mamíferos y 26 aves. En el organismo gubernamental concluyen que “la biodiversidad del sector es alta en fauna nativa”. Por eso, aseguran que están ante un “territorio esencial para preservar y continuar investigando”. El Rancaguino, 18 de diciembre de 2014.
Con el objetivo de aportar más antecedentes sobre la fauna local, inspectores del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) se trasladaron hasta el cajón cordillerano del Río Blanco, en el sector de Pangal de Machalí. En dicho contexto es que los profesionales comprobaron la presencia de 38 especies diferentes, entre los cuales se encontraba el sapito de pecho espinoso de La Parva, tal como contó El Rancagüino en su edición del primero de diciembre. Es así como dieron con nueve anfibios y reptiles, recopilando también información de tres mamíferos y 26 aves. Estos sumarían 201 ejemplares avistados aproximadamente, sin considerar las larvas de los anfibios.
En detalle, en la entidad precisan que 9 de los animales hallados son endémicos del país -sólo están en Chile- y 14 son calificados como en peligro o vulnerables. En este caso incluyen al jilguero cordillerano, pájaro plomo, rayadito, churrete chico y al churrín del norte. Y si bien no poseen datos actualizados de ellos en la nación, en particular acerca de su estado de conservación, subrayan que son raros y escasos de observar.
En especial destacan el porcentaje de endemismo (60%) y amenaza (60%) de los anfibios y reptiles avistados, pues esgrimen que “son sensibles ante cualquier actividad antrópica (…), debiendo siempre exigir medidas eficaces” para no dañarlos. Súmese a ello que la gran cantidad de diferentes especímenes identificados, los lleva a plantear que “la biodiversidad del sector es alta en fauna nativa”, argumentando que dicha característica debe ser contemplada a la hora de intervenir la zona. Por eso, promueven investigaciones relativas a estas materias en el lugar.
Respecto a la importancia de esta prospección, Diego Ramírez, coordinador regional de Vida Silvestre del SAG, asevera que aporta relevantes datos “para orientar los planes de conservación” de los animales y enfatiza que la exploración permite difundir “la riqueza y patrimonio genético con que contamos”. Lo anterior, considerando su misión de informar a la gente, “para que ésta conozca para proteger y proteja para conservar”.
Pero aún quedaría en veremos una contribución todavía mayor. “A largo plazo, podríamos plantear la idea de que, por el alto valor de la biodiversidad, la zona cordillerana de la región se constituya en un área protegida”, adelanta el profesional.
En cuanto a conclusiones de trascendencia más inmediata, en el SAG explican que las 38 especies encontradas deberán ser tomadas en cuenta “ante cualquier estudio de impacto ambiental” a ejecutar en el sitio. Y es que precisa que cuando hay animales “de alto valor biológico y en categoría de amenaza o endémicos” del lugar, la normativa vigente demanda “que el proyecto incluya medidas de mitigación” para preservarlas.
En palabras de Ramírez, estas acciones dependen “de las características propias” de los grupos a conservar, “de sus hábitats, (su) conducta y capacidad de movilizarse”. Sin embargo, advierte que éstas pretenden generar una “perturbación controlada”. Así, el propósito sería dar tiempo “para que las especies se desplacen” a las cercanías o que se relocalicen en otros territorios, “cuyos hábitats han sido previamente preparados para recibirlos”.
De todos modos, aclara que si ninguna de las medidas garantiza la seguridad de los ejemplares a resguardar o si ponen su sobrevivencia en peligro, el SAG está facultado para “denegar el permiso de ejecución” de la iniciativa. Aquello, a través del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).
Por último, consultado sobre nuevas prospecciones, el funcionario comenta que hace poco realizaron una a los reptiles altoandinos en la cordillera de Machalí. “A corto plazo, tenemos planificadas (algunas) en la cordillera sur de la región, posiblemente en el cajón del Río Azufre y en el Glaciar Universidad, en la Cordillera de la Costa sur, además de un censo de aves acuáticas del humedal de Cáhuil”.
Sapo de pecho espinoso de La Parva / Sapo de aguas tumultuosas – Alsodes tumultuosus
Endémico.
Estado de Conservación: En Peligro. En la prospección, se halló un ejemplar adulto y seis larvas. Se trata de una especie sólo descrita en la Región Metropolitana, en algunos arroyos cordilleranos del sector La Parva. Existían notificaciones informales sobre su presencia en la Región de O’Higgins, por lo que se propone ampliar su rango de distribución, estudiar su estado de conservación y cambiar su nombre vernáculo por sapo de aguas tumultuosas.
Jilguero cordillerano – Sporagra uropygialis
Estado de Conservación: Sin información en Chile. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, de Menor Riesgo. En la prospección se observaron 12 ejemplares.
Distribución en Chile: Zona cordillerana de Atacama a Bío Bío.
Pájaro plomo o diuca cordillerana – Phrygilus unicolor.
Estado de Conservación: Sin Información. En la prospección se observó un ejemplar.
Distribución en Chile: Arica a Tierra del Fuego.
Rayadito – Aphrastura spinicauda
Estado de Conservación: Sin información. En la prospección se observaron dos ejemplares, tratándose de una pareja anidando. La foto corresponde a un adulto -no se logró definir cuál era el macho y la hembra-, ingresando al nido.
Distribución en Chile: Desde P.N. Fray Jorge (Coquimbo) hasta Tierra del Fuego.
Churrete chico – Cinclodes oustaleti.
Estado de Conservación: Sin información. En la prospección se observaron dos ejemplares.
Distribución en Chile: Antofagasta a Chiloé y Aysén.
Churrín del norte – Scytalopus fuscus.
Estado de Conservación: Sin Información en Chile. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, con Menor Riesgo. En la prospección se registró un ejemplar por audio.
Distribución: Atacama al Río Biobío.
Foto: Dado que el avistamiento del SAG se produjo sin imagen, se ha recurrido a la web www.avesdechile.cl.
Lagartija esbelta – Liolaemus tenuis
Endémica. Estado de Conservación: Vulnerable. En la prospección se observaron ocho ejemplares. Se trata de una especie ampliamente distribuida en la zona central, con capacidad de adaptarse a varios hábitats. Presenta conducta territorial de alta agresividad y tiene marcado dimorfismo sexual.
Distribución en Chile: Desde la Región de Coquimbo hasta la Región de Los Ríos.
Zorro culpeo – Lycalopex culpaeus
Estado de Conservación: Preocupación menor, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Inadecuadamente conocido, de acuerdo con el SAG. En el contexto de la prospección, fueron identificados al menos dos ejemplares. Esto, con el uso de cámaras trampa, en dos locaciones diferentes y con actividad diurna y nocturna.
Distribución: Desde Colombia hasta Tierra del Fuego, desde el nivel del mar hasta los 4500 m de altitud.
Cóndor – Vultur gryphus
Estado de Conservación: Vulnerable.
En la prospección se observaron varios ejemplares (14), de ambos sexos y de diferentes estados de desarrollo. Fueron vistos en distintos tramos de las rutas de prospección, concentrándose donde había un cadáver de una vaquilla desbarrancada desde una muralla de roca.
Distribución: A lo largo de la Cordillera de Los Andes, desde el sur de Tierra del Fuego hasta el occidente de Venezuela.
Rana de pecho espinoso de monte – Alsodes montanus
Endémico. Estado de Conservación: En Peligro. El hallazgo de dos ejemplares adultos de esta especie, se produjo el tercer día y durante el retorno de la prospección. Esto ocurrió en un arroyo cordillerano, en el sector de la curva de caracol del camino a la Mina La Juanita.
Distribución: “Tradicionalmente estaba descrito sólo para La Parva y Farellones, pero en 2008 se informó de su presencia en Termas del Flaco”, cuenta Diego Ramírez, coordinador regional de Vida Silvestre del SAG.