Hay que conocer para después proteger. Bajo tal premisa funciona la ONG Informe Tierra, que agrupa a profesionales jóvenes entusiastas por la conservación de la fauna...
Hay que conocer para después proteger. Bajo tal premisa funciona la ONG Informe Tierra, que agrupa a profesionales jóvenes entusiastas por la conservación de la fauna nativa.
La lideran el médico Christopher Faúndez-Wolff y su primo, el egresado de Derecho Pablo Meza, ambos fanáticos de la naturaleza desde niños.
Lo que realmente gatilló su interés por divulgarla fue un documental que vieron en National Geographic, en el que se mostraba el uso de las cámaras trampa, que se activan cuando perciben algún movimiento cerca. Decidieron comprar varios de estos equipos en Estados Unidos y los instalaron en zonas silvestres de Chile.
«Primero, las pusimos en un bosque nativo de Hualpén, cerca de Concepción, pero como ahí no había depredadores solo vimos ratones», recuerda Faúndez-Wolff.
Tuvieron mayor suerte cuando las instalaron en el cerro Provincia, en la precordillera capitalina, y en la zona de Huelquén, cerca de Paine.
Empezaron a aparecer animales, pero los visitantes de su sitio en Facebook los veían como algo lejano. Entonces decidieron probar con el cerro Manquehue, que domina el sector oriente de la capital desde su extremo norte. «Pensábamos que debía haber algo más que liebres y conejos», cuenta Meza.
Y no se equivocaron. En los dos años que llevan monitoreando el área, especialmente en la zona menos transitada, en el sector de La Dehesa, prácticamente no ha habido día que no quede registrado algún ave, mamífero o reptil.
El mejor lugar para poner las cámaras trampa es bajo los chaguales, porque allí llegan los roedores a alimentarse con las semillas, lo que atrae a depredadores mayores.
El mayor hito de este invierno ha sido la detección del ratón chinchilla de Bennett ( Abrocoma bennetti ). La última vez que lo registraron fue en la madrugada del sábado pasado. «Es una especie clasificada como ciento por ciento de hábitos nocturnos, por lo que es muy difícil de ver», destaca Faúndez-Wolff.
También han logrado captar a la yaca, una de las pocas especies de marsupiales chilenos. Incluso las han registrado a las 03:20 horas peleando.
La lista de animales que han observado en forma directa o con las cámara trampa es larga y variada: zorros culpeos, degúes, ratoncitos oliváceos, tencas, turcas, águilas, tordos, diucas, codornices, aguiluchos y chincoles, por nombrar algunos.
«Hay mucha águila y de lo que más se alimentan es de liebres», dice Faúndez-Wolff. Viven en la parte norte, pero se trasladan a cazar al sector que baja hacia Vitacura.
A la espera de felinos
Para mejorar la calidad de su trabajo han recurrido a especialistas como los biólogos Cristián Bonacic, Rodrigo Villalobos y Andrés Charrier.
Todavía no han observado felinos, pero no descartan que haya guiñas, colocolos o incluso pumas, que podrían descender desde la cordillera.
También sospechan que hay anfibios, pero hasta ahora no los han visto.
La pareja de amigos siguió atrayendo a amantes de la fauna silvestre y hoy su agrupación, que también se dedica al rescate y entrega de especies nativas heridas a centros de rehabilitación, ya suma diez integrantes, que van de los 18 a los 35 años. A más largo plazo aspiran a transformarse en una fundación e incorporar más socios, pero lo que más los limita es el tiempo, ya que todos son profesionales con otras tareas.
Por ahora, su objetivo principal es recopilar información en este y otros lugares de interés natural y publicarla en su Facebook, Instagram y Twitter. «Que el público conozca que en Santiago hay más que palomas y esmog», señala Faúndez-Wolff .
Fuente: El Mercurio.