El Mercurio, 16 de marzo de 2013. Especies nativas y exóticas llegan a estos lugares tras ser encontrados por personas o por el Servicio Agrícola Ganadero...
El Mercurio, 16 de marzo de 2013. Especies nativas y exóticas llegan a estos lugares tras ser encontrados por personas o por el Servicio Agrícola Ganadero tras diversos decomisos.
A los cuatro meses, «Luna», un zorro chilla perdió sus dos patas traseras tras ser atropellada. Una persona la llevó hasta el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre de San Antonio, donde vive.
Como ella, son más de 800 los animales en Chile que están en rehabilitación en más 14 centros privados, que en algunos casos reciben aportes públicos.
Mamíferos, peces y aves llegan hasta ellos por personas que los encuentran en malas condiciones o por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) luego de decomisos a circos, traficantes y gente que se los apropia en forma ilegal.
La regulación chilena de fauna silvestre no es explícita acerca de la rehabilitación.
Según la Ley de Caza, el SAG está encargado de «regular la mantención en cautiverio de las especies protegidas, su comercio, la caza, captura y la tenencia», pero no su rehabilitación, explica Luis Arturo Villanueva, encargado de recursos naturales del SAG del Maule.
Por eso la entidad mantiene convenios con zoológicos para la atención médica y con centros de rehabilitación para el traslado y aportes monetarios.
La mayoría de los centros para fauna silvestre surgieron como iniciativas personales, de universitarios o veterinarias.
El problema surge cuando estos animales no pueden ser liberados porque no existe un hábitat para reintroducirlos.
Ese es el caso del Centro de Rehabilitación y Rescate de Primates de Elba Muñoz, en Peñaflor. Tiene 170 ejemplares con deficiencias físicas o neurológicas y están contaminados con enfermedades humanas, por eso no pueden volver a la selva.
Un convenio entre el SAG y el Parque Metropolitano de Santiago y el Buin Zoo -que en agosto tendrá su propio centro- permite que estos zoológicos entreguen atención médica primaria a las especies dañadas para luego derivarlas a otros establecimiento para su rehabilitación.
Juan Carlos Muñoz, director de «Casa Noé», en Linares, creó un parque zoológico. De sus 200 animales, sólo 10 tienen opción de rehabilitación, mientras los demás no podrán volver a la naturaleza.
La mantención mensual del centro supera los $6 millones. Para reducir costos, hizo un convenio con la Municipalidad de Linares y con supermercados que les donan alimentos.
Los costos varían según el tipo de animal y la atención médica que requiera. El alimento mensual de un león llega a los $300.000.
Por eso muchos centros han cerrado. Así ocurrió con la Fundación Senda Darwin en Chiloé que cerró a fines de 2010. «Existe un pequeño porcentaje de centros que son buenos y el resto son zoológicos encubiertos, sin especialistas ni las instalaciones adecuadas optamos por cerrar», explicó Juan Luis Celis de Senda Darwin.