Columna de opinión de Javier Ancapán, Presidente Asociación Indígena Mapu Lahual. Mucho antes que el tema de la conservación y el cuidado de la naturaleza comenzaran...
Columna de opinión de Javier Ancapán, Presidente Asociación Indígena Mapu Lahual.
Mucho antes que el tema de la conservación y el cuidado de la naturaleza comenzaran a ser una preocupación para algunos sectores de la sociedad chilena, los pueblos originarios en todo el mundo tenían incorporada la necesidad de establecer una relación armónica con el entorno natural. En el caso del pueblo mapuche en particular, nuestra cosmovisión nos enseña que somos parte de la naturaleza y formamos una continuidad con todo lo que nos rodea; somos parte integral de la naturaleza, lo que indudablemente marca nuestra relación con ella. Con esta visión, resulta evidente que todo lo que le hacemos a la naturaleza repercute en nosotros, razón de sobra para cuidarla y protegerla.
Nosotros, como pueblos originarios, vemos la conservación como un todo, es por eso que siempre hablamos de territorio, lo que incluye la tierra, el mar, los ríos, el aíre y todo lo que en ellos hay; todo esto se debe manejar de manera sustentable, sobre todo hoy en día, dado que la humanidad necesita de estos recursos y sobre todo nuestros pueblos originarios y así asegurar la permanencia de estos pueblos y darle la seguridad en salud. Esto lo ratifica el artículo 4º del Convenio 169 de la OIT, que señala claramente que cualquier medida que se adopte deberá salvaguardar a las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el medio ambiente.
Desde hace años, desde la Asociación Indígena Mapu Lahual se ha estado trabajado este tema, participando en encuentros nacionales e internacionales, fomentando y capacitando a su gente, convocando y dialogando con los demás pueblos originarios del país, lo que ha permitido establecer la importancia de establecer ciertos lugares para la conservación. Es necesario destacar que la conservación como tal es un concepto relativamente nuevo para las comunidades indígenas, que éstas han ido entendiendo a su manera, en un trabajo importante que no puede dejar de lado la forma y visión de los distintos pueblos originarios.
Un aspecto fundamental en este sentido es entender que para los pueblos originarios este concepto no puede ser entendido en un sentido de conservación pura o preservación, con escasa participación de las personas que están dentro o que rodean estas áreas. Por el contrario, entendemos la conservación en un contexto en que es posible hacer uso sustentable de los recursos, pero sin una intervención depredadora, sino que a través de la forma en que tradicionalmente se ha hecho en las comunidades indígenas. No es casualidad que el territorio Mapu Lahual esté considerado como uno de los sitios importantes a nivel mundial para la conservación de la naturaleza, como tampoco lo es el reconocimiento que la FAO de este Territorio como uno de los casos ejemplares de manejo forestal sostenible en América Latina y el Caribe.
A lo largo de diversos debates hemos llegado a la definición de territorio de conservación indígena como un espacio territorial reconocido por los pueblos originarios, que involucra tanto ecosistemas naturales como modificados con valores ecológicos importantes, ya sean éstos marinos o terrestres. La diferenciación es que sobre este territorio existen, hacen uso y poseen derechos ancestrales los pueblos originarios, y en este marco éstos libremente han decidido mantener y fomentar la conservación de la naturaleza y los servicios ecosistémicos asociados y proteger el patrimonio cultural y natural, lo que incluye promover el desarrollo integral de las comunidades basado en sus prácticas tradicionales de uso sustentable. Si bien se trata de una definición en desarrollo, y que por lo tanto pueden sufrir alguna variación, es importante rescatar y valorar estos conceptos pues permiten establecer un marco general, a partir del cual interlocutar con otras instancias.
De esta manera es posible establecer un diálogo fructífero con el resto de la sociedad, que permita conservar la naturaleza como sustento de vida de los pueblos originarios y de su cultura. Así, será posible no sólo obtener el reconocimiento de nuestra particular relación con la naturaleza, sino también avanzar en el camino de diseñar y aplicar instrumentos de apoyo para lograr el desarrollo integral de estos territorios.
Es de esperar que la sociedad sea capaz de entender la diferencia entre lo que es conservación en el mundo privado y conservación desde el punto de vista de los pueblos originarios: creemos como pueblos originarios que lo que hacemos en nuestra tierra, repercutirá en nuestros lagos, ríos, mar y finalmente en nosotros mismos.
Lea extracto de esta columna publicada en diario Austral de Osorno el 03 de abril 2013 AQUÍ