El Yasuní, amenazado por 6 factores

En 1976, la Compañía General Geofísica de Francia, inició la exploración sísmica en la Región Amazónica. Durante esta década y la de los 80, CEPE y...


yasuni-8En 1976, la Compañía General Geofísica de Francia, inició la exploración sísmica en la Región Amazónica. Durante esta década y la de los 80, CEPE y Petroecuador realizaron estudios en las áreas de Ishpingo, Tambococha y Tiputini del Parque Nacional Yasuní para determinar el número de barriles de crudo que albergaba esta zona. Para llevar a cabo este tipo de procedimientos que se realizan antes de la explotación petrolera, es necesario dividir el territorio por cuadrículas en las que se colocan explosivos con una distancia de un metro cuadrado aproximadamente.

Este proceso se llevó a cabo en las 190 000 hectáreas que abarcan los tres campos. Natalie Greene, miembro de la Coordinadora Ecuatoriana para la Defensa de la Naturaleza y Medio Ambiente (Cedenma), dice que en el estudio sísmico se crean caminos y trochas para colocar la dinamita y, para lograr esto, ya se produce deforestación que conlleva a la migración de especies. Agrega que el ruido también altera a los animales del Parque causando su migración y «en el peor de los casos, la muerte». «El Yasuní ya está afectado. Decir que se va a perjudicar solo el 1% es mentira porque ya hay mucho daño en el Parque», opina Greene. En esta área protegida hay operaciones petroleras desde hace 20 años.

Un mapa elaborado con datos de los ministerios del Ambiente, de Energía y Minas y otras cinco instituciones, demuestra que en el Parque hay cinco bloques petroleros, cada uno de una operadora diferente. El 50,12% de uno de ellos (mide 120 478,89 hectáreas), está ubicado en la Zona Intangible. Los otros, aunque en menores porcentajes (1, 6, 5 y 16%), tienen presencia en este área que debería estar libre de intervención para proteger a los pueblos en aislamiento voluntario y preservar la reserva de la biósfera lejos de los campos petroleros.

Este Diario obtuvo fotografías de nuevas actividades petroleras en el noreste del Yasuní. Las imágenes, que fueron tomadas en enero, muestran territorios que han sido deforestados y una superficie abierta y sobre ella la tubería del oleoducto. En una de las fotografías se ve cómo una retroexcavadora levanta un reptil con manchas rojas en la cabeza. Un estudio publicado en el 2006 por Wildlife Conservation Society (WCS) analiza las seis amenazas principales que hay en Yasuní a causa del hombre.

El documento denominado Evaluación de Amenazas Antropogénicas en el Parque Nacional Yasuní y sus implicaciones para la Conservación de Mamíferos Silvestres presenta un mapa en el que identifica las áreas del Parque con un riesgo mayor (ver gráfico). «Especialmente, las zonas más disturbadas están concentradas en la sección noroccidental de Yasuní y parecen estar directamente relacionadas con la presencia de medios de transporte y comunicación como ríos y carreteras abiertas para facilitar la explotación de petróleo en la región», se lee en la investigación (ver puntuales).

Esperanza Martínez, de Acción Ecológica, nombra los efectos colaterales que las intervenciones petroleras producen: «Las empresas impulsan la colonización por la necesidad de mano de obra, ellas también incentivan a los huaorani a que construyan casas al lado de la carretera y esto genera la tala». En el libro ‘La Iniciativa Yasuní-ITT desde una perspectiva multicriterial’ se revela que existen cálculos que atribuyen a cada nuevo kilómetro de carretera construida en la Región Amazónica un promedio de por lo menos 120 hectáreas de bosques que se destinarán a la agricultura.

Esta relación se da porque la colonización conlleva otros efectos colaterales que se relacionan directamente con la llegada de nuevos pobladores. Luego de asentarse en zonas aledañas a las carreteras construidas por las petroleras, se dedican a actividades productivas que perjudican más la zona: cambio de uso de suelo para ganadería y agricultura, tala de árboles para el comercio de madera y caza de animales. Greene recuerda que hay partes de la carretera que están restringidas y no se conoce el estado de los ecosistemas que están en esa área y no se sabe si quienes viven ahí siguen dedicándose a la tala y caza. En el libro mencionado también se hace alusión al «fracaso» de las medidas de mitigación de impactos planificadas por la empresa americana Maxus que construyó la carretera en 1992. A pesar de las medidas, como el control para la cacería y el tráfico de especies, se formaron nuevos asentamientos humanos que no estaban contemplados en el Plan de Manejo. En el mismo texto se habla de la migración indígena como una consecuencia que no fue advertida.

Sumado a estos efectos de la carretera Maxus, nombra a la Vía Auca como un factor que ha facilitado la tala ilegal en el Yasuní. En el estudio de WCS se revela un cuadro sobre los impactos de las carreteras y los divide en dos categorías: directos e indirectos. El área del Parque que ha sido afectada indirectamente por estas vías ocupa el 36,41% mientras que el impacto directo de la misma carretera afecta en un 0,67%. La investigación

En el estudio ?se utilizó un modelo espacial raster que incluyó variables antropogénicas para desarrollar un mapa de amenazas de Yasuní. Para evaluar ?la validez del mapa como una herramienta para entender el impacto de las actividades humanas en la fauna silvestre, utilizaron información independiente de campo sobre la abundancia relativa de mamíferos medianos y grandes en doce localidades del Parque. Los muestreos ?fueron aleatorios y no se diseñaron estratificadamente con relación al mapa de amenazas. Las dos fuentes de información fueron analizadas utilizando las denominadas regresiones lineales.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/sociedad/Yasuni-ITT-amenazas-petroleo-Alemania-Ecuador_0_979102190.html#.UhYZ8RB_Hb4.twitter.

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