La situación de los
mares no hizo más que empeorar en los últimos tiempos. El aumento de la población, la falta de una legislación nacional y global estricta, clara y severa, que persiga y castigue a las empresas infractoras, el número creciente de países industrializados, la polución de los ríos, los vertidos de los barcos, las aguas fecales, los millones y millones de toneladas de plásticos que se lanzan con negligencia en sus aguas y que acaban con la vida de un sinfín de
animales o el uso y abuso de pesticidas, DDT, dioxinas y metales pesados son todas ellas causas de primer orden que explican el paulatino deterioramiento de sus condiciones. Uno de los ejemplos más claros de las consecuencias que ocasionan los vertidos incontrolados sobre los ecosistemas marinos lo descubrió casualmente el oceanógrafo estadounidense Charles Moore, quién localizó una gran mancha de
basura que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Tras estudiarla, advirtió que sus dimensiones eran colosales. Actualmente se calcula que
es dos veces más grande que la extensión de un país como España y, lo peor, continúa creciendo a un ritmo veloz.
La “sopa de
plástico”, como la bautizó Moore, está formada por unos seis millones de toneladas de desperdicios, no sólo desperdigadas por la superficie del océano sino, en algunos casos, llegan a encontrarse hasta a treinta metros de profundidad.
En Argentina, si tomáramos como ejemplo a la ciudad de Mar del Plata -Provincia de Buenos Aires- casi 600.000 marplatenses vuelcan los
desechos a la cloaca, y a la cual se agregan toneladas de grasa (de las plantas de harina de pescado de los restaurantes y de otros lugares de comidas). Pero por si esto fuera poco se reciben entre dos y tres millones de turistas en la época estival. Y esto no es un problema menor: el caudal que la ciudad descarga al mar es de 2,8 m
3 seg.
-1. durante la mayor parte del año, alcanzando en verano los 3,5 m
3.seg.
-1.
Los
océanos son el hábitat de muchos animales marinos y de una gran cantidad de vida acuática. Muchos seres vivos luchan por sobrevivir. Millones de animales marinos fueron afectados por la
contaminación y si no los ayudamos, este problema podría ser agravarse.
¿Estamos a tiempo de revertir la situación actual? Desde luego, pero no será un camino fácil ni rápido. Dado que la población no para de aumentar, no queda más que apostar por las políticas, las prácticas y las actitudes ecológicas.
Si no lo hacemos, será el propio planeta el que en último término, al ser incapaz de proporcionarnos los alimentos necesarios para sobrevivir a los miles de millones de personas que lo habitamos, nos ponga en su lugar.
Fuente: Ecoportal