By Comunicaciones Terram

Sustentabilidad Energética

Columna de opinión de Pedro Serrano, Presidente de Fundación Terram, publicada en Sustentable.cl, 24 de julio de 2006

Chile está iniciando la búsqueda de su sustentabilidad energética, no disponiendo de petróleo, ni de gas y con un carbón mineral de baja calidad. El país debe comprar poco menos del 80% de sus combustibles en el mercado mundial, lo que claramente nos hace una república dependiente y estratégicamente débil.

Es más, todos estos combustibles son no renovables, por lo tanto, aquello que tanto nos cuesta adquirir lo quemamos sin remedio, con eficiencias menores al 40 o 30%. Mucha pérdida, mucha contaminación, mucha demostración de debilidad geopolítica.

El inicio de la sustentabilidad es aún débil pero, interesante. Existen proyectos para la interconexión de energías renovables a la red, básicamente de energía de los vientos, eólica, y se está desarrollando la carpeta de leyes y normas que podrían incentivar la búsqueda de soluciones energéticas sustentables para el país. Falta mucho, pero el pie es una ventana posible para un futuro más propio de los chilenos.

Teniendo petróleo y gas sólo en pequeñas cantidades, Chile debe buscar en sus ofertas propias, qué hacer para sustituir combustibles y para reemplazar energéticos sucios por otros menos contaminantes. No hay que olvidar que la sustentabilidad del país incluye la sustentabilidad ambiental y lo anterior no se logra nunca con combustibles importados.

Tal vez la principal oferta energética que dispone Chile es la energía telúrica de su propio territorio, colocado a los pies de una gran cadena de montañas volcánicas; el país tiene en la energía geotérmica una gran posibilidad de ser sustentable a muy largo plazo. Existe tecnología en USA, Costa Rica, Islandia y otros muchos países para lograr energía del manto caliente del suelo. No son ni géiseres ni volcanes, es el manto profundo a 3000 o 5000 metros que puede aportar calor limpio para muchos usos, sobre todo para energía eléctrica y calefacción directa.

La energía solar y la eólica son también energéticos conocidos con mucho desarrollo en el mercado mundial y también doméstico, desde pequeñas cocinas solares a grandes plantas térmicas y fotovoltaicas, pequeños generadores hasta máquinas de cientos de megawatts y palas de 30 metros de diámetro, son tecnologías disponibles en un país llenos de sol y de vientos.

Finalmente existe una enorme oferta sustentable en el desarrollo de nuestra propia biomasa, la leña, que llega a ser el 20% de nuestra base energética, se puede cultivar y quemar con alta tecnología, mucha eficiencia, a un ritmo de crecimiento-consumo que resulte con emisión cero. Existe también todo un mundo de gas natural en nuestros desechos orgánicos, pero más que eso, la producción de alcoholes y aceites vegetales combustibles, como lo hace Brasil, es una promesa que puede vitalizar la economía agraria y la industria nacional de un modo sin precedentes. La biomasa chilena tiene aquí un futuro esplendor.

Pasando por alto el potencial mega-hidráulico, con todos sus impactos ambientales y sociales, Chile tiene una oferta enorme de medianos y pequeños potenciales para centrales hidroeléctricas desde 1 kilo hasta 100mwatts, que no impactarían el territorio del modo que los hace una mega central, sin tener que embalsar o represar grandes lagos artificiales. Las pequeñas centrales de paso son quizás la oferta territorial más diversa que tenemos.

Las alternativas energéticas son múltiples, pero hay que tener en cuenta que al actual esquema de dominio energético privado -basado en los combustibles y las mega intervenciones- este panorama diverso no le atrae mucho. Ellos comercian suministros convencionales, que en el modelo alternativo podrían ser fuente energética gratis para el país, las instalaciones podrían estar a precios semejantes al mercado convencional, pero el viento, el sol, la biomasa, el agua y el calor del suelo son renovables y pertenecen al país.

Obviamente, la sustentabilidad energética del país se escribirá en otro modelo, donde no va a ser fácil vencer el poderoso lobby económico y político de los combustibles.

 

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  • 23/07/2006