Expertos de la UE piden disminuir biocombustibles
By Comunicaciones Terram

Expertos de la UE piden disminuir biocombustibles

Por efectos asociados, como la deforestación y el alza de precios de los alimentos. Un panel de consejeros de la Agencia Medioambiental Europea emitió una controvertida opinión científica: la Unión Europea debiera suspender su meta de hacer andar el 10% de sus transportes con agrocombustibles hacia 2020. La Nación 22 de mayo de 2008.

Las metas de biocombustibles de la Unión Europea aumentaron y se extendieron desde 5,75% hacia 2010 a 10% hacia 2020 sólo el año pasado. Aun así, la firme intención de Europa en precipitarse hacia los biocombustibles, concluyen los científicos, ha producido un gran número de efectos asociados: desde la deforestación en el suroeste asiático hasta mayores precios de los granos.

En una recomendación dada a conocer recientemente, el panel compuesto por 20 miembros entre los que se incluyen algunos de los más destacados científicos climáticos de Europa, describió la meta de 10% como "sobreambiciosa" y un "experimento" cuyos "efectos imprevistos son difíciles de prever y controlar".

"Necesitamos disminuir esto para analizar el asunto con cuidado y luego regresar al problema", dice Laszlo Somlyody, presidente del panel y profesor de la Universidad Tecnológica y Económica de Budapest.

Según él, parte del problema es que cuando estableció las metas, la Unión Europea intentaba desesperadamente resolver el problema del aumento de las emisiones causadas por el transporte "en forma aislada", sin estudiar adecuadamente los efectos de otros sectores como el uso de la tierra y el abastecimiento de alimentos.

El consejo del panel es meramente consultivo y no está claro si la Comisión Europea seguirá la recomendación.

Se ha vuelto cada vez más claro que la búsqueda global de biocombustibles no ha producido en efecto deseado.

Más emisiones

Investigaciones han mostrado, por ejemplo, que las selvas lluviosas y las turberas están siendo despejadas para dar paso a plantaciones de biocombustibles, un proceso que produce más emisiones que aquellas que pueden ahorrar los biocombustibles. Igualmente preocupante es que la tierra necesaria para producir alimentos para las personas es plantada con cosechas de biocombustibles que son rentables económicamente, y el agua es desviada desde las reservas potables.

En Europa y los Estados Unidos, los precios de los alimentos han aumentado en forma significativa a medida que las reservas de granos disminuyen y que suben los precios del trigo.

El precio del trigo y del arroz son dos veces más caros que el año pasado y el del maíz está un tercio más alto, ha señalado recientemente la FAO (Food and Agriculture Organization) de las Naciones Unidas.

"La inflación de los precios de los alimentos golpea más fuerte a los pobres, puesto que la proporción de éstos respecto de lo que gastan es mucho más alta comparada con las poblaciones más acomodadas", dice Henri Josserand, de la FAO.

Los biocombustibles no son, por supuesto, la única razón de los altos precios de los alimentos. El combustible para transportar la comida es más caro con un barril de petróleo en más de 100 dólares. Asimismo, este año hubo sequías inesperadas.

Un análisis global de efectuado por expertos forestales en el Australian International Institute for Applied Systems Analysis, un grupo de estudios científicos, halló que los biocombustibles estaban "en conflicto con la reducción de la deforestación" y que también tenían efectos negativos en la intensidad de los cultivos y la seguridad alimentaria.

También concluye que de todas formas la fiebre por hacer biocombustibles a partir de cosechas como maíz, soya y raps no hace mucho para reducir globalmente los gases de efecto invernadero, produciendo un "ambiguo efecto en las emisiones de gases de efecto invernadero". Esto se debe en parte al cambio de uso de la tierra como la tala de bosques y parcialmente porque el propio proceso para convertir las plantas en combustibles consume energía.

La Unión Europea comenzó a promover los biocombustibles para su uso en el transporte en 2003, cuando las emisiones provenientes del tráfico caminero crecían rápidamente.

Se estableció para 2005 el 2% del combustible para el transporte proviniera de biocombustibles, cifra que subiría hasta un 5,75% hacia 2010. El primer objetivo no fue logrado y se prevé que el de 2010 tampoco lo sea. Incluso así, la meta fue aumentada a un 10% hacia 2020, elevando la presión para que los países la logren.

¿Se debe por ello concluir que todos los biocombustibles son malos? No. Pero motivados por los evidentes problemas que ahora emergen, los científicos comenzaron a mirar con más detalle sus beneficios.

Por ejemplo, el panel consultivo de la Agencia Medioambiental Europea sugiere que el mejor uso de la biomasa de plantas no es para el combustible de transporte sino para calentar los hogares y generar electricidad.

Para ser útil en los vehículos, la materia orgánica debe ser destilada para convertirse en combustible y a menudo transportada largas distancias. Para calentar un hogar, a menudo puede ser usada sin procesar, o con un mínimo de tratamiento, y movida sólo en una pequeña distancia.

Asimismo, la meta de 10% ha llevado a la destrucción de vitales recursos naturales, dice la recomendación, "aumentando las presiones sobre el suelo, el agua y la biodiversidad" en Europa y otras partes.

International Herald Tribune

The New York Times Syndicate

 

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  • 21/05/2008